ORLANDO OCHOA P.| EL UNIVERSAL
jueves 23 de enero de 2014 12:00 AM
Hay un visible y amplio proceso de deterioro socioeconómico en Venezuela, con serias consecuencias para el presente y el futuro. El sector petrolero está agobiado de cargas políticas y está impedido de crecer; en realidad, está en caída la producción y las exportaciones. Esta situación también tiene implicaciones políticas, la más evidente el fracaso del proyecto llamado socialismo chavista o del siglo XXI. Sus políticas gubernamentales centradas en mantener el poder sin mayores escrúpulos, socavan la base productiva y crean escasez generalizada de bienes. Esta es su marca de fábrica.
Pero hay otra cuestión aún más importante, ¿puede la oposición política recibir el mando y dirigir la recuperación de Venezuela? El país no está en condiciones normales. No sólo las instituciones políticas se han debilitado, las finanzas públicas y el BCV están en manos de operadores políticos sin calificación ni intenciones de estabilizar la economía venezolana. Estamos en medio de una centrifuga de déficit público, emisiones monetarias, depreciación del bolívar, más inflación, escasez y caída del salario real. Maduro y su desgastado equipo jamás podrá detener esta espiral descendente, sin una rectificación política e ideológica de fondo.
¿Qué puede hacer la oposición política organizada? Creo que hacen falta dos actitudes políticas nuevas. Una, comprender la magnitud del descalabro económico-petrolero y sus consecuencias económicas y sociales, ya palpables para toda la población; narrarla a todo el país en forma sistemática, como el principal problema nacional, el cual incluso ha facilitado el mayor desarrollo del crimen organizado, dando curso a una sociedad más violenta. Segundo, enfocar el diálogo con el sector oficialista, quienes tienen completa consciencia del desastroso curso de las condiciones socioeconómicas, en el tema económico-petrolero-social; además de explicar al país, porque la escasez e inflación no se podrán detener ni en 6, 12 ni 24 meses, bajo la política del socialismo chavista. Eso obliga a construir y ofrecer una alternativa con autoridad y capacidad para darle un rumbo distinto al país, en condiciones adversas sin paralelo en más de un siglo. Eludir el tema económico-petrolero por razones de táctica electoral o prejuicio, revelaría falta de sensibilidad por el futuro de Venezuela.
Pero hay otra cuestión aún más importante, ¿puede la oposición política recibir el mando y dirigir la recuperación de Venezuela? El país no está en condiciones normales. No sólo las instituciones políticas se han debilitado, las finanzas públicas y el BCV están en manos de operadores políticos sin calificación ni intenciones de estabilizar la economía venezolana. Estamos en medio de una centrifuga de déficit público, emisiones monetarias, depreciación del bolívar, más inflación, escasez y caída del salario real. Maduro y su desgastado equipo jamás podrá detener esta espiral descendente, sin una rectificación política e ideológica de fondo.
¿Qué puede hacer la oposición política organizada? Creo que hacen falta dos actitudes políticas nuevas. Una, comprender la magnitud del descalabro económico-petrolero y sus consecuencias económicas y sociales, ya palpables para toda la población; narrarla a todo el país en forma sistemática, como el principal problema nacional, el cual incluso ha facilitado el mayor desarrollo del crimen organizado, dando curso a una sociedad más violenta. Segundo, enfocar el diálogo con el sector oficialista, quienes tienen completa consciencia del desastroso curso de las condiciones socioeconómicas, en el tema económico-petrolero-social; además de explicar al país, porque la escasez e inflación no se podrán detener ni en 6, 12 ni 24 meses, bajo la política del socialismo chavista. Eso obliga a construir y ofrecer una alternativa con autoridad y capacidad para darle un rumbo distinto al país, en condiciones adversas sin paralelo en más de un siglo. Eludir el tema económico-petrolero por razones de táctica electoral o prejuicio, revelaría falta de sensibilidad por el futuro de Venezuela.
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