En pocas palabras. Javier J. Jaspe / Washington D.C. (Análisis Libre)
Actualmente se encuentra celebrándose en Santiago de Chile, una reunion de la llamada Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), inaugurada en Caracas en diciembre de 2011. La CELAC es una sucesora del llamado Grupo de Río y la Organización de América Latina y el Caribe sobre Integración. Actualmente aglutina a unos 33 países de la región, con exclusion de Estados Unidos, Canadá y algunos territorios de países europeos (Francia, Holanda, Dinamarca e Inglaterra) en el continente Americano. Uno de los puntos principales de la agenda de la reunion en Chile, tiene por objeto realizar un contacto con respresentantes de la Unión Europea para explorar temas de interés mutuo. Otro punto, más de carácter administrativo, consiste en traspasar la presidencia de la CELAC que venía ejerciendo el presidente chileno, Sebastián Piñeira, al presidente de Cuba, Raúl Castro.
A las alturas que esto escribimos, poco es lo que se sabe sobre el resultado de la reunión de la CELAC con la Unión Europea, pero nos atrevemos a decir que el mismo no pasará de unos buenos apretones de mano y de unas gratas comidas con productos de mar, acompañadas del mejor vino chileno. Ciertamente, la reunion no se hace en el mejor momento para los europeos, quienes enfrentan los efectos negativos que la crisis global ha ocasionado con gran rigor sobre varios países miembros, como son los casos de Grecia, Portugal, España e Italia, para mencionar sólo algunos, y más recientemente, se han visto conmovidos por la intención de Inglaterra de someter a referendo su permanencia como miembro de la Unión. Digámoslo sin sordina, los europeos, antes que a ofrecer inversiones a los países de la CELAC, han venido con el interés que ya el rey Juan Carlos manifestara hace algunos días, esto es, el de atraer negocios latinoamericanos y caribeños hacia sus países.
Por otra parte, si bien la situación de la región latinoamericana y caribeña no se ha visto tan presionada por los efectos de la crisis global, su crecimiento económico promedio proyectado en 2012 (3.2%) estuvo por debajo del observado en el 2011 (4.5%) y fue apenas la mitad del vigoroso resultado obtenido en el 2010 (6.2%). Las proyecciones para 2013 apuestan a un modesto repunte de 3.9%, sin dejar de señalar cierto grado de incertidumbre y riesgo, especialmente relacionado con el importante papel que representa la economía de China, como destinataria de buena parte de las exportaciones de la región, en vista de un posible decaimiento en el ritmo de crecimiento de dicha economía (http://www.imf.org/external/pubs/ft/survey/so/2012/car101212c.htm)
Al lado de las cifras económicas, hay otros factores que obrarían para sostener un pobre resultado de la reunion de la CELAC en Chile, ya que ésta se enfrenta con problemas de definiciones sobre su carácter, estructura institucional, objeto y funciones. En efecto, poco es lo que se ha hecho para formalizar su estructura institucional, dotándola de un verdadero Tratado donde se fijen los derechos y obligaciones de los países, se precise su objeto principal y se discipline su funcionamiento. En Internet circula un procedimiento que actualmente se estaría aplicando a las reuniones de la CELAC y a la presidencia rotatoria de los países miembros, pero este documento dista mucho de constituir un cuerpo organico, comprensivo y sistemático para regular a dicha organización, como una real y verdadera institución de carácter internacional.
Por tanto, en nuestra opinión, la CELAC sigue siendo lo que era su antecesor, el Grupo de Río, es decir, una especie de Club de presidentes de países de la región, con el fin de reunirse periódicamente a hacer intercambio de ideas sobre caminos a seguir para realizar su integración pero, sobre todo, para que algunos de sus miembros, como es el caso de los gobiernos de Venezuela, Cuba y otros países (Antigüa y Barbuda, Bolivia, Dominica, Ecuador, Nicaragua, San Vicente y Las Granadinas) que integran la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), persistan en su equivocada idea de destruir la Organización de Estados Americanos (OEA) y reiteren su conocida cantilena de atacar a los Estados Unidos y Canadá.
Hay, además, un elemento subyacente en la comentada reunion de la CELAC y la Unión Europea que en modo alguno debe desestimarse. Los miembros de la Unión Europea son países que funcionan bajo la conducción de gobiernos democráticos, que trabajan en un ambiente de libertad, donde rige la separación de los poderes públicos y predomina el respeto a la regla de derecho. Estos elementos distan mucho de encontrarse en Venezuela, Cuba y varios de los países del ALBA, en los cuales sus poblaciones están sometidos a gobiernos autocráticos, bajo el poder de Chávez o Raúl Castro, para sólo referinos a los dos primeros, donde todos los poderes se encuentran concentrados en manos del gobierno, se persigue a la oposición, las elecciones o no existen como en Cuba o se encuentran manipuladas como en Venezuela, el respeto a la regla de derecho no funciona y se viola abiertamente la constitución, como es el caso reciente de Venezuela.
Finalmente, está el empeño de los gobiernos de Venezuela, Cuba y otros miembros del ALBA anteriormente indicados de insistir en que la CELAC funcione como una organización que promueva la exclusión de los Estados Unidos y Canadá, países que son aliados importantes de la Unión Europea. Si tal exclusion es la justificación de la CELAC y de su funcionamiento, postulado que dudamos compartan la mayoría de los países de América Latina y del Caribe que asisten a la reunión chilena, podemos imaginarnos que ningún resultado efectivo podrá derivarse de la misma. De allí que, si algún resultado positivo pudiera arrojar la indicada reunión va a estar condicionado a que se transmita a los europeos la convicción, de que en la mayoría de los países de la CELAC no predomina el referido sentimiento de exclusion hacia Estados Unidos y Canadá. Sinembargo, este eventual desenlace se encuentra claramente obstaculizado por el hecho singular y significativamente dañino para la imagen del CELAC, de que su presidencia la ejerce en la aludida reunión, el dictador cubano, Raúl Castro, quien la seguirá desempeãndo durante el resto del presente año.
En pocas palabras, a pesar de que a estas alturas poco es lo que se sabe sobre la reunión de la CELAC con la Unión Europea, varios factores indican que la posibilidad de que se arribe a resultados beneficiosos para la región latinoamericana y caribeña es claramente remota. En las lineas que anteceden hemos pasado revista a varios de estos factores, entre los cuales se destaca el propósito de Venezuela y Cuba de convertir a la CELAC en un mecanismo para promover la exclusion y atacar a los Estados Unidos y Canadá. Si algún resultado pudiera arrojar dicha reunión, estaría condicionado a que se transmita a los europeos la convicción, de que en la myoría de los países de la CELAC no predomina tal sentimiento de exclusion y animosidad, como efectivamente creemos es el caso. Sin duda, la presidencia de la CELAC, en manos del dictador cubano, Raúl Castro, perjudicará notablemente este desenlace. Veremos….
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