La definición de emigrar (abandonar el propio país para establecerse en otro) me parece excesivamente neutra. Al hacerse de esa manera no nos indica todo lo que el hecho realmente implica en ciertas situaciones. Una cosa es irse pleno de alegría del país de origen a otro que se ama por los múltiples atractivos y oportunidades que ofrece, y otra muy diferente es marcharse con el peso del dolor a cuestas por motivaciones ajenas a nuestra voluntad. En este segundo caso nos encontramos entonces con una manifestación de huida; nos marchamos presionados por una realidad que nos aliena y hace de la experiencia de vivir un martirio....
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