Era inevitable que recrudecieran nuevamente las protestas en Venezuela. Las profundas y disímiles crisis que afectan al país son sus inequívocos detonantes. Si alguien tiene dudas acerca de las motivaciones subyacentes, sólo tiene que mirar a su entorno más cercano y, de manera desprejuiciada, hasta su propia realidad para dar con los múltiples entuertos y agravios. Una rápida evaluación de éstos últimos nos explicará la magnitud y fuerza de la irrefrenable algarabía.
El día a día de la gente se ha hecho cada vez más irreal, más evanescente. Se come poco; la higiene del baño sólo se cumple uno que otro día y a cuentagotas; el salario apenas alcanza para cubrir muy pocas de las múltiples necesidades; el suministro de gas ha desaparecido en muchos pueblos y ciudades del país, obligando a la población a utilizar la poca leña que se consigue o desechos de madera en mal estado; los servicios de luz y agua son hoy peores a los que había hacia mediados del siglo pasado, y el sistema de salud experimenta restricciones sofocantes que imposibilitan su propósito fundamental.....
EN: https://www.elnacional.com/opinion/se-avivan-las-protestas/
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