GERARDO FERNÁNDEZ| EL UNIVERSAL
viernes 28 de marzo de 2014 12:00 AM
En Venezuela no existe democracia parlamentaria. Ya hemos evidenciado las sistemáticas violaciones e irrespetos a la Constitución, al Estado de Derecho y la democracia por parte del oficialismo en la AN. Un nuevo golpe se produjo en el caso de la diputada Machado.
La diputada ejerció un derecho de palabra en la OEA. Una delegación miembro de la organización le cedió su silla para que interviniera en defensa de la democracia y el sistema de libertades en Venezuela. Dicha actuación tiene precedentes en la OEA y nuestro país en el caso de Honduras, utilizó dicho mecanismo para que la canciller del entonces derrocado Manuel Zelaya pudiera intervenir, como lo hizo la diputada Machado.
Se equivoca rotundamente el presidente de la AN, la diputada no ocupó ni aceptó cargo alguno, no asumió ninguna responsabilidad que atentara contra su investidura de diputada, ni contra su obligación de dedicación exclusiva. Sólo fue a intervenir en nombre de una mayoría de venezolanos, asumiendo su función parlamentaria. Eso no viola normas constitucionales que traigan como consecuencia la pérdida de su condición de diputada. El caso del diputado Cabello puede ser más grave como antecedente a revisar, ya que es capitán activo y diputado, o el caso del diputado Abel El Zabayar, quien se alistó en ejército extranjero en Siria y no perdió su investidura.
El presidente de la Asamblea Nacional, no tiene facultad para suspender a un diputado de la AN. Se extralimitó y abusó del poder. Sólo se pierde la investidura parlamentaria en caso de muerte, revocatoria del mandato, por renuncia o sentencia judicial definitivamente firme, previa garantía del antejuicio de mérito y el allanamiento. En este caso no sé da ninguno de los supuestos anteriores. Además, sólo es posible suspender temporalmente a un diputado del ejercicio de su responsabilidad, si así lo deciden las 2/3 partes de los diputados. Nada de ello sucedió.
En ninguna democracia el presidente del Poder Legislativo puede adoptar una medida de esa naturaleza, ya que atenta contra la voluntad y la soberanía popular. Pretender desconocer la condición de diputado, tal como sucede en este caso, constituye un golpe a la democracia.
La diputada Machado no ha perdido su investidura.
La diputada ejerció un derecho de palabra en la OEA. Una delegación miembro de la organización le cedió su silla para que interviniera en defensa de la democracia y el sistema de libertades en Venezuela. Dicha actuación tiene precedentes en la OEA y nuestro país en el caso de Honduras, utilizó dicho mecanismo para que la canciller del entonces derrocado Manuel Zelaya pudiera intervenir, como lo hizo la diputada Machado.
Se equivoca rotundamente el presidente de la AN, la diputada no ocupó ni aceptó cargo alguno, no asumió ninguna responsabilidad que atentara contra su investidura de diputada, ni contra su obligación de dedicación exclusiva. Sólo fue a intervenir en nombre de una mayoría de venezolanos, asumiendo su función parlamentaria. Eso no viola normas constitucionales que traigan como consecuencia la pérdida de su condición de diputada. El caso del diputado Cabello puede ser más grave como antecedente a revisar, ya que es capitán activo y diputado, o el caso del diputado Abel El Zabayar, quien se alistó en ejército extranjero en Siria y no perdió su investidura.
El presidente de la Asamblea Nacional, no tiene facultad para suspender a un diputado de la AN. Se extralimitó y abusó del poder. Sólo se pierde la investidura parlamentaria en caso de muerte, revocatoria del mandato, por renuncia o sentencia judicial definitivamente firme, previa garantía del antejuicio de mérito y el allanamiento. En este caso no sé da ninguno de los supuestos anteriores. Además, sólo es posible suspender temporalmente a un diputado del ejercicio de su responsabilidad, si así lo deciden las 2/3 partes de los diputados. Nada de ello sucedió.
En ninguna democracia el presidente del Poder Legislativo puede adoptar una medida de esa naturaleza, ya que atenta contra la voluntad y la soberanía popular. Pretender desconocer la condición de diputado, tal como sucede en este caso, constituye un golpe a la democracia.
La diputada Machado no ha perdido su investidura.
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