Friday, October 21, 2016

Chavistas españoles

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Editorial El Nacional
Lo noticia ha recorrido el mundo y las alarmas se han encendido. La barbarie hace su entrada en el campus y provoca abrumadora preocupación. El hecho sucedió en Madrid hace apenas un par de días y ahora lo comentamos aquí. ¿Por qué? Porque nos incumbe íntimamente, como se podrá ver a continuación.
El ex presidente Felipe González y el presidente del Grupo Prisa, editor de El País, Juan Luis Cebrián, se preparaban para ofrecer una conferencia en la Facultad de Leyes de la Universidad Autónoma de Madrid. No fue posible. Un grupo violento lo impidió mediante gritos y actitudes amenazantes que espantaron a la concurrencia.
Los vigilantes aseguraron los portones del lugar para impedir que los violentos atacaran físicamente a los frustrados expositores. Ante la creciente hostilidad, multiplicada en insultos por la aparición de autobuses con estudiantes llegados de otra facultad, la decana suspendió el acto.
Los manifestantes llegaron con capuchas, pidiendo la instalación inmediata del "poder popular" y acusando a González de fascista. El hecho de que motejaran así al ex presidente es una gran estupidez. Son conocidas sus luchas contra el franquismo y por la democracia española, pero el detalle de relacionar semejante necedad con la fórmula del "poder popular" encuentra nexo inmediato con las recientes intervenciones públicas del líder de Podemos, Pablo Iglesias.
Los encapuchados se limitaron a repetir las consignas de Iglesias contra el PSOE en el último debate de investidura realizado en las cortes, con el agregado de sus recientes propuestas sobre la toma del gobierno para empoderar a los ciudadanos, para llegar a la felicidad del "poder popular".
El calco de los clichés de Iglesias ha hecho que los analistas del ataque ocurrido en la universidad madrileña lo consideren como una estrategia de agitación pensada en la cúpula del partido cercano al chavismo que pretende pescar en el río revuelto de la crisis del PP y del PSOE.
Pero los revoltosos no solo repitieron como borregos las consignas de Iglesias, sino que también el taimado dirigente ha hecho antes lo mismo con los estereotipos chavistas, con las soflamas del "eterno" y de sus sucesores. Las ha convertido en cansones estribillos de sus mítines y apariciones televisivas, las ha machacado sin fatiga para ganarse la voluntad de los electores perplejos frente a la debilidad de los partidos más importantes.
Ahora pasa de los gritos a los hechos violentos, o lo hacen así bajo sus órdenes unos estudiantes iracundos, para transitar de los gritos "bolivarianos" a episodios agresivos como los que pululan en Venezuela. A la consigna del "poder popular" le ha seguido el ataque de dos conferencistas respetables, como ha pasado con todos los que incomodan a los rojos rojitos.
Nada nuevo bajo el sol, si se tratara de un episodio sucedido entre nosotros, pero anuncio de terribles y dolorosas experiencias en el seno de la decaída democracia de España. Iglesias se negó a censurar la actitud de sus muchachos, y sigue con la consigna del "poder popular" porque siente que tiene pegada. Queridos amigos españoles, una pegada como esa la hemos recibido con dolor en la arruinada república "bolivariana".

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