GERVER TORRES| EL UNIVERSAL
domingo 30 de marzo de 2014 12:00 AM
Según medios internacionales de noticias, el Parlamento cubano está próximo a aprobar una ley de inversiones que busca atraer capital extranjero para inversiones en todos los sectores, con la sola excepción de salud y educación. De acuerdo con esta información, toda la infraestructura: energía, telecomunicaciones, vialidad, salubridad, además de la manufactura y los servicios, se abren al sector privado extranjero. La ley a ser aprobada ofrece generosos incentivos fiscales y supuestas garantías de respeto a la propiedad privada, incluyendo disposiciones expresas que impedirían la estatización de las empresas creadas. La ley, si se aprueba en esos términos, representaría la reforma económica más profunda que se ha adoptado en años en ese país. Esta iniciativa sería también la continuación de otras que se han producido en meses recientes y que van en la misma dirección: ampliación del número de actividades comerciales en los que pueden operar los llamados "cuenta propistas"; libertad a campesinos para la venta directa en el mercado de parte de sus cosechas, autorización a los ciudadanos para vender y comprar bienes inmuebles y automóviles, etc.
La marcha de las reformas no es uniforme. En varias oportunidades se han producido retrocesos como el que ocurrió recientemente con la reversión del permiso otorgado a los particulares para que vendieran ropa. El régimen resintió la competencia que los nuevos microempresarios empezaron a hacerle a las empresas estatales cuya mercancía desabrida nadie quiere. Pero, a pesar de las idas y vueltas, se percibe un camino por el que el régimen quiere transitar sin decirlo; el de la transición de nuevo al mercado, al capitalismo. Es que no tienen otra opción. El enorme subsidio de Venezuela a la economía de ese país está en peligro de extinguirse y la economía de la isla ya no da más. No deja de sorprender que un país entero se pierda más de medio siglo en dar una vuelta en U con enorme dolor y sufrimiento de su población.
La marcha de las reformas no es uniforme. En varias oportunidades se han producido retrocesos como el que ocurrió recientemente con la reversión del permiso otorgado a los particulares para que vendieran ropa. El régimen resintió la competencia que los nuevos microempresarios empezaron a hacerle a las empresas estatales cuya mercancía desabrida nadie quiere. Pero, a pesar de las idas y vueltas, se percibe un camino por el que el régimen quiere transitar sin decirlo; el de la transición de nuevo al mercado, al capitalismo. Es que no tienen otra opción. El enorme subsidio de Venezuela a la economía de ese país está en peligro de extinguirse y la economía de la isla ya no da más. No deja de sorprender que un país entero se pierda más de medio siglo en dar una vuelta en U con enorme dolor y sufrimiento de su población.
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