Sunday, October 18, 2015

Rafael Cadenas: Poema y Entrevista

En: Recibido por email

Poema y entrevista



Rafael Cadenas

Disyuntiva
La naturaleza de la poesía es inintencionada. — Goran Palm

Yo quería escribir un poema,
luego tuve la intención
de no tener intención
y el poema se quedó allí
detenido,
atrapado,
carbonizado entre la chispa
de las dos intenciones
y aquí lo dejo. -

Las paces

Lleguemos a un acuerdo, poema.
Ya no te forzaré a decir lo que no quieres
ni tú te resistirás tanto a lo que deseo.
Hemos forcejeado mucho.
¿Para qué este empeño en hacerte a mi imagen
cuando sabes cosas que no sospecho?
Líbrate ya de mí.
Huye sin mirar atrás.



Sálvate antes de que sea tarde.
Pues siempre me rebasas,
sabes decir lo que te impulsa
y yo no,
porque eres más que tú mismo
y yo sólo soy el que trata de reconocerse en ti.
Tengo la extensión de mi deseo
y tú no tienes ninguno,
sólo avanzas hacia donde te diriges
sin mirar la mano que mueves
y te cree suyo cuando te siente brotar de ella
como una sustancia que se erige.
Imponle tu curso al que escribe, él
sólo sabe ocultarse, cubrir la novedad,
empobrecerse.
Lo que muestra es una reiteración
cansada.
Poema,
apártate de mí. ~

La poesía debe agitar

Entrevista a Rafael Cadenas

Antonio Lucas
Publicada en elmundo.es en Madrid el 18/10/2014
http://www.cesarmiguelrondon.com/opinion-2/desde-el-exterior/la-poesia-debe-agitar-entrevista-rafael-cadenas/

Una de las voces más potentes de Hispanoamérica, protagoniza PoeMAD -el Festival de Poesía de Madrid-. Conoció la cárcel y el exilio. A sus 84 añosultima dos libros.

A Rafael Cadenas hay que escucharlo entre silencios. O mejor: dentro de ellos. Sus largos silencios de hombre que duda. Silencios donde la
mano va a la cara y deja en suspenso una frase que no está del todo rematada.
Es uno de los grandes poetas latinoamericanos. Formó parte del grupo venezolano Tabla Redonda, donde se reunieron algunos escritores principales de su generación. Es autor de una obra donde la poesía y el pensamiento encuentran el sitio y se acompasan. También ensayista y traductor. A los 84 años manifiesta un cansancio de paso lento, pero qué calidad y abundancia de escritor.

Prepara dos libros de poemas mientras observa espantado la degeneración de Venezuela, donde vive alerta ante los atropellos del régimen de Nicolás Maduro. Se muestra acosado de desengaños, pero amarrado al folio como la única balsa posible en quien ya cumplió con todos los desencantos, menos el de la palabra.
Militó en el Partido Comunista. El dictador venezolano Pérez Jiménez lo envió a la cárcel. Conoció el exilio. Se apartó del comunismo cuando entendió que Cuba no era la arcadia ideal, sino una dictadura al completo. Y con ese equipaje se fue conformando como un solitario con buenos amigos. En España, la editorial Pre-Textos publicó casi toda su obra en verso.

Lleva algo más de un mes residiendo en la Fundación Marguerite Yourcenar de Lille y este sábado es el protagonista del Festival de Poesía de Madrid, PoeMAD (patrocinado por la Fundación Aquae), donde conversará con el periodista Juan Cruz, a las 17:30, en el Cuartel del Conde Duque. Reflexiona con entusiasmo sobre su escritura, aunque huye del halago ("a mí la palabra que más me retrae es éxito", dice). De la situación política y social de su país escribe, y denuncia, y explica, y no exige complicidad sino que sólo reclama escucha.

Algunos de sus versos tienen ese cuño de lo memorable que sólo alcanzan algunos escritores poderosos: "Tal vez sólo para hacerte sitio/ me tiene en pie la vida". O recuerda a otros, como a Rilke: "No debes comprender la vida; entonces ella se volverá una fiesta". Y en eso estamos.

¿De qué modo vive hoy en usted la poesía?
No como antes, claro. Cuando era joven la poesía era para mí algo febril. Uno de mis libros, Cuadernos del destierro, lo hice en ese estado. Escribía a todas horas, en cualquier parte… Pero esa
situación no se volvió a repetir. Todo se hizo más lento en mí. Ahora paso meses en blanco. Son periodos de sequedad para los que busco algún antídoto, como sucede con el libro que saldrá en breve en Caracas. Se titula Contestaciones y tomo poemas de otros autores, versos sueltos o declaraciones de políticos y les contesto. Algunos de esos textos son de carácter político. Y muchos de ellos, críticos.

¿La edad le ha hecho más escéptico?
Diría que sí… A partir de mi alejamiento del comunismo sentí un gran desengaño. Y creo que fue muy importante para mí. Me refiero al desengaño, porque detrás de cada desengaño hay una apertura a lo nuevo, a lo insólito. Aunque más que de escepticismo prefiero hablar de estado de vigilancia o de alerta, así es como me siento. Y siempre dudando.

Y para mantener esa atención despierta le sirve la poesía…
Claro. La poesía debe agitar. En un poema mío muy breve, titulado Despertar, digo: «Tal vez sólo para hacerte sitio/ me tiene en pie la vida». Ese despertar al que me refiero ha sido mal entendido por algunos porque creen que tiene que ver con un estado de iluminación excepcional. Pero en verdad tiene que ver con la vida corriente, con la valoración de la vida corriente y del presente, que es lo único que hay. El sólo futuro es una construcción mental.

¿Qué queda del espíritu de aquel grupo combativo que fue Tabla Redonda en el poeta que es hoy?
Primero, el sentido de la amistad. Y después queda algo de aquella certeza de saber que fue el último periodo en que creímos en la posibilidad de la Revolución cubana. Nos dimos cuenta de que aquel hecho histórico, como suele ocurrir, se convirtió en una dictadura total sostenida por la Unión Soviética, y actualmente por el Gobierno de Venezuela. Me quedó, pues, la imposibilidad de creer en ciertos ideales

Como los del marxismo…
Sí, pero no porque fuera traicionado sino por descubrir que el germen de lo que vino estaba ya en él. El gran escollo del marxismo sigue siendo la libertad. Es inconcebible un régimen democrático de cuño marxista. Pues ese ideario es lo más parecido a una monarquía absoluta. Y Venezuela se encamina en esa dirección. El régimen
actual ha creado un ídolo con fines de permanecer en el poder y dominar totalmente al país… ¿Le puedo hacer una reflexión sobre algo de España?

Usted dirá.
El fenómeno de Podemos me parece muy grave. Lo digo por la experiencia que los venezolanos hemos tenido. Tengan cuidado y defiendan su democracia, aunque tenga fallas, aunque exija reformas. Eviten cualquier posibilidad de que un caudillo pueda llegar al poder y destruirla. No crean en el uso que hace el poder de la figura de Bolívar.

La idea del caudillo quizá es algo exagerada…
Bueno, pero hay que estar atento a las sociedades que caen en la antipolítica. Es lo que sucedió en Venezuela. La gente, decepcionada de la democracia, perdió el interés político. A todas horas se oía que son todos unos corruptos, que mienten, que roban… Y puede ser cierto, pero allá fue letal la convicción de tantos. Entonces empezaron a creer que lo que hacía falta era un militar en el poder, el gendarme necesario. Pues bien, ahí lo tenemos. Ya tenemos un régimen militar que ejerce la censura y la amenaza.
¿Tiene miedo?
En Venezuela hay miedo. Sobre todo a la delincuencia y a la represión que ejerce el poder. Personalmente no estoy exento de nada de eso. Pero hasta ahora no he tenido más problemas que los insultos de los partidarios del régimen.

¿La literatura es su fuerza y la poesía su cobijo?
Suscribo que la poesía es un cobijo contra la tormenta ante la degeneración del país. Y la literatura, en general, puede tener un sentido terapéutico. Me refiero a la buena literatura, por supuesto. Respecto a la fuerza, no sé si en mi caso la resistencia es cuestión de fuerza o de suerte. Soy un hombre sin carácter. Es como si la vida me llevara. Y eso, a veces, me produce temor. Es como si tuviera un yo débil. Y para cualquier empresa, sobre todo espiritual, se necesita un yo fuerte. Siento mucha admiración de esas multitudes que muestran unos egos tan firmes.

Su poesía, quizá en ese sentido, es cada vez más esencial…
Y hasta más breve. Estoy preparando un libro de poemas donde cada uno sólo tiene tres versos y que se titulará ‘En torno a Basho y otros asuntos’. La poesía, a cierta edad, también es un desaprendizaje.

Rafael Cadenas (Barquisimeto, 1930). Poeta, ensayista y profesor universitario venezolano. Formó parte del grupo «Tabla Redonda» a comienzos de la década de los sesenta. En 1985 recibió el Premio Nacional de Literatura de Venezuela y en 2009 el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, en Guadalajara, México.


En 1946 publicó su primer poemario en una imprenta local de Barquisimeto, con prólogo de Salvador Garmendia. Desde temprana edad combinó la pasión por la literatura con la militancia política en el Partido Comunista de Venezuela. Por esta razón sufrió cárcel y exilio durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Se refugió en la isla de Trinidad hasta 1957. En Caracas escribe y publica Una isla (1958), Los cuadernos del destierro (1960) y Falsas maniobras (1966). Durante esos años forma parte del grupo de debate político y literario «Tabla redonda», junto con Manuel Caballero, Jesús Sanoja Hernández, Jacobo Borges, entre otros. Por décadas fue profesor en la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela.
Dotado de una refinada sensibilidad para la experiencia poética, este singular poeta venezolano se caracteriza por crear una obra densa y estrechamente vinculada al pensamiento filosófico. Siguiendo la tradición de Hölderlin, Rilke y José Gorostiza, su poesía parece fusionar los derroteros de la actitud reflexiva con la inspiración pura.
Su poema más famoso «Derrota» ha trascendido como la marca poética de la generación de los años sesenta. Su obra más celebrada es el poemario Amante, en el que expresa toda su fina sensibilidad. Interesado también en la práctica de la traducción poética y en el ensayo. Traductor de Segalen, Lawrence y Whitman, ha ejercido una importante influencia con sus poemarios Los cuadernos del destierro (1960) y Falsas maniobras (1966).

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