CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ | EL UNIVERSAL
sábado 16 de julio de 2011 12:00 AM
A Ariane y Fernanda Páez
Las instituciones liberales se fundieron con el socialismo en la sociedad democrática
Desde que desenterraron el comunismo, conocido ahora en los bajos fondos como socialismo del siglo XXI, espanta otro despojo que debería descansar en paz: el "capitalismo". El término fue creado por los criptocomunistas saintsimonianos para desacreditar la sociedad moderna como hicieron con todo durante su etapa de esplendor. Desprestigiaban la Europa del siglo XIX, la sociedad "egoísta, inmoral y cruel" regida por los capitalistas, a la que se enfrentaría el utópico socialismo dirigido por los trabajadores. Prosper Enfatin, -parece-, fue el primero que lo usó, y Marx en El Capital lo conjuga en la teoría más poderosa surgida para minar la civilización. En el primer tomo, deslumbrado, analiza la "acumulación originaria": el mercado, al que Deng Xiaoping llamó "patrimonio de la humanidad". La extraordinaria fuerza que transformó los talleres medievales en industrias manufactureras y los multiplicó hasta que su "masa crítica" hizo estallar la Revolución Industrial y tecnocientífica. El milagro venía envenenado y la concentración de la riqueza en pocas manos iría produciendo la ruina de todos hasta que la abrumadora mayoría se convirtiera en una masa hambrienta y desesperada que "tendría sólo las cadenas que perder". Mineros de carbón cuyos hijos morían de frío, irían al gran levantamiento de muchedumbres desesperadas, la revolución que distribuiría los bienes entre todos, el reino de la felicidad.
El siglo XIX se estremeció con muchas revoluciones derrotadas, hasta la Comuna de París de 1871. Las mujeres parían al lado de los altos hornos y trabajaban junto a sus hijos y maridos hasta dieciocho horas diarias. Dickens, Zolá, Victor Hugo, Balzac, describieron la miseria de los trabajadores urbanos (nunca comparable con el espanto de siglos anteriores). Los combates por la libertad engendraron el movimiento sindical, los partidos socialistas, socialcristianos, socialdemócratas, anarquistas, liberales, comunistas, los parlamentos populares, la libertad para la prensa obrera, cuyo clímax fue el levantamiento de Chicago por la jornada de ocho horas. Las luchas proletarias y la acción política transformaron la realidad y los detentores del orden tuvieron pánico del fantasma que recorría al mundo. Nacen la contratación colectiva y las legislaciones laborales. Bismarck crea en 1871 el primer sistema de seguridad social, se establecen los impensables servicios de salud y educación gratuitos y masivos.
El desarrollo tecnológico y el incremento de la productividad eran más veloces que la capacidad de las mayorías para adquirir los productos de la industria, y ocurrían colapsos. El Viernes Negro de la Bolsa de New York en octubre de 1929, fue la última de estas llamadas "crisis de superproducción". J.M. Keynes creó la macroeconomía, un sistema para leer síntomas, especie de examen de sangre de la economía, y contribuyó a la autocorrección. Lejos de polarizarse entre un puñado de ricos y una mayoría miserable, la distribución de la riqueza hizo aparecer las clases medias, ahora la mayoría en ascenso, mientras el proletariado de overol sigue su histórico languidecimiento y casi desaparición. El trabajo físico cedió al trabajo intelectual y las fábricas con chimeneas, a las oficinas. Los mercados de capitales democratizaron aún más la propiedad y acabó el mito marxista de la concentración de la riqueza. Hoy cualquiera en cualquier rincón del mundo puede comprar acciones de Microsoft, Adidas o Kawasaki por Internet. Los fondos de pensiones chilenos adquieren bancos y fábricas de teléfonos en Malasia o Shangai. El capitalismo ya no existe sino la sociedad híbrida de bienestar, que deberá seguir autorreformándose para continuar triunfante.
Nunca en la historia tantos vivieron una vida tan digna como hoy, mientras el comunismo se hundió en el dolor. En China (parecida a lo que fue el capitalismo), Brasil y la India los colectivismos crearon la más grande concentración de miseria del planeta que tumban los indicadores globales, pero hoy las inversiones mejoran la vida de decenas de millones. Las instituciones liberales se fundieron con el socialismo en la sociedad democrática. A raíz de la Segunda Guerra el Estado de Derecho pasa a ser Estado Social y Democrático de Derecho. Dos de los más grandes pensadores del siglo XX, Von Hayek y Karl Popper, no hablan de "capitalismo", sino de "sociedad extensa" y "sociedad abierta", ya que aquella palabreja sólo sirve a la barbarie revolucionaria. Que capitalismo y comunismo regresen a sus tumbas.
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