WILLIAM ANSEUME| EL UNIVERSAL
lunes 24 de febrero de 2014 12:00 AM
Cállame.
Expresar libremente opinión alguna, contraria a lo que el régimen quiere o necesita oír, se ha vuelto hace tiempo un delito en Venezuela. Canales de televisión cerrados o anulados, emisoras radiales expropiadas, imposibilitadas de renovar concesiones, incorporadas de plano al aparato reproductor de mentiras o de un cuarto de verdades emitidas por el gobierno nacional y su "ideología" comunista; periódicos desplazados hacia el silencio a través de cualquier mecanismo, por oscuro o violento que sea, son acciones perversas que se han emprendido con la sola finalidad de espantar voces contrarias. Como si cerrando cualquier difusión de ideas adversas se quebrantara o se exterminara el pensamiento, el individuo racional.
Las amenazas sobre los medios más libres, los que van quedando, para la expresión pública de ideas han sobrado en estos últimos años, en el terrorismo comunicacional de estado más feroz que en Venezuela se haya conocido. RCTV fue el inicio de un control mediático que lucía indetenible. Pero no contaban con la valentía de los periodistas como quienes han renunciado o se han manifestado en Globovisión o en Últimas Noticias, cuyo comunicado a la nación fue bien oportuno, contundente y preciso: "El cambio de la primera página del diario Últimas Noticias, el jueves 13 de febrero de 2014, es apenas un ejemplo de lo que ha ocurrido en este periódico en los últimos cuatro meses, cuando fue consumada la compra de la Cadena Capriles". Así, amenazan desde el gobierno a los que no se rinden al dinero con cierre, o usan la escasez de papel y de dólares libres para cercenar páginas y periódicos. Censura casi absoluta y voces que no callan, cualquier espita es buena y afortunada, como felizmente ésta, de El Universal, para un respiro formal de manifestación pública de expresiones un tanto más abiertas.
Aprésame
Para la anulación del otro no ha bastado a este gobierno (cualquier calificativo es insuficiente para dar cuenta de él) hacer callar, sino que en su total manejo de los poderes públicos (y privados) ha hecho uso del sistema judicial a su antojo, para mantener a raya, amenazados con prisión, perseguidos, expatriados o prisioneros a quienes considera debe anular, Iván Simonovis es la figura más representativa, aunque no única, de ese manejo cruel de las cárceles, en un país donde los delincuentes campean con permisos libérrimos para circular, narco-traficar, robar, violar, matar, a sabiendas de sentirse protegidos por una justicia que no puede llevar el nombre de tal, comprada y entregada. "Si hablas en contra te apreso, Si destacas en política te inhabilito y/o te apreso. Si quiero, con solo querer te apreso", parece leerse de la actuación cotidiana del régimen. Leopoldo López pasó a ser en esto el preso número 1, en una cárcel militar, luego de entregarse con gallardía a estos orates miserables.
Tortúrame
No le ha bastado al gobierno todopoderoso con encarcelar a sus "enemigos", ya la figura del adversario no existe en el país sino para la oposición ingenua. Aplica torturas sicológicas y también físicas. Le coloca esposas a los estudiantes, como si criminales fueran, los envía lejos de su tierra, a cárceles comunes, por protestar. Aquí no se puede ahora protestar; deben los ciudadanos venezolanos aceptar todo lo malo como bueno, la ausencia de dólares, la falta de productos básicos para comer o limpiarse; el poco o ningún rendimiento de la moneda, el silencio ante el dolor... El régimen pretende regularlo todo y mal con la aceptación callada de todos, como con unas criadas o esclavos sumisos del siglo XIX. La idea de estudiantes violados a fusil es de las más brutales canalladas cometidas en este país. Trae a la memoria las asquerosas represalias de la Seguridad Nacional.
Mátame
Ha llegado el régimen a lo peor del oprobio: a asesinar personas indefensas. ya lo hizo en aquel abril de Puente Llaguno y sus alrededores; ahora insiste en ello. Persigue, golpea, mata. Estudiantes, protestantes de manos limpias que alguna vez fueron tibias. Militares, policías y también miembros de los llamados colectivos han desenfundado y disparado; han dado órdenes propias de cobardes. Han envilecido nombres augustos, uniformes dignos otrora, chapas, condecoraciones que alguna vez fueron honorables. No digo de los formados para delinquir, como son los miembros de los colectivos, sino los de históricas prendas. Ni en las películas se mata a los desprotegidos, por la espalda, ni se escarnece así a los individuos. Esta historia es triste, es lamentable. Es mortal.
El terrorismo de Estado se ha enfrentado con valor, con calle, con voces, con estudiantes, con aulas. Cállame, aprésame, tortúrame, mátame. El pueblo seguirá su ruta: hablará, será libre, sano y saludable, pero sobre todo: vivirá.
Expresar libremente opinión alguna, contraria a lo que el régimen quiere o necesita oír, se ha vuelto hace tiempo un delito en Venezuela. Canales de televisión cerrados o anulados, emisoras radiales expropiadas, imposibilitadas de renovar concesiones, incorporadas de plano al aparato reproductor de mentiras o de un cuarto de verdades emitidas por el gobierno nacional y su "ideología" comunista; periódicos desplazados hacia el silencio a través de cualquier mecanismo, por oscuro o violento que sea, son acciones perversas que se han emprendido con la sola finalidad de espantar voces contrarias. Como si cerrando cualquier difusión de ideas adversas se quebrantara o se exterminara el pensamiento, el individuo racional.
Las amenazas sobre los medios más libres, los que van quedando, para la expresión pública de ideas han sobrado en estos últimos años, en el terrorismo comunicacional de estado más feroz que en Venezuela se haya conocido. RCTV fue el inicio de un control mediático que lucía indetenible. Pero no contaban con la valentía de los periodistas como quienes han renunciado o se han manifestado en Globovisión o en Últimas Noticias, cuyo comunicado a la nación fue bien oportuno, contundente y preciso: "El cambio de la primera página del diario Últimas Noticias, el jueves 13 de febrero de 2014, es apenas un ejemplo de lo que ha ocurrido en este periódico en los últimos cuatro meses, cuando fue consumada la compra de la Cadena Capriles". Así, amenazan desde el gobierno a los que no se rinden al dinero con cierre, o usan la escasez de papel y de dólares libres para cercenar páginas y periódicos. Censura casi absoluta y voces que no callan, cualquier espita es buena y afortunada, como felizmente ésta, de El Universal, para un respiro formal de manifestación pública de expresiones un tanto más abiertas.
Aprésame
Para la anulación del otro no ha bastado a este gobierno (cualquier calificativo es insuficiente para dar cuenta de él) hacer callar, sino que en su total manejo de los poderes públicos (y privados) ha hecho uso del sistema judicial a su antojo, para mantener a raya, amenazados con prisión, perseguidos, expatriados o prisioneros a quienes considera debe anular, Iván Simonovis es la figura más representativa, aunque no única, de ese manejo cruel de las cárceles, en un país donde los delincuentes campean con permisos libérrimos para circular, narco-traficar, robar, violar, matar, a sabiendas de sentirse protegidos por una justicia que no puede llevar el nombre de tal, comprada y entregada. "Si hablas en contra te apreso, Si destacas en política te inhabilito y/o te apreso. Si quiero, con solo querer te apreso", parece leerse de la actuación cotidiana del régimen. Leopoldo López pasó a ser en esto el preso número 1, en una cárcel militar, luego de entregarse con gallardía a estos orates miserables.
Tortúrame
No le ha bastado al gobierno todopoderoso con encarcelar a sus "enemigos", ya la figura del adversario no existe en el país sino para la oposición ingenua. Aplica torturas sicológicas y también físicas. Le coloca esposas a los estudiantes, como si criminales fueran, los envía lejos de su tierra, a cárceles comunes, por protestar. Aquí no se puede ahora protestar; deben los ciudadanos venezolanos aceptar todo lo malo como bueno, la ausencia de dólares, la falta de productos básicos para comer o limpiarse; el poco o ningún rendimiento de la moneda, el silencio ante el dolor... El régimen pretende regularlo todo y mal con la aceptación callada de todos, como con unas criadas o esclavos sumisos del siglo XIX. La idea de estudiantes violados a fusil es de las más brutales canalladas cometidas en este país. Trae a la memoria las asquerosas represalias de la Seguridad Nacional.
Mátame
Ha llegado el régimen a lo peor del oprobio: a asesinar personas indefensas. ya lo hizo en aquel abril de Puente Llaguno y sus alrededores; ahora insiste en ello. Persigue, golpea, mata. Estudiantes, protestantes de manos limpias que alguna vez fueron tibias. Militares, policías y también miembros de los llamados colectivos han desenfundado y disparado; han dado órdenes propias de cobardes. Han envilecido nombres augustos, uniformes dignos otrora, chapas, condecoraciones que alguna vez fueron honorables. No digo de los formados para delinquir, como son los miembros de los colectivos, sino los de históricas prendas. Ni en las películas se mata a los desprotegidos, por la espalda, ni se escarnece así a los individuos. Esta historia es triste, es lamentable. Es mortal.
El terrorismo de Estado se ha enfrentado con valor, con calle, con voces, con estudiantes, con aulas. Cállame, aprésame, tortúrame, mátame. El pueblo seguirá su ruta: hablará, será libre, sano y saludable, pero sobre todo: vivirá.
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