En: http://www.lapatilla.com/site/2014/09/04/jose-domingo-blanco-mingo-culillo-al-sacudon/
José Domingo Blanco (Mingo)
Para que el “Sacudón” de Maduro hubiera tenido algo de “sacudón”, la
cadena debió transmitirse desde la sede de Funvisis para que, al menos,
algo medio telúrico hubiese en el título de sus anuncios. Llevaba días
alardeando de su paquetazo. Generó expectativas y, al final: ¿para qué?
Visto objetivamente, no hubo nada excepcional que nos haga pensar que
finalmente va a aplicar los ajustes que se requieren para resolver la
seria crisis económica que tiene en estado de coma a Venezuela.
¡Las medidas de Maduro no llegaron ni a temblorcito! Enroques, uno
que otro nombrecito medio nuevo para comandar las carteras
ministeriales, una especie de bono vacacional para Ramírez quien,
supongo, ahora como canciller, se encargará de darse unos buenos
viajecitos intentando establecer relaciones diplomáticas con otras
naciones; aumento del champú y de los pañales. De resto, lo sustancial,
de nuevo, queda engavetado y olvidado por miedo al altísimo costo
político que hubieran tenido las medidas que hay que tomar para darle el
viraje a nuestra economía. Con estos anuncios del martes no vamos a
salir del hoyo negro donde estamos inmersos. ¡Qué va Nicolás! Te
chorreaste: esto no fue ningún sacudón, esto no fue ni un
temblorcito…aquí necesitamos gobernantes con agallas, sin medio a perder
el coroto, que amen a Venezuela, más que al poder y a sus bolsillos.
Por supuesto, las reacciones a la “meneadita” de Maduro no se han
hecho esperar. Los expertos se preguntan por qué Nicolás no planteó
ajustar el gasto a los ingresos reales de la Nación. Tampoco dijo ni pío
sobre la desburocratización del Estado. Es más, el tímido enroque de
ministros y fusiones de ministerios en lo absoluto apuntan a esa
dirección. ¿Por qué, por ejemplo, si Maduro todavía tiene vigente su Ley
Habilitante, fue incapaz de mencionar que va a continuar su cruzada
para combatir la corrupción en el Estado? Si ahora hasta tenemos un
nuevo ente: Autoridad Única para Trámites, que supuestamente, se creó
para evitar más corrupción; y resulta que quien buscará a Rafael Issea
por fraude mil millonario con divisas será Interpol.
Nicolás: ¿dónde está la “Revolución Fiscal” que ofreciste el 15 de
julio al país entero? ¿Qué te pasó con el aumento de la gasolina y la
venta de Citgo? ¿Por qué reculaste? Hasta afuera de nuestras fronteras
estaban esperando definiciones en cuanto a una nueva política cambiaria
que, probablemente, terminaría entre cambio dual o convergencia, y esto
muy a propósito de que uno de tus supuestos hombres de confianza, como
Rafael Ramírez, te jugó posición adelantada y lo comentó delante de unos
chivos inversionistas, según parece, sin habértelo consultado. Es más,
me consta, que en las primeras de cambio, luego del diálogo que tú mismo
convocaste en Miraflores, el presidente de Polar –con la mejor
intención- tomó la palabra y te exhortó a que decretaras la emergencia
económica. Hubo asesores, que te presentaron planes –no uno, sino
varios- todos de emergencia, que contemplaban incentivos a la producción
interna.
De igual manera sé, de fuentes vinculadas al Palacio, que te han
hecho llegar propuestas y un listado de los rubros alimenticios que
deberían tener aumento de precios. Y nada de eso mencionaste el martes:
sólo hablaste de champú y pañales. No recuerdo si ratificaste lo de las
captahuellas en los automercados, una idea que te vendieron como la
panacea para frenar la escasez y que lo único que esconde es una nueva
violación a la libertad y los derechos que deberíamos gozar los
venezolanos.
Y designaste a Ramírez en la Cancillería; me pregunto: ¿para que haga
el mismo papel que hiciste tú cuando ejerciste ese cargo? La única
diferencia que puedo vaticinar es que posiblemente Ramírez, dada su
trayectoria, implantará una especie de Petrodiplomacia, mientras su
hombre de confianza asume la presidencia de PDVSA, la gallina –cada vez
más flaca- de los huevos de oro de nuestro país.
¿Qué pasó con los mecanismos de control del gasto público? Hay
descontento, Nicolás. Los técnicos, los pragmáticos de tu gobierno,
hubieran querido escucharte anunciando sus sugerencias para salir de la
crisis; pero, decidiste hacerle caso a los radicales de siempre que, al
final, a lo único que le temen es a perder el maná que han significado
estos 15 años en el poder. Y por supuesto, más militares en puestos
clave, comandando los ministerios que manejan groseras cantidades de
recursos.
A Maduro, su misma gente de la marea socialista, le ha dicho que no
se puede maquillar o hacer simples cambios cosméticos; que lo
importante, así como construir fondos de reservas, es auditar al BCV y
que las cuentas y la administración pública sean transparentes. Incluso
llegaron a decirle que si esta es una revolución cívico-militar, no
puede ser militarista. Tu gente, la que no es radical, tenía fe en que
el sacudón, serviría incluso para mejorar la calidad política de la
dirección, algo más profundo que un simple cambio de ministros. Atajar
en calientico los errores para resolverlos.
Nicolás: corriste la arruga. El martes debiste hablar desde la sede
de Funvisis, para que el sacudón, que no llegó ni a meneadita, hubiera
tenido algún sentido. Pero sospecho que algo muy grave está por venir,
porque mientras hablabas, los comunistas invocaban “Chávez nuestro que
estás en el cielo” una blasfemia que, supongo, les calma el culillo.
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