Saturday, October 29, 2016

Padrino entre palabras

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Editorial El Nacional

El ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, vive en un mundo raro, extraño y distante que no es, precisamente, Venezuela y sus lacerantes problemas. Asistió a un acto solemne ocurrido en el Panteón Nacional con el único objetivo (nunca se sabe) de recordar los 140 años del traslado de los restos del Libertador Simón Bolívar al sitio que su grandeza merece aquí en Caracas. Desde luego, los venezolanos le agradecemos al general Padrino la gentileza de no haber seguido los pasos del héroe galáctico que, para su desgracia, se puso a jorungar los huesos del héroe de Carabobo.
Como es de costumbre, el ministro de la Defensa se permitió unas palabras presuntamente alentadoras para los concurrentes y algunos oyentes y televidentes del resto del país. En ellas instó a los venezolanos que "convocan al enfrentamiento" –¿la oposición o el capitán Cabello, Jorgito Rodríguez y el propio Nicolás Maduro?– a que se dediquen a tareas más fructíferas y sencillas, como por ejemplo, "construir la paz, mantener la concordia, la tolerancia y a dialogar".
Quienes desde sus hogares escuchaban las palabras del general Padrino dieron un respingo, le subieron el volumen a los aparatos de televisión y se concentraron en este inesperado, al parecer, viraje en el discurso militar. Pero más asombrados y patitiesos se quedaron cuando le oyeron decir a Padrino estas luminosas frases: "Basta de hipocresía, basta de farsa, basta de violencia también. Ya basta, es hora de construir en hechos concretos la paz de Venezuela".
El estupor flotó en el aire y cada quien en su hogar se dedicó a examinar, con escéptica mirada propia, los propósitos verdaderos del general Padrino al lanzar ese llamado a enterrar el enfrentamiento entre los ciudadanos de este país que, como todo el mundo sabe hasta la saciedad, está permanentemente impulsado desde Miraflores y la cúpula de nuevos ricos del PSUV.
¿Olvidó el general Padrino López que su héroe personal, como lo ha confesado en variadas oportunidades, el comandante Chávez, inició su carrera política mediante un sangriento golpe de Estado? No se acuerda de aquella famosa y sádica frase del mismo comandante en su campaña electoral en la que prometía "freír en aceite las cabezas de los adecos". ¿No habrá sido esa frase el huevo de la serpiente, el inicio de los "enfrentamientos" que usted hoy, general Padrino, pide públicamente que se le dé cese de una vez por todas?
Resulta por lo demás llamativo que usted emplee palabras como "farsa, hipocresía, violencia", cuando desde el alto mando oficialista se pisotea sin piedad la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, nuestro más sagrado texto ciudadano. ¿No resulta una farsa hablar del derecho al voto mientras desde el Consejo Nacional Electoral se entorpece, a petición grosera y pública del Poder Ejecutivo, la implementación de los pasos reglamentarios para convocar el referendo revocatorio?
¿No resulta un gesto por demás hipócrita que los magistrados del alto tribunal sean alérgicos a impartir justicia? ¿No es una muestra de violencia institucional que el Sebin, manejado por un oficial de la FAN, irrumpa a altas horas de la noche y sin orden de la fiscalía o de un juez, allanen a la fuerza los hogares de ciudadanos inocentes, los despojen de sus bienes domésticos y, colmo de los colmos, carguen hasta con los alimentos que están en la nevera?




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