César Miguel Rondón
Días atrás dijimos que estos son los días finales del régimen. No sabemos cuántos son, pueden ser muchos, pueden ser pocos. Pero no cabe la menor duda de que estos son. Ayer estos días tuvieron un acento particular. La “toma de Venezuela”, definida así por la dirigencia opositora, resultó exitosa. No tanto por la convocatoria como por lo que implicó en sus consecuencias políticas. Ciertamente impresionan las fotos con la multitud en la Francisco Fajardo en Caracas, pero más importante es lo que destaca El Nacional: “Los participantes de la Toma de Venezuela no regresaron a sus hogares con las manos vacías”. Esto en clara alusión a aquello de “marchar y marchar y no pasa nada”. El Nacional subraya que no se regresó con las manos vacías porque el Secretario General de la MUD, Jesús Torrealba, entregó la agenda para los próximos días. El viernes 28, además de la convocatoria a una huelga general de 12 horas, la Asamblea Nacional declarará la responsabilidad política de Nicolás Maduro, y el 3 de noviembre el pueblo irá a Miraflores “a llevarle su carta de despido”. Es decir, hay una agenda política programada para incrementar la presión sobre el régimen.
Evidentemente, éste no va a ceder. Pero se trata de un pulso, de un forcejeo en el que los dos contrincantes ya no tienen escapatoria. El que insista y persista, con maña, paciencia y estrategia, será el que logrará torcerle el brazo al contrario. Por un lado el gobierno, aferrado a permanecer en el poder al costo que sea, y por el otro el país, representado en esas multitudes que ayer llenaron las calles, empeñados en salir de la manera más expedita, pacífica y constitucional del gobierno de Nicolás Maduro.
Ahora, hay un detalle a considerar. Ayer la manifestación fue pacífica solo en Caracas, en el interior del país hubo terribles hechos de violencia. Está el caso muy notorio de Laura Marina Lara. La señora Lara, con dos meses de embarazo, estaba entre los manifestantes en la ciudad de Maracay. Lanzan las lacrimógenas y entra junto a otros a refugiarse en un edificio. Pero por un lado entra ella y por el otro entra un enjambre de policías a caerle a golpes y patadas a mansalva. Gracias a que una cámara de seguridad del edificio captó el hecho, pudimos ver la salvajada terrible de la policía de Tareck El Aissami. Es el mismo caso, recordaran ustedes, de cuando los ajusticiamientos en el mismo Estado. Gracias a una cámara escondida se pudo ver cómo, en efecto, la Policía de Aragua ajusticiaba a presuntos delincuentes. Claro, ante la evidencia de este nuevo video, el gobernador Tareck El Aissami, al parecer, pidió abrir una averiguación a los funcionarios policiales. Y el otro Tareck, el Defensor del Pueblo, también forzado por la evidencia, decidió abrir otra investigación. Y uno se pregunta, ¿y si no se hubiese filmado? ¿Y si no hubiese estado esa cámara de seguridad allí, oculta, inesperada, qué habría pasado?
Cuentan que en Mérida disparaban perdigones a los ojos de los manifestantes. Otro hecho salvaje. En el Zulia hubo hasta balazos, y eso ha traído sus consecuencias con la policía del Municipio San Francisco. En los próximos días va a incrementarse la presión, ojalá no se incremente la violencia. Estos casos de ayer son emblemáticos de lo que puede hacer un régimen desesperado para aferrarse al poder. Ojalá prive la sensatez de lado y lado.
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