En: http://www.lapatilla.com/site/2015/02/22/jose-guerra-ajuste-economico-y-represion/
José Guerra
Para algunos, el gobierno de Maduro no está haciendo nada en materia
económica mientras la crisis hace estragos, para otros si está haciendo.
Yo estoy en la línea de quienes piensan que en Venezuela está en curso
el ajuste económico más draconiano y de peor calidad que gobierno alguno
haya hecho en la historia venezolana. La política económica aplicada
por Maduro en sus dos años, ha consistido principalmente en comprimir
las importaciones hasta un punto tal de provocar una caída sustancial de
la actividad económica, de 4,0% en 2014 y muy probablemente mayor al
6,0% en 2015. Estamos hablando de una pérdida de ingresos que solo
ocurre en situaciones muy especiales, como una conflagración o un
desastre natural.
Ese ajuste que ha llevado acabo el gobierno madurista y sus ministros
de la economía, tal vez sin saber lo que hacen, se ha basado en la
aplicación de medidas restrictivas al comercio exterior sin implementar
de manera explícita una devaluación del bolívar. Es decir, el gobierno
ha pagado todos los costos de la devaluación y no ha obtenido ninguno de
sus beneficios. Una devaluación tiene el objeto de inhibir las
importaciones para promover al sector exportador y la producción interna
y, de paso, mejorar la situación fiscal del gobierno. Las acciones
encaminadas a frenar administrativamente las importaciones se han
traducido en una caída estimada de 40% de los bienes finales, materias
primas y bienes de capital importados, entre 2012 y 2015. Con esa
declinación brutal de las importaciones el resultado es una recesión
profunda de la economía.
Al mismo tiempo, las exportaciones no petroleras disminuyeron 25,0%,
la inflación acumula un aumento de más de 220,0% y el déficit fiscal se
ha expandido, en el mismo lapso. De esta manera, este ajuste económico
aparatoso ha colocado a Venezuela en el peor de los mundos, con
contracción de la economía, elevada inflación, escasez,
desvalorización, en los hechos, de la moneda, e inviabilidad fiscal.
Por esa razón, la pobreza ha rebrotado hasta sobrepasar el 50,0% en
2014, según estudios más recientes no publicados todavía.
Es evidente que con la situación descrita, la intranquilidad social
aumenta y se conforma un cuadro que propicia la conflictividad porque
muchos no están dispuestos a aceptar mansamente que la inflación les
destruya su poder adquisitivo. El gobierno ha respondido encarcelando a
los gerentes de algunas cadenas comerciales, con decomisos de mercancías
y con amenazas permanentes a los productores que todavía se arriesgan
de trabajar en Venezuela.
Con ello trata de desviar la atención de la grave crisis económica,
al lucir incapaz de manejarla y buscarle soluciones. Como esa crisis
avanza, el gobierno optó por doblar la apuesta y fue por la cabeza de
líderes políticos, en un claro intento de suprimir la actuación legal de
partidos de oposición, para de esa forma forzarlos a tomar atajos fuera
de las vías constitucionales, para con ello acentuar la represión. El
cierre de espacios para la política legal ya ha ocurrido en el Municipio
Libertador, en Caracas, donde el alcalde Jorge Rodríguez, prohibió las
manifestaciones de cualquier tipo, de las formaciones políticas y
sociales que no sean las oficialistas. Por estas razones, claramente
Venezuela está perdiendo los atributos que la definían como una
democracia, porque una democracia es más que votar cada cierto tiempo.
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