Salvo algunas excepciones, en el mundo actual se ha venido construyendo un sólido cuerpo de principios éticos para la observancia de los derechos humanos, institucionalizado a través de instancias, entre otras, como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Corte Interamericana, la Corte Penal Internacional, Tratados y Protocolos Internacionales, las Convenciones de Naciones Unidas y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Este cuerpo doctrinario, a su vez, está íntimamente ligado con el tema de la inclusión social para legitimar la democracia y que esta se coloque al servicio de los grupos sociales más vulnerables y evitar así la explicable y extendida insatisfacción que existe sobre la eficacia de sus acciones y está ligado también con el establecimiento y vigencia de la garantía de libertad política para que sea el pueblo el que decida quién ha de gobernarlo. En síntesis, la búsqueda de la equidad, sin distingos ideológicos, se ha convertido en un objetivo fundamental para fortalecer los sistemas democráticos, procurar una adecuada redistribución del ingreso, y una eficiente y efectiva
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