Thursday, October 27, 2016

La democracia no perdona

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Editorial El Nacional

Quienes están al frente de la Fuerza Armada le hablan al país como si estuvieran por encima no sólo de la ley y la justicia sino de la memoria histórica. Se declaran en franco desacato ante la Constitución Bolivariana de Venezuela y del poder legislativo, cuestión por demás insólita en una democracia moderna. No contento con ello les parece de lo más normal apoyar el lado oscuro del poder, es decir, de quienes han violado la carta magna, pervertido el poder moral, saqueado el tesoro público y arruinado a la industria petrolera.
Por fortuna, ya en esta parte del mundo no vivimos bajo la esclavitud del pensamiento y de la opresión ejercida por el peso y la fuerza de las armas. Recientemente revelamos en este mismo espacio cómo Estados Unidos había liberado del secreto oficial los documentos relativos al papel del general Pinochet y de las Fuerzas Armadas durante los años de intensa represión luego de la caída de Allende. Los magistrados de la alta corte de justicia quedaron expuestos como vulgares cómplices en los asesinatos y la vulneración de los derechos humanos de los ciudadanos chilenos.
Por otra parte, ayer se publicó en la prensa argentina la decisión del papa Francisco de dar a conocer los documentos secretos de la Iglesia Católica, debidamente copiados y clasificados, acerca de la etapa de torturas, desapariciones y muertes de prisioneros por parte de los militares argentinos y su sangrienta dictadura. Desde luego esto no es más que el inicio de una larga cadena de secretos que serán puestos al descubierto en América Latina.
Todo esto viene a cuento porque en Venezuela, quiérase o no, también llegará ese tren de la historia, pero con el agravante que muchos de los señalados no estarán tan viejos como los militares argentinos o chilenos, sino vivitos y con buena salud para responder por crímenes que no prescriben porque son delitos de lesa humanidad. De manera que aún están a tiempo de apearse del autobús.
Una señal de que esa hora se aproxima lo constituyen las marchas convocadas ayer en todo el país por la oposición democrática y pacífica, a las cuales acudieron muchedumbres ansiosas de recobrar su derecho a manifestar en paz, a convocar por la vía constitucional el referendo revocatorio y a exigir a los magistrados del Tribunal Supremo y a las señoras del CNE que respeten sin mayores interrupciones la voluntad popular.
Los militares no pueden hacer oídos sordos a las exigencias populares que, como bien lo saben, cada día irán en aumento al sentirse defraudadas y estafadas por la camarilla que nos gobierna. La oposición ayer habló muy claro y anunció rotundamente los próximos pasos que piensa dar. No es una conspiración tejida al filo de la medianoche sino el explícito rumbo que tomarán las protestas ciudadanas si se sigue torpedeando la salida constitucional que indica la carta magna. 
Viene un paro cívico, pacífico y voluntario, vienen más protestas y marchas cuyo objetivo anunciado es llegar a Miraflores. Viene un momento histórico y la Fuerza Armada no debe caer en la trampa de la represión brutal porque con ello estaría escogiendo su propio y lastimoso destino. La democracia nunca olvida.  

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