María Teresa Belandria
El 27 de abril de 2011 y a propósito de la instalación de la reunión de Cancilleres en Caracas para crear la CELAC, publique en www.runrun.es mi artículo denominado “Otra organización internacional ¿para qué? “ y donde a modo de critica señalé lo siguiente:
“El Canciller Maduro afirma que el tiempo de la OEA pasó y que debe darse paso a la CELAC. Pregunto: ¿Puede Cuba sentarse en la misma mesa con los países de la región donde hay elecciones periódicas permanentes, alternabilidad y partidos políticos a hablar de Democracia? ¿Cómo pueden los Cancilleres ignorar diplomáticamente las graves violaciones a los derechos humanos en Cuba, las deportaciones, la ausencia de libertades fundamentales? ¿Habrá una Comisión latinoamericana y caribeña de derechos humanos, única instancia donde los ciudadanos pueden acudir a interponer las denuncias contra sus gobiernos? ¿Qué sucederá con la Corte Interamericana de Derechos Humanos? , ¿Habrá alguna instancia similar o parecida, o nuevamente los ciudadanos quedaremos indefensos limitándose a un club de presidentes y gobiernos?”
Lamento decir que, la recién terminada cumbre CELAC-UE haya terminado por responder afirmativamente a cada una de las preguntas. No solo sentaron a Raúl Castro entre los Presidentes democráticamente elegidos como uno más, sino que hicieron política de avestruz con las violaciones reiteradas, documentadas y conocidas de los derechos humanos en Cuba, relegando al punto 7 de la Declaración final la misma retórica sin resultados en un tema tan sensible como este.
Que los presidentes latinoamericanos y caribeños le hagan fiesta a la dictadura de más vieja data de la región, que abracen a Raúl, que lo elogien y le celebren hasta los malos chistes, si bien es incomprensible, se inscribe en esa lógica retorcida de la lástima a isla pobre que ha sufrido el embargo por 40 años a manos del imperio, al que acusan, pero con el que todos hacen negocios, es esa suerte de hermana fea de la que todos puertas adentro critican, pero que frente a ella no se resisten. Hipocresía, sumisión y un temor paralizante a enfrentarse a la izquierda que sin prisa pero sin pausa avanza a paso de vencedores.
Pero que los demócratas europeos, adalides de las libertades, paladines del respeto a los derechos humanos y críticos acérrimos de las dictaduras africanas y árabes hayan participado sin protestar, sin mostrar al menos disgusto o molestia frente a Castro, es la demostración palmaria del triunfo del despotismo y la dictadura sobre la Democracia.
Los Castro después de todo lograron imponerse y ser aceptados, les tomo 55 años, no pocos muertos, ni pocas armas, pero allí están, sentados a la diestra de un “demócrata liberal” como Sebastián Piñera y codo a codo con la jefe de la Unión Europea, Angela Merkel, en la misma sala, con el mismo rango, las mismas inmunidades y privilegios de los elegidos por el voto popular. Cosas de la integración y complacencia progresista dirán algunos. Inmoralidad y desvergüenza creo yo.
Lo ocurrido con Cuba en la cumbre, me recuerda el famoso proverbio que reza “la paciencia es un árbol de raíces amargas pero de frutos dulces”. Hoy el proyecto Castro-comunista inflado por el combustible bolivariano y los dólares solidarios del Socialismo en el Siglo XXI, saborea las mieles del triunfo sin disparar ni una salva. La comunidad de estados latinoamericanos y caribeños le entregó en bandeja de plata la legitimidad en el ejercicio del cargo mientras los cubanos aún se lanzan al mar en busca de libertades o languidecen en las cárceles por pensar diferente. El verdugo que tiene las llaves de sus celdas ahora puede lanzarlas al mar sin recibir ni el más leve reclamo. Durante un año detentara la Presidencia Pro-tempore de la CELAC y en 2014 con toda la pompa convocará la cumbre, recibirá a sus pares, hablará de Democracia (sin practicarla), condenará, insultará y no pasará nada.
La región está anestesiada por los petrodólares, unos más y otros menos dependen del maravilloso cliente que es el gobierno venezolano, que administra el comercio, ordena y paga puntualmente. Las exportaciones de esos países crecen, aumentan su PIB, reducen los índices de desempleo y se garantizan una gobernabilidad sin sobresaltos ¿Quién quiere pelearse con el maná del siglo XXI? Nadie lo hizo, nadie lo hará.
Europa está ávida de nuevas inversiones y los países de la CELAC en su conjunto pueden ser el oxigeno que les permita sortear la crisis. La batuta la lleva Brasil, quien hace rato dejo las ligas menores y se sienta como igual con europeos, norteamericanos y pares del BRICS. Mercosur se ha convertido en un estorbo prescindible y le cede el capote a Venezuela para que lo impregne de ideología, lo destruya como bloque comercial mientras sigue abonando a su crecimiento como potencia regional.
Por su parte, suenan más convincentes, al menos en lo económico los países agrupados en el Acuerdo del Pacifico (México, Perú, Colombia y Chile), que sin retórica pero con pragmatismo encontraron la ruta del crecimiento con anclaje fuera de la región y mercados expansivos para sus productos. Estuvieron allí para terminar de afinar los mecanismos y avanzar hacia la consolidación de un esquema flexible pero altamente rentable. Los caribeños tocan al son que les dicte Petrocaribe, si hay petróleo barato bailaran joropo y pasarán agachados para no perturbar la brisa marina y aumentar los visitantes bolivarianos cargados de dólares. Los centroamericanos y con la sola excepción de Costa Rica, han caído rendidos al embrujo albista, la avanzada nicaragüense pronto será ampliada con El Salvador y Honduras para transformar la subregión en otro bastión bolivariano. Atrás, olvidados los años de guerra civil avalada y financiada por los Castro, atrás, en silencio. Que nada ni nadie perturbe los negocios con ALBA-Petrocaribe.
En este contexto ¿tiene importancia hacer política con los derechos humanos?, ¿es necesario reclamarle a Cuba la democracia? ¿Vale la pena despreciar las inversiones por un mero formalismo burgués como la celebración las elecciones justas, libres y transparentes?; ¿es pertinente elevar la voz por los presos políticos en Venezuela?
Los presidentes regresaron cargados de buenas noticias, de la foto de familia, de los souvenirs y las anécdotas. Con que facilidad echaron en saco roto a los demócratas venezolanos que lo arriesgaron todo, cuando sus vidas corrían peligro durante las dictaduras en sus países para sacarlos, para darles un espacio, un hogar y un trabajo en Venezuela. Cuanta rapidez para abandonar los postulados de la Carta Democrática Interamericana suscrita el 11 de septiembre de 2001, aceptando a Cuba así su dictador se niegue a firmarla. Cuanta agilidad mental de los europeos para olvidar que en 2010 se retrataron con Gadafi, colocaron sus inversiones en Libia para después observar con horror la matanza ordenada por este contra su propio pueblo durante la primavera árabe.
La CELAC, su nuevo Presidente el dictador Raúl Castro y las firmas de los Presidentes latinoamericanos, caribeños y europeos avalando su proceder, llevan en sus bolígrafos la sangre de los opositores al totalitarismo de los Castro, los huesos de Franklin Brito, la violación de María Lourdes Afiuni, la reclusión de Iván Simonovis, y la dignidad de muchos ciudadanos de bien que miran con asombro a sus más altos representantes hablando de Democracia con los dictadores y de derechos humanos con los verdugos.
María Teresa Belandria
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