EN: https://www.elnacional.com/2025/12/honor-a-quien-honor-merece/
El Premio Nobel de la Paz 2025 se entrega mañana en Oslo. Una fecha que ya es histórica para nuestro país. María Corina Machado fue premiada por el Comité Noruego del Nobel "por su incansable labor en labor en la promoción de los derechos democráticos del pueblo de Venezuela y por su lucha en favor de una transición justa y pacífica de la dictadura hacia la democracia."
Como la propia Machado ha dicho, el premio es también un reconocimiento a la larga y compleja lucha librada en Venezuela desde hace más de un cuarto de siglo en defensa de los valores democráticos. Valores, por cierto, que el país hizo suyos a partir de 1958, cuando fue derrocada la que se creía sería la última de las dictaduras de signo militar de nuestra historia. No fue así, como padecemos, pero ese período de 40 años, por encima de sus carencias, sedimentó la decisión de vivir en libertad, decisión indoblegable a pesar del uso brutal del poder para acallar las voces de los venezolanos.
En la argumentación del premio otorgado a María Corina Machado, el Comité Noruego precisa cómo Venezuela se convirtió, tras haber sido un país “relativamente democrático y próspero", en un “Estado autoritario, sumido en una profunda crisis humanitaria y económica. La mayoría de la población vive en la extrema pobreza, mientras unas pocas élites se enriquecen. El aparato represivo del Estado se ha vuelto contra sus propios ciudadanos. Cerca de 8 millones de personas han abandonado el país. La oposición ha sido sistemáticamente reprimida mediante fraude electoral, procesos judiciales y encarcelamientos.”
Fue en ese contexto que la figura de Machado fue adquiriendo relevancia desde hace dos décadas, hasta su elección en octubre de 2023 como la candidata de la unidad opositora en una victoria inobjetable y contundente que proyectó su liderazgo, tras una etapa de desesperanza en el campo opositor. A pesar de la inhabilitación política urdida por el régimen, Machado encabezó una épica campaña electoral que concluyó con una victoria electoral de dimensiones nunca antes producida en el país.
El Estado autoritario, ciego de poder, eligió entonces el camino del fraude electoral, burlando la soberanía popular y minando el camino hacia la transición democrática que ocho de cada diez venezolanos ansía.
La democracia -subraya el Comité Noruego del Nobel- constituye una condición esencial para una paz duradera. Sin embargo, vivimos en un mundo en el que la democracia se encuentra en retroceso y donde cada vez más regímenes autoritarios desafían las normas fundamentales y recurren a la violencia. Aferrarse al poder y oprimir al pueblo no es un fenómeno exclusivo de Venezuela; es el reflejo de una tendencia global: el uso abusivo del Estado de derecho, el silenciamiento de los medios de comunicación libres, el encarcelamiento de voces críticas y el desplazamiento de las sociedades hacia formas más autoritarias y militarizadas.”
Y añade que cuando el autoritarismo se adueña del poder, “resulta esencial reconocer a los valientes defensores de la libertad: a quienes se alzan y resisten”, porque la democracia “depende de hombres y mujeres que se niegan a ser silenciados (…) y que nos recuerdan que la libertad jamás debe darse por sentada…”.
Machado reúne, a juicio del Comité del Nobel, los tres criterios del testamento de Alfred Nobel, a saber: “Ha contribuido a la unión de la oposición en su país, se ha opuesto firmemente a la militarización de la sociedad venezolana y ha mantenido su apoyo constante a una transición pacífica hacia la democracia.”
Los tres criterios que, con otras palabras, el pueblo venezolano expresa en su esperanza de una vida mejor, de trabajo y progreso, de solidaridad y alegría, y de la dignidad que nace de enfrentar cada día, en pequeños actos, la intimidación y la arbitrariedad.
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