CAROLINA JAIMES BRANGER| EL UNIVERSAL
lunes 31 de marzo de 2014 12:00 AM
Si usted no leyó el artículo de Antonio Herrera Vaillant en El Universal del lunes pasado, le recomiendo que lo busque y lo lea: http://www.eluniversal.com/opinion/140324/el-pobre-en-su-choza.
Y es que el tema de que "esto" no se resuelve "hasta que no bajen los cerros" está siendo hoy más repetido que nunca. Dice Herrera que la Historia refrenda el hecho de que "aquello que Karl Marx despectivamente llamó "lumpen" jamás inició y propulsó los grandes cambios". Fueron las clases medias. La Revolución Francesa, ejemplo por antonomasia de un proceso de cambios, fue una revolución de las clases burguesas. El pueblo se estaba muriendo de hambre. Y nadie que se esté muriendo de hambre protesta ni se queja... Cuestión de mera supervivencia.
Hablando sobre este tema con mi amiga María Gabriela Santini, médico en terapias alternativas, quien conoce sobre las energías que fluyen en el ser humano, me explicó que el cuerpo humano funciona como un aparato tecnológico, que tiene una parte física y otra parte energética. En esa parte energética existen unos vórtices de energía llamados chacras, que están alineados a lo largo de la columna vertebral y se asocian con estados de conciencia diferentes. Son como una especie de escalera de evolución, donde se sube a medida que se desarrolla cada uno de los vórtices. El primero está relacionado con la supervivencia: la seguridad, la alimentación y el espacio físico. Si uno está permanentemente luchando por cumplir esas necesidades, es muy difícil que se pueda ascender a los siguientes niveles evolutivos. Protestar requiere al menos tener asegurado el tercer vórtice.
Para mí no tiene nada de raro que sea política de Estado mantenernos en ese nivel, pues mientras estemos ocupados en que no nos maten, o en dedicar buena parte de nuestro tiempo a buscar alimentos de la cesta básica o a luchar porque sea respetado nuestro espacio vital, no vamos a ocuparnos en protestar, menos en insurreccionar. Nos quedamos anclados en el primer nivel. Algo similar a lo que describe la Pirámide de Maslow en cuanto a la jerarquía de las necesidades humanas, que tanto se ha usado en marketing. En Venezuela el marketing es político y el régimen no tiene escrúpulos... No es que los cerros no han bajado... es que es un milagro que la clase media esté protestando.
Y es que el tema de que "esto" no se resuelve "hasta que no bajen los cerros" está siendo hoy más repetido que nunca. Dice Herrera que la Historia refrenda el hecho de que "aquello que Karl Marx despectivamente llamó "lumpen" jamás inició y propulsó los grandes cambios". Fueron las clases medias. La Revolución Francesa, ejemplo por antonomasia de un proceso de cambios, fue una revolución de las clases burguesas. El pueblo se estaba muriendo de hambre. Y nadie que se esté muriendo de hambre protesta ni se queja... Cuestión de mera supervivencia.
Hablando sobre este tema con mi amiga María Gabriela Santini, médico en terapias alternativas, quien conoce sobre las energías que fluyen en el ser humano, me explicó que el cuerpo humano funciona como un aparato tecnológico, que tiene una parte física y otra parte energética. En esa parte energética existen unos vórtices de energía llamados chacras, que están alineados a lo largo de la columna vertebral y se asocian con estados de conciencia diferentes. Son como una especie de escalera de evolución, donde se sube a medida que se desarrolla cada uno de los vórtices. El primero está relacionado con la supervivencia: la seguridad, la alimentación y el espacio físico. Si uno está permanentemente luchando por cumplir esas necesidades, es muy difícil que se pueda ascender a los siguientes niveles evolutivos. Protestar requiere al menos tener asegurado el tercer vórtice.
Para mí no tiene nada de raro que sea política de Estado mantenernos en ese nivel, pues mientras estemos ocupados en que no nos maten, o en dedicar buena parte de nuestro tiempo a buscar alimentos de la cesta básica o a luchar porque sea respetado nuestro espacio vital, no vamos a ocuparnos en protestar, menos en insurreccionar. Nos quedamos anclados en el primer nivel. Algo similar a lo que describe la Pirámide de Maslow en cuanto a la jerarquía de las necesidades humanas, que tanto se ha usado en marketing. En Venezuela el marketing es político y el régimen no tiene escrúpulos... No es que los cerros no han bajado... es que es un milagro que la clase media esté protestando.
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