Todas las acciones post 6 de diciembre adelantadas por Maduro apuntan a precipitar la crisis política. La situación amenaza con tornarse muy grave al coincidir con la acentuación de la crisis de abastecimiento que también se cierne sobre los venezolanos.
Por @FariasJoseLuis
¿Qué busca el heredero con sus actuaciones a lo Jalisco, de si pierde arrebata? Es difícil establecer si se trata de acciones producto de una estrategia política para sacar algún beneficio o de decisiones resultado de una letal combinación de ignorancia con estupidez. Cuesta hacerlo porque frente a un cuadro tan crítico como el que afrontamos, la sensatez parecería ser la respuesta más obvia y no la barbarie.
Sin embargo, conociendo al personaje, me inclino más a pensar que se trata de la segunda opción. Anunciar el desconocimiento a toda la legislación que emane de la Asamblea Nacional, crear la Asamblea Nacional Comunal, aprobar 34 nuevos magistrados al TSJ, agitar las aguas de la violencia llamando a sus malandrines a impedir la instalación de la nueva AN el 5 de enero no son actos de una estrategia que redunde en beneficio de nadie.
Mucho menos esconderse en Cuba o en cualquier otro lado, mientras la escasez, que en septiembre rayaba en un 70 % y hoy se encuentra en cero en varios productos alimenticios, y la hiperinflación estrujan el estómago del pueblo desbordando su paciencia.
Maduro ha colocado el país al borde del precipicio de una crisis de catastróficos resultados. La hambruna se siente cada vez más cerca y la anomia social se expresa cotidianamente. Todo por un personaje sin el coraje para pagar los costos políticos de unas medidas que ha debido tomar hace tiempo y cuya postergación acentúa la incertidumbre.
El país no puede continuar con el sistema de controles de precios y cambio que ahoga la economía y nos empobrece cada día más.
El precio “justo” es un esperpento que produce escasez, colas, pérdida de tiempo útil y por ende arrechera, mucha arrechera.
El dólar a 6,30 es el mayor incentivo al robo que puede haber en el país, junto con la falta de un cambio único.
Son múltiples las formas de proteger a los sectores más vulnerables de la población de los efectos de un ajuste de precios y cambio a través de trasferencias y subsidios directos, mucho más dignas y justas que el perverso racionamiento y el clientelismo populista.
Sin tomar decisiones no será posible reestructurar el “legado” de la descomunal deuda, pensamiento y obra del Eterno que nos ha comprometido por varias generaciones. Ni por supuesto, conseguir el respaldo financiero internacional para sacar del foso a la república. Al señor Maduro, le sale tomar una pronta decisión al respecto.
Que el hijo del Galáctico no reconozca la derrota electoral es grave, pero que no admita la desmesura de la crisis económica es vesania pura y dura. El tiempo apremia y no está demás recordarle la estrofa del himno de la Federación que seguramente ha tarareado varias veces sin percatarse del contenido de su letra:
“El cielo encapotado anuncia tempestad,
el sol tras de las nubes pierde su claridad,
oligarcas temblad, viva la libertad”
el sol tras de las nubes pierde su claridad,
oligarcas temblad, viva la libertad”
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