Wednesday, December 6, 2017

Carlos Blanco: Hastíos dominicanos

El fracaso del encuentro del 1 y el 2 de diciembre entre los representantes del régimen y del G4 (AD, PJ, UNT y VP) era inevitable, pues los opositores no estaban en condiciones de esgrimir amenazas creíbles para forzar a negociar en serio y cumplir lo acordado.
Para obligar al régimen se requieren una o varias condiciones: la unidad opositora, la presión internacional, la movilización de calle y apoyo military.
La unidad se desmoronó cuando los dialogantes abandonaron el mandato del 16 de julio, respaldado por 7,6 millones de ciudadanos; la presión internacional se dividió cuando el G4 se distanció de la firme posición de Luis Almagro, secretario general de la OEA, y de los gobiernos que han adoptado sanciones contra personeros del régimen, y más bien abrió el camino a otros que se esfuerzan en convencer a Maduro para que haga concesiones pero sin que se ponga bravo; la movilización de calle bajó debido a la locura represiva que ocasionó más de 130 asesinatos y que infundió natural temor en los ciudadanos, pero, además, tuvo el ingrediente de la decisión del G4 de concurrir a las elecciones regionales y dejar al garete la protesta ciudadana; el apoyo militar es mirado con desdén por los negociadores y hasta ahora luce débil y disperso como para generar una verdadera presión sobre el régimen.

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