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Saludos,
Edición elaborada del Consejo Editorial de Laceiba.
10D: día inolvidable
Ayer pasaron muchas cosas queridos amigos. Noticias que tendrán “segundo y tercer día”, como dicen los periodistas.
El 10 de diciembre fue un día histórico para los venezolanos por la ceremonia del Nobel para María Corina Machado, recibido por su hija Ana Corina Sosa, aunque para algunos medios de comunicación el asunto no existió, por la brutal censura ejercida por el régimen de Nicolás Maduro.
Si bien el día resultó maravilloso con el extraordinario desempeño de Ana Corina, la noche fue un broche de oro: María Corina se escapó de las garras del régimen y llegó a Oslo. Su agenda apenas comienza. Sigue demostrando que es una gran lideresa y estratega política, con tentáculos que solo ella conoce y con dos herramientas muy escasas de ver en dirigentes venezolanos: el sigilo y la discreción.
Por si fuera poco, al cártel lo agarraron con los kilos, al ser atrapado in fraganti usando un barco sancionado desde 2022 por contrabandear petróleo para la Guardia Revolucionaria Iraní y el Hezbollah. Es decir, para financiar el terrorismo islámico. El nombre de Cuba también aparece en el prontuario. ¡Una maraca!
Por supuesto, la mafia no podía permitir que los demócratas pasáramos lisos y se encarnizaron con el cardenal Baltazar Porras, una vez más, porque ya lo habían sometido a atropellos al impedirle viajar a Isnotú.
De manera que las cosas están subiendo de tono y de volumen.
Maduro descolocado
Cada día la situación se nos pone más difícil, pero mucho más para Maduro, con María Corina escalando muros, Trump anunciando “nuevas cosas” y el presidente del Nobel pidiéndole la renuncia por la calle del medio, recordándole sus crímenes atroces y el obsceno fraude del 28 de julio.
No es poco ver a Maduro tan mal parado ayer, hasta Petro le pidió democracia y una transición para salir del atolladero en el que está metido.
Además, quedó aplastado con las palabras del presidente del Comité del Nobel, que resumió la tragedia venezolana y la destrucción madurista en un impecable y sucinto discurso.
Frydnes hizo un agudo diagnóstico que reitera y justifica la urgencia de salir de Maduro y su nefasto régimen. Muchas de sus frases fueron demoledoras. Los amigos de El Estímulo publicaron el discurso de Frydnes en su totalidad y recomendamos su lectura.
Nos quedamos, sin embargo, con estos tres fragmentos que son una potente dosis de Ubicatex a los que simulan estar extraviados…
Como ciudadanos en una democracia tenemos el deber de ser críticos con nuestras fuentes de información. Deben saltar las alarmas cuando las opiniones que expresamos sean idénticas a las difundidas por uno de los sistemas de desinformación más manipuladores del mundo. Porque, en ese caso, no solo estamos difundiendo información, sino la propaganda estratégica de un dictador.
¿Qué hemos de pensar cuando leemos que es la oposición venezolana la que amenaza al país con la guerra, que el movimiento democrático es quien desea una invasión? ¿Cuando se invierte por completo el relato y las víctimas son tildadas de agresores? Esta es la versión de la realidad que el régimen de Maduro ofrece al mundo: que su régimen es el garante de la paz. Pero una paz basada en el miedo, el silencio y la tortura no es paz; es sumisión presentada como estabilidad.
No, el origen de la violencia no son los activistas democráticos. Proviene de quienes están en la cúspide del poder y se niegan a cederlo. No fue Nelson Mandela quien hizo violenta a Sudáfrica, sino la represión del régimen del apartheid contra las demandas de igualdad. No fueron los grupos de oposición quienes iniciaron las encarcelaciones en Bielorrusia, las ejecuciones en Irán – o la persecución en Venezuela. La violencia emana de los regímenes autoritarios cuando arremeten contra las demandas populares de cambio.
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