ERNESTO ALVARENGA| EL UNIVERSAL
miércoles 29 de enero de 2014 12:00 AM
La magnitud de la violencia que hoy sufre nuestra patria tiene su origen en el régimen que hoy gobierna. No es un fenómeno generado de un día para otro, por lo tanto no es posible identificar un punto en el cual se haya comenzado a desarrollar este huracán que hoy acaba con la paz y la vida de los venezolanos. Lo que sí es posible, es la identificación de algunos hechos representativos que brinden elementos para caracterizar la doble dimensión de la violencia: política y social.
Quizás el antecedente más importante de este espiral de violencia inspirado en el discurso del régimen y la institucionalización de la impunidad, es la toma del Rectorado de la UCV por parte del llamado M28. Siendo jefe de la bancada del MVR, tuve la responsabilidad de brindar apoyo a las autoridades de la máxima casa de estudios, luego, al poco tiempo se supo que este hecho fue estimulado y financiado por funcionarios del Gobierno. El ejercicio "oficial" de la violencia alcanza un punto máximo con la Ley Habilitante del año 2001, en aquel entonces el hoy difunto presidente asume la lucha de clases como el fundamento para gobernar mediante poderes especiales. Los hechos desencadenaron una ola de violencia generalizada, recordemos la agresión sufrida por el difunto Reinaldo Cervini a las afueras de Fedecámaras.
Las expropiaciones, invasiones y "recuperaciones", constituyen instrumentos para el ejercicio de la violencia, que han dejado a miles de venezolanos en la más completa orfandad. Luego, la llamada "guerra económica" es en realidad una guerra a la economía, una manera burda y ordinaria de estimular el odio y el resentimiento. En toda la implementación de esta política los "boliburgueses" no son tocados ni con el pétalo de una rosa. Hasta ahora no he visto a ningún funcionario del régimen explicando el origen de sus recientes fortunas. Contraloría, TSJ, FGR y Asamblea Nacional son ciegos, sordos y mudos.
La violencia social expresada en crímenes, secuestros, robos y atracos son consecuencias del estímulo que directamente reciben de un régimen cómplice e indolente, de lo contrario no observaríamos integrantes de colectivos violentos, encapuchados, armados hasta los dientes y transitando por la ciudad como si nada, nadie los toca.
Quizás el antecedente más importante de este espiral de violencia inspirado en el discurso del régimen y la institucionalización de la impunidad, es la toma del Rectorado de la UCV por parte del llamado M28. Siendo jefe de la bancada del MVR, tuve la responsabilidad de brindar apoyo a las autoridades de la máxima casa de estudios, luego, al poco tiempo se supo que este hecho fue estimulado y financiado por funcionarios del Gobierno. El ejercicio "oficial" de la violencia alcanza un punto máximo con la Ley Habilitante del año 2001, en aquel entonces el hoy difunto presidente asume la lucha de clases como el fundamento para gobernar mediante poderes especiales. Los hechos desencadenaron una ola de violencia generalizada, recordemos la agresión sufrida por el difunto Reinaldo Cervini a las afueras de Fedecámaras.
Las expropiaciones, invasiones y "recuperaciones", constituyen instrumentos para el ejercicio de la violencia, que han dejado a miles de venezolanos en la más completa orfandad. Luego, la llamada "guerra económica" es en realidad una guerra a la economía, una manera burda y ordinaria de estimular el odio y el resentimiento. En toda la implementación de esta política los "boliburgueses" no son tocados ni con el pétalo de una rosa. Hasta ahora no he visto a ningún funcionario del régimen explicando el origen de sus recientes fortunas. Contraloría, TSJ, FGR y Asamblea Nacional son ciegos, sordos y mudos.
La violencia social expresada en crímenes, secuestros, robos y atracos son consecuencias del estímulo que directamente reciben de un régimen cómplice e indolente, de lo contrario no observaríamos integrantes de colectivos violentos, encapuchados, armados hasta los dientes y transitando por la ciudad como si nada, nadie los toca.
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