Friday, March 28, 2014

Mientras unos se inmolan, otros "dialogan"

En: http://www.eluniversal.com/opinion/140328/mientras-unos-se-inmolan-otros-dialogan

MERCEDES MALAVÉ| EL UNIVERSAL
viernes 28 de marzo de 2014 12:00 AM
¿Cómo explicar la última mega-devaluación que ha sufrido el Bolívar con el Sicad II? ¿Quién entiende un Gobierno que aplica el Dakazo como medida populista hace unos meses, y hoy, que ha perdido la calle y va en picada, decida aumentar abruptamente los precios regulados de los productos de la cesta básica?

La respuesta es evidente a todas luces: Maduro y su pésimo gabinete económico ha comenzado a negociar con el sector privado en la famosa mesa de diálogo económica, creada al día siguiente de la conferencia de paz en Miraflores, como recordamos.

Pero estas medidas, que forman parte del camino de sanación y ajuste para solventar la crisis económica, están teñidas de sangre y ahogadas en humo lacrimógeno. Por eso, son mucho más injustas e inmorales que necesarias. No son producto del diálogo democrático y de la búsqueda sincera de la paz, sino de la impotencia y el fracaso de un régimen comunista que persiste en su ceguera, que no quiere entregarse a la justicia y aceptar su inexcusable y plena responsabilidad frente a todo lo que está pasando hoy en el país.

Mientras tanto, los venezolanos estamos más pobres, más desprovistos de justicia y más inseguros que nunca. El pueblo sale a la calle, de continuo, a marchar exponiéndose a todo tipo de represiones; otros salen a trabajar y los asesinan vilmente; los estudiantes luchan de forma asimétrica y cruel, con gestos de heroísmo; y los políticos demócratas exponen su vida y libertad para salvar su legítima vocación de servicio... todos se inmolan.

Ahora hemos aprendido que no podemos aceptar reformas económicas ni de seguridad que no estén avaladas por verdaderas señales de justicia y democracia. Los testimonios recientes de las madres de Bassil Da Costa y de Geraldine Moreno son manifestaciones patentes de la injusticia y de la inmoralidad que esconden estas negociaciones. No es verdad que a los venezolanos sólo nos unen los problemas económicos. La vulnerabilidad de la vida de nuestros hijos, la falta de justicia, la mediocridad del sistema de salud y educación, el odio, la falta de hermandad y las continuas humillaciones que experimentamos a diario producto de unas instituciones públicas que van contra el pueblo, también nos congregan en una lucha común.

Por eso, es importante atender a la estrategia y a los llamados que hacen los distintos partidos políticos que conforman la Unidad. Tenemos que conducir la protesta por una vía firme y segura, salvaguardando la vida de cada uno y evitando todo tipo de manipulación y desfalco de la justa ira del pueblo por intereses mezquinos ¡El país nos necesita vivos!

No basta subir el precio del dólar y de los alimentos para resolver la profunda crisis venezolana. Nuestro malestar hace tiempo que traspasó los límites de lo material y se sitúa ahora en un ámbito moral, de respeto a la libertad, a la justicia, a la responsabilidad, a la soberanía y a la unidad de un sólo país. Lo primero y fundamental es sincerar el sistema de-mo-crá-ti-co con su equilibrio de poderes, con el ejercicio de la justicia y el respeto cabal de los Derechos Humanos, que se están violando con mayor impunidad que los desastres económicos. Porque esos delitos de lesa humanidad no prescriben en el ánimo de un pueblo; en cambio de lo económico, simplemente, nos recuperaremos.

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