Editorial de www.analítica.com
Miércoles, 2 de abril de 2014
En la Alemania nazi, en la Corte Suprema había una sala denominada
la sala del Führer que tenía facultades de dictar sentencias con penas
muchos mayores, incluso de muerte, que las que habían dictaminado los
tribunales ordinarios.
En la Venezuela actual una sala parecida es la sala constitucional del
tribunal supremo, que se ha caracterizado por ser el instrumento más
dócil y más veloz en cumplir los requerimientos del régimen.
Una de esas sentencias sumarias fue la que emitieron, entre gallos y medianoche, el lunes 31 de marzo, mediante la cual, sin un debido proceso, le arrebataron de un solo plumazo la inmunidad parlamentaria a la diputada María Corina Machado. La justificación que dieron para realizar ese acto, a todas luces violatorio de los derechos de la diputada, fue por vía de la interpretación de un oscuro artículo de la Constitución y sin permitirle a la parte agraviada que esgrimiese argumento alguno en su defensa.
Esta acción de la sala constitucional entrará en los libros de derecho constitucional como un ejemplo aberrante de extra limitación de atribuciones para cometer una violación a la letra de la constitución que prevé taxativamente las únicas causas mediante las cuales se le puede quitar la inmunidad a un diputado que, no olvidemos, es el representante de la voluntad popular.
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