Monday, October 19, 2015

Nuevas acusaciones preelectorales

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Alonso Moleiro

Al corriente, ambos, de que del actual atolladero monetario precisa de un ajuste económico responsable, terminan concluyendo que muy probablemente habrá que acercarse a organismos como el Fondo Monetario Internacional para reactivar la normalidad productiva



En la última entrega de su programa de televisión, Diosdado Cabello publica los contenidos de una conversación telefónica privada que tuvo lugar entre Lorenzo Mendoza y el economista Ricardo Haussmann. 

Si le ponemos cuidado al audio, muy al contrario de lo que propone Cabello, aquel intercambio de impresiones no tuvo nada de delictivo. El empresario y el académico analizan el delicado estado de las finanzas de Venezuela, que es inobjetable, y estudian opciones, ante el desastre cambiario, en torno a la urgente necesidad de finaciamiento que, de hecho, tiene planteada la República. 

Haussman afirma, y eso es totalmente cierto, que el país no podrá salir de esta terrible crisis sin ayuda internacional. 

Al corriente, ambos, de que del actual atolladero monetario precisa de un ajuste económico responsable, terminan concluyendo que muy probablemente habrá que acercarse a organismos como el Fondo Monetario Internacional para reactivar la normalidad productiva. 

Todavía quedan chavistas que, a estas alturas, en un país en el cual una cola para adquirir jabón de bañarse puede tomar seis horas, y el sueldo de un profesional roza un nivel similar a los 20 dólares, consideran no haber celebrado pacto alguno con el Fondo Monetario Internacional. 

Queda claro que Mendoza y Hausmann parecen figurarse un 2016 en el cual se produzca algún tipo de acuerdo, de revisión doctrinaria, de acto de contricción que ilumine a la clase dirigente, y que salvaguarde a nuestro hijos de una catástrofe aún más grave que la que está en desarrollo. Nadie debe dudarlo: de seguir como vamos, las cosas se pondrán bastante peor. 

Se trata de olvidar el faraonismo populista y enfrentar la dura tarea de la recuperación económica de Venezuela. De sus finanzas y su aparato productivo. 

Lo paradójico es que mientras presenta estos audios, Cabello no comenta nada de la hondura de la crisis, del infierno inflacionario que vivimos, que sin dudas es el más grave de todo el mundo, del naufragio cambiario que ha tenido que cursar la nación ahora que ha colapsado el sistema de controles. 

Las cuentas de Venezuela están en rojo y en el país se impone el silencio que ordena Cabello. Nadie debate nada. La Asamblea Nacional jamás ha entrado a considerar ni este, ni ningún otro problema de importancia nacional. 

Nada que comprometa su capital político. 

Dígame usted si eso es ser responsable. 

El FMI no es la causa del problema de Venezuela; sería en todo caso, una de sus consecuencias. 

Los problemas de Venezuela son cuatro: hiperinflación, desabastecimiento, estancamiento económico y delincuencia. 

Ecuador y Nicaragua, gobiernos aliados de Venezuela, amantes de los símbolos y las banderas de colores, tienen acuerdos, en distintos estatus, con el Fondo Monetario Internacional. Su desempeño económico, por cierto, es bastante bueno. El FMI es un organismo que ha acertado y que se ha equivocado, y que le presta dinero a los países con gobiernos como los nuestros, que dilapidaron sus recursos, obran de forma irresponsable y además sienten que no tienen por qué rendirle cuentas a nadie de lo que hacen y dejan de hacer. 

Ese es el verdadero debate.

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