Marianella Salazar
Nicolás
Maduro superó al comandante eterno, que pasó 14 años amenazando e insultando a
Estados Unidos y no logró lo que su pupilo consiguió en solo dos años: que el
imperio nos reconozca como su enemigo por ser “una amenaza extraordinaria e
inusual a la seguridad nacional y política exterior de Estados Unidos”.
Ahora tiene la gran excusa para atornillarse con poderes extraordinarios
otorgados por la sumisa Asamblea Nacional a través de una Ley Habilitante y
culpar a la Casa Blanca, el Pentágono, la CIA, el FBI, la DEA y a los Yanquis
de Nueva York del fracasado modelo revolucionario, de la economía ineficiente y
de que la población este dedicada a la supervivencia en medio de un amplio
mercado negro.
Ahora no
es Cuba sino Venezuela el enemigo declarado de Estados Unidos. Maduro
necesitaba una dosis de oxígeno para justificar sus amalgamas patrióticas,
nacionalistas y antiimperialistas que lo sostengan en el poder y con suerte
poder convertirse en el héroe de una guerra militar con los gringos, como lo
soñó Hugo Chávez y murió sin alcanzarlo. Según Diosdado Cabello -el primero en
reaccionar destempladamente-, la declaración del gobierno estadounidense es la
antesala a un ataque militar, y pidió declarar una emergencia nacional. ¡El
delirio! Las sanciones anunciadas con nombre y apellido contra militares
responsables de la violación de derechos humanos durante las manifestaciones
estudiantiles de febrero 2014 y de una fiscal del ministerio público, a quien
señalan de “haber formulado cargos criminales a líderes de la oposición usando
correo electrónicos fraudulentos”, fueron transmutadas en “condecoraciones” y
reconocimientos, hasta el colmo de que uno de los sancionados, el director del
Sebin, general Gustavo Enrique González López, responsable de tener en los
sótanos de ese cuerpo de inteligencia un lugar siniestro, al que los torturados
llaman “la Tumba”, como el nuevo ministro de Interior y Justicia. ¡Nada más y
nada menos! Alegría de tísicos, porque serán enjuiciados, más temprano que
tarde, en cortes internacionales por violación de derechos humanos. Eso lo comprenden
muy bien en el sector castrense, sobre todo ahora, después de los anuncios de
la Casa Blanca contra funcionarios -los primeros en una larga lista-, y los
demás están poniendo sus bardas en remojo, así que no podrán continuar
haciéndose los locos ante las masacres producto de la represión ordenada por
Maduro y su ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, que está muy
preocupado de aparecer en la próxima lista negra del gobierno estadounidense,
como lo exigen los senadores norteamericanos Robert Menéndez y Marco Rubio.
Hechos
desencadenantes
La Fuerza
Armada en este momento es una olla de presión, el lunes estuvieron toda la
tarde reunidos analizando el contenido de las sanciones a militares y la grave
declaración que nos coloca como una amenaza para la nación del norte. El
momento puede ser desencadenante. Las sanciones no son contra Venezuela, son
para funcionarios corruptos y violadores de derechos humanos, en su mayoría
militares. La lógica impone moderación en la actuación de los cuerpos de seguridad
en próximas manifestaciones, pero la designación del director del Sebin en el
Ministerio del Interior enciende las alarmas sobre las verdaderas intenciones
del gobierno para impedir a sangre y fuego toda oposición. Nicolás Maduro ha
alcanzado su máximo nivel de ignominia.
Tic tac
Según nuestras fuentes de
inteligencia, “la patriota cooperante” Eva Golinger sería el puente para
obtener información en Estados Unidos que posteriormente proporciona al
gobierno de Maduro, muchas veces falsa.
Vía El Nacional
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