Rocío San Miguel
10 Abril, 2014
El Gobierno Nacional y la Mesa de la Unidad Democrática han informado al país que son cuatro los puntos del dialogo con que se inicia formalmente a partir del día de hoy la ronda de conversaciones. Todos en su contenido y alcance absolutamente indispensables. Sin embargo, falta uno, perentorio para la viabilidad del Estado venezolano y este no es otro que el del control democrático y despartidización de la Fuerza Armada Nacional. Sin lograr avanzar en este punto, la población, el territorio y el sistema jurídico-político de Venezuela estarán bajo amenaza existencial permanentemente.
2.- La Fuerza Armada Nacional ha consolidado un discurso reverencial, obsesivo, casi patológico, con una figura a la que se ha dado por llamársele el “comandante supremo”. Otra nueva forma de culto a la personalidad y partidización, prohibido expresamente en el artículo 328 de la Constitución.
No se puede encontrar la paz, amenazando permanentemente al país con la existencia de una Fuerza Armada “revolucionaria y chavista”, como ha venido señalando el propio presidente Nicolás Maduro. Eso coloca a la institución al servicio de una parcialidad política, quebrando el sistema de garantías mínimas que los venezolanos deben tener de sus militares. La mesa de diálogo debe encontrar una ruta de retorno al carril constitucional de la Fuerza Armada Nacional que impida estas declaraciones. No puede existir diálogo con la amenaza de un partido armado al servicio de la revolución.
3.- Finalmente, el control de las manifestaciones por parte de la Guardia Nacional debe ser monitoreado por la mesa dialogo. No pueden estar sentados representantes de oposición y del gobierno nacional mientras efectivos militares abusan desproporcionadamente y en algunos casos ilegalmente con medios de combate en contra de la población civil. Hay una narrativa de horror respecto a la actuación de la Guardia Nacional que debe documentarse y judicializarse, pues es inadmisible que los llamados a restaurar el orden sean los promotores de la violencia y del aplastamiento contra venezolanos en muchos episodios de protesta e incluso en otros en los que siquiera ha existido protesta, un derecho civil inalienable que sin discriminación debe estar garantizado por la Fuerza Armada Nacional. No puede existir diálogo con el uso de bombas lacrimógenas en contra de mujeres, niños y ancianos que en algunos casos se utilizan por el solo hecho de vivir en un municipio identificado como opositor.
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