Melanio Escobar
Para quienes hemos vivido durante más de 17 años los golpes constantes de una caída al vacío sin fondo –que es el deterioro social y de libertades que llamamos nuestra patria– pareciera sencillo leer el título de esta columna en voz alta como algo natural y de antigua data, conocido por todos y fácil de argumentar, hasta inclusive tácito, pero no, no lo fue hasta que el dictador Nicolás Maduro, en la utilización mezquina del poder judicial y electoral, frena toda posibilidad que tiene la sociedad venezolana de resolver sus problemas por las vías pacíficas, de consulta, constitucionales y democráticas.
Oficialmente y con mucha tristeza, las organizaciones sociales y de derechos humanos nos hemos visto en la obligación de declarar ante el país el carácter anti democrático y dictatorial en el que nos encontramos sumergidos gracias al gobierno revolucionario, que ahora es reconocido nacional e internacionalmente como una dictadura. En ese mismo orden 54 ONG le refirieron una carta al secretario general de la OEA, Luis Almagro, solicitando la reactivación de la carta democrática interamericana al gobierno venezolano, y mientras esto se anunciaba públicamente, podíamos ver a través de algunos enlaces de internet o por el servicio de VivoPlay, la sesión de la Asamblea Nacional donde la mayoría de diputados –electos por el pueblo– hacían una apertura de juicio político contra Nicolás Maduro.
No es mi intención hacer de cronista de estas acciones, aunque algunas veces me he visto en la obligación de ser partícipe desde la organización que dirijo: @RedesAyuda. Lo que sí deseo que sea completamente intencional en esta columna, es recordarle al lector que no está solo, que aunque los problemas que nos agobian diariamente parecen interminables y que cada día el autoritarismo se profundiza, todavía hay un sector político, social y humanista que trata de resolver, por los canales pacíficos y democráticos, este escenario de conflictividad tan grande que abraza nuestro país. Que muy a pesar de que el alto mando militar, en una alocución en cadena nacional comandada por Padrino López nos confirme que esta es una dictadura cívico militar, debemos recordar que estos militares no están preparados para la democracia; que nuestros métodos cívicos no entran dentro de su escasa mente que solo está adecuada para la corrupción, el atropello y la criminalidad; que aunque nos traten de amedrentar con grupos violentos asaltando espacios de debate y pensamientos, nuestra gran arma jamás podrá ser igualada y mucho menos socavada.
Somos dueños de la razón, de la verdad, de la justicia y de la historia. Así que nuevamente, lector, repito, no estás solo, no estás solo en el padecer y mucho menos estarás solo en el camino que implica la democratización de Venezuela, y que una vez que logremos recuperar el hilo democrático roto por la dictadura de Maduro, necesitaremos de ti, de mí y de todos para volver a darle un sentido a la existencia de la nación. Enfrentamos tiempos oscuros, pero esa misma oscuridad enfrenta lo único que puede derrotarla, nuestra luz.
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