ANTONIO COVA MADURO | EL UNIVERSAL
miércoles 23 de enero de 2013 12:00 AM
Ya es de noche en Columbus, Ohio, ese importante lunes 5 de noviembre de 2012. Esperan a Obama más de 15 mil entusiastas seguidores, la mayoría de ellos bastante jóvenes. Cuando comienza el acto, que inician Bruce Springsteen y el famoso rapero Jay-Z, al oír el famoso tema de Springsteen, No retreat, baby, no surrender, la multitud enloquece, se pone de pie, grita, zapatea, y cuando oyen mencionar a Romney, pitan ("boo", en inglés), a lo cual rápido responde Obama, quien acaba de hacer su entrada, "No piten, ¡voten! ("Don´t boo, vote!). La gente no les puede oír pitar, pero ¡claro que les oirán votar!
Cuando leí esta emocionante reseña en la New York Review of Books del 20/12 de 2012, no tuve más remedio que sentir envidia. Obama logró, contra todo pronóstico, reunir sus huestes para librar la gran batalla que debía mantener a los republicanos fuera del poder. Y lo hizo; igual que deberíamos estar haciéndolo nosotros en este momento.
¿Y qué mejor momento para hacerlo que un glorioso día como el de hoy? ¿Quién tiene más razones para montar una gran celebración este día que quienes venimos librando una gran batalla desde hace 14 años para impedir que nuestra democracia, mostrenca y golpeadita, lo que ustedes quieran, no estire la pata, sino que a cada momento resucite más vigorosa de su aparente sopor. Si esta democracia somos nosotros, ¿quiénes entonces deben cuidar de ella y protegerla?
Pero, cuando eso lo que esperábamos todos los que no nos hemos sumado al carro de los destructores del orden constitucional, he aquí que una dirigencia de la cual todavía se espera mucho, decide que no, que lo mejor es hacer lo que el pavor impuso a los seguidores de Jesús luego de su pasión y muerte: esconderse y aferrarse a las faldas de una mujer quien había mostrado mucho más brío.
Hoy quiero -estoy seguro que acompañado por miles y miles de venezolanos- levantar mi voz de perplejidad e indignación por esa extraña conducta que, justo en un momento como este, ha mostrado la dirigencia opositora. Lo peor, luego de muy "profundas discusiones", según nos informan los medios.
El chavismo, eso lo sabemos todos, jamás en estos catorce años tormentosos, ha mostrado respeto alguno por una conducta de perrito regañado. Jamás. Cada vez que nos ha visto en ese plan, no ha hecho otra cosa que ensañarse y echar sal en las heridas. ¿De dónde, y a qué sirve entonces, esa conducta de "prudencia extrema"?
Pero, por Dios, en momentos en que los medios y líderes de opinión del mundo entero contemplan con asombro las tropelías de estos monaguillos de medio palo, y esperan de nosotros una conducta acorde con lo que está pasando, ¿es eso lo mejor que se les ocurre a quienes encabezan la oposición a tanto desafuero?
Si hay algo a lo que ni locos se expondrían los miembros del cuarteto que aspira suceder a Chávez (Maduro, Diosdado, Ramírez y Jaua) es a graves desórdenes, incluidas serias agresiones a quienes no piensan como ellos. Tan brutos no son, y tendrán buen cuidado en controlar a sus grupos armados.
¿Cómo es entonces que estos líderes nuestros quieren desarmar psicológicamente a una población que pide a gritos acción, que clama porque salgamos ya de los comunicados y tomemos la calle. Pero es que, además, la calles de Caracas si a alguien no pertenecen es a los segundones del régimen. ¿o es qué ustedes creen que quién le da el triunfo a Capriles son Barlovento y la región del Tuy?
El 23 de enero de 1958 fue un triunfo del pueblo en la calle, y fue esa presencia la que empujó a los militares a despachar a Pérez Jiménez. En los casi 60 años que tengo viviendo en Caracas, jamás vi una celebración tan larga y estruendosa como la de aquel día, y por ello con dolor he visto como esa fiesta ha sido muchas veces ignorada... hasta que llegaron estos tiempos amargos, ¡cuando su significado se hizo a todos evidente!
Por todo ello no tienen derecho ni razón de invitarnos a un escondrijo cerrado a celebrar a la calladita semejante fecha, justo cuando hay que gritarla a los cuatro vientos. Por lo demás, si eso es lo que van a hacer de ahora en adelante, bien podrían ahuecar el ala.
¿Será, me pregunto, que nuestros líderes de oposición -que cosas notables realizaron en el pasado, cuando corríamos más peligros- consideran que la acción política requerida hoy es escribir enjundiosos comunicados jurídicos y tuitear la indignación? Eso no es lo que la gente espera; lo que pide es un ¡todos a la calle!, para, de una vez por todas, echarle un parao a esta gente.
Cuando leí esta emocionante reseña en la New York Review of Books del 20/12 de 2012, no tuve más remedio que sentir envidia. Obama logró, contra todo pronóstico, reunir sus huestes para librar la gran batalla que debía mantener a los republicanos fuera del poder. Y lo hizo; igual que deberíamos estar haciéndolo nosotros en este momento.
¿Y qué mejor momento para hacerlo que un glorioso día como el de hoy? ¿Quién tiene más razones para montar una gran celebración este día que quienes venimos librando una gran batalla desde hace 14 años para impedir que nuestra democracia, mostrenca y golpeadita, lo que ustedes quieran, no estire la pata, sino que a cada momento resucite más vigorosa de su aparente sopor. Si esta democracia somos nosotros, ¿quiénes entonces deben cuidar de ella y protegerla?
Pero, cuando eso lo que esperábamos todos los que no nos hemos sumado al carro de los destructores del orden constitucional, he aquí que una dirigencia de la cual todavía se espera mucho, decide que no, que lo mejor es hacer lo que el pavor impuso a los seguidores de Jesús luego de su pasión y muerte: esconderse y aferrarse a las faldas de una mujer quien había mostrado mucho más brío.
Hoy quiero -estoy seguro que acompañado por miles y miles de venezolanos- levantar mi voz de perplejidad e indignación por esa extraña conducta que, justo en un momento como este, ha mostrado la dirigencia opositora. Lo peor, luego de muy "profundas discusiones", según nos informan los medios.
El chavismo, eso lo sabemos todos, jamás en estos catorce años tormentosos, ha mostrado respeto alguno por una conducta de perrito regañado. Jamás. Cada vez que nos ha visto en ese plan, no ha hecho otra cosa que ensañarse y echar sal en las heridas. ¿De dónde, y a qué sirve entonces, esa conducta de "prudencia extrema"?
Pero, por Dios, en momentos en que los medios y líderes de opinión del mundo entero contemplan con asombro las tropelías de estos monaguillos de medio palo, y esperan de nosotros una conducta acorde con lo que está pasando, ¿es eso lo mejor que se les ocurre a quienes encabezan la oposición a tanto desafuero?
Si hay algo a lo que ni locos se expondrían los miembros del cuarteto que aspira suceder a Chávez (Maduro, Diosdado, Ramírez y Jaua) es a graves desórdenes, incluidas serias agresiones a quienes no piensan como ellos. Tan brutos no son, y tendrán buen cuidado en controlar a sus grupos armados.
¿Cómo es entonces que estos líderes nuestros quieren desarmar psicológicamente a una población que pide a gritos acción, que clama porque salgamos ya de los comunicados y tomemos la calle. Pero es que, además, la calles de Caracas si a alguien no pertenecen es a los segundones del régimen. ¿o es qué ustedes creen que quién le da el triunfo a Capriles son Barlovento y la región del Tuy?
El 23 de enero de 1958 fue un triunfo del pueblo en la calle, y fue esa presencia la que empujó a los militares a despachar a Pérez Jiménez. En los casi 60 años que tengo viviendo en Caracas, jamás vi una celebración tan larga y estruendosa como la de aquel día, y por ello con dolor he visto como esa fiesta ha sido muchas veces ignorada... hasta que llegaron estos tiempos amargos, ¡cuando su significado se hizo a todos evidente!
Por todo ello no tienen derecho ni razón de invitarnos a un escondrijo cerrado a celebrar a la calladita semejante fecha, justo cuando hay que gritarla a los cuatro vientos. Por lo demás, si eso es lo que van a hacer de ahora en adelante, bien podrían ahuecar el ala.
¿Será, me pregunto, que nuestros líderes de oposición -que cosas notables realizaron en el pasado, cuando corríamos más peligros- consideran que la acción política requerida hoy es escribir enjundiosos comunicados jurídicos y tuitear la indignación? Eso no es lo que la gente espera; lo que pide es un ¡todos a la calle!, para, de una vez por todas, echarle un parao a esta gente.
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