Su plan para deportar a 11
millones saca a la luz el éxito de las posturas conservadoras
El
candidato republicano Donald Trump ha dado un nuevo golpe en
la campaña electoral al apostar por la deportación
de más de 11 millones de indocumentados de Estados Unidos. Así
luchará contra la inmigración ilegal si llega a la Casa Blanca en
2016, según el plan que ha presentado este fin de semana. Su propuesta, una
colección de las iniciativas más conservadoras de esta última década, es una
amenaza para el Partido Republicano, que ha perdido las dos últimas
presidenciales y la confianza del electorado hispano. Sin embargo, Trump ha
decidido caminar en dirección contraria, defendiendo las mismas ideas que
alejaron a los votantes latinos.
El plan
del magnate, publicado este domingo, incluye completar el muro de la frontera
con México e incrementar el coste de los visados para empresarios de ese país,
así como de los permisos para trabajadores mexicanos que entran a diario en EE
UU para trabajar. Trump ha amenazado con esta subida si el el gobierno de
Enrique Peña Nieto no accede a pagar el precio de construcción del muro. “No
podemos dejar que sigan aprovechándose de nosotros”, dijo en una entrevista con
NBC.
El
candidato republicano propone asimismo derogar las órdenes ejecutivas del
presidente Barack Obama en las que canceló la deportación de los ‘sin papeles’
que carezcan de antecedentes penales. “Mantendremos juntas a las familias, pero
se tienen que ir”, dijo sin especificar el método para expulsar a más de 11
millones de personas. El empresario neoyorquino también quiere reiniciar los
procesos de deportación de los Dreamers -‘soñadores’, como se conoce a los
indocumentados que entraron en EE UU a una edad muy temprana- y modificar la
Constitución para retirar el derecho a la ciudadanía a los nacidos en EE UU de
padres que residen ilegalmente en el país.
“El plan
de Trump en materia de inmigración es la mezcla exacta entre fantasía e
ignorancia que hemos aprendido a esperar de alguien que se autodefine como
republicano”, afirma un análisis de la organización conservadora Cato
Institute. Los defensores de la reforma migratoria alertan que la propuesta es
“tan sorprendente como peligrosa”, en palabras de Frank Sharry, director de
America’s Voice.
El plan de Trump en materia
de inmigración es la mezcla exacta entre fantasía e ignorancia que hemos
aprendido a esperar de alguien que se autodefine como republicano”
Cato Institute
La
respuesta del resto de aspirantes republicanos es la de hablar de Trump como no
si fuera un candidato de su mismo partido. Sus dos principales rivales, el
senador de Florida Marco Rubio y el exgobernador de ese Estado Jeb Bush, ni
siquiera han hecho declaraciones sobre el controvertido plan, aunque en el
pasado sí rechazaron sus declaraciones racistas sobre los inmigrantes. Carly
Fiorina, la única mujer que aspira a la presidencia por el partido conservador,
reconoció que no dedica “mucho tiempo” a pensar en Trump. “No está claro que
sea un republicano si nos basamos en algunas de las posturas que ha defendido”,
dijo Fiorina.
Sin
embargo, Trump no ha propuesto nada que no haya defendido antes el Partido
Republicano. Desde completar la valla que dibuja la frontera con México (3.145
km.) hasta revocar la 14 Enmienda de la Constitución. Esta idea, respaldada por
algunos políticos extremistas de Texas en 2010, pretendía retirar la ciudadanía
a los niños ‘ancla’, nacidos en EE UU de padres indocumentados. Y todas ellas
cuentan con respaldo entre un significativo grupo de votantes conservadores que
aún defiende que la inmigración perjudica a los trabajadores estadounidenses.
Para que no se les olvide, Trump ha apodado a Marco Rubio como “el senador de
Mark Zuckerberg”, en referencia a su apoyo a las medidas que defiende Silicon
Valley.
El
planteamiento de Trump apela a la base más conservadora del Partido
Republicano. Su iniciativa responde a la necesidad de movilizar a estos
votantes para hacerse con la victoria en las primarias republicanas. Ningún
candidato puede aspirar a ganar en unas elecciones generales con ideas
contrarias a un sector tan importante del electorado como los hispanos, pero
Trump, favorito actual en los sondeos, lidera también las encuestas
republicanas en materia de inmigración.
El riesgo
para los republicanos va más allá de los escándalos de Trump o de que resulte
elegido como el candidato a las presidenciales. El partido ha defendido un
mensaje conciliador con la comunidad hispana que, a pesar de no fraguar en
una reforma
migratoria, sí dejó atrás la retórica más agresiva de 2010.
Las campañas de Rubio y Bush pretenden seguir por ese camino. Pero ahora Trump,
uno de los aspirantes más mediáticos del partido, ha torpedeado sus
intenciones. Si sus propuestas contra los inmigrantes vuelven a calar entre el
sector más conservador, el Partido Republicano pueden despedirse del electorado
hispano hasta la próxima generación de votantes.
Los republicanos y
la realidad de los inmigrantes en Estados Unidos
C. F. PEREDA
El plan de deportar a 11 millones
de ‘sin papeles’, como si fuesen un grupo homogéneo, choca con una realidad en
la que los indocumentados tienen lazos familiares con estadounidenses. Es el
caso de 17 millones de residentes en EE UU que pertenecen a una familia donde
al menos un miembro carece de permiso de residencia legal, según datos del
Censo. Esta mezcla de estatus migratorios será la norma entre los futuros
votantes, ya que el 7% de los menores de 18 años tienen al menos un progenitor
sin papeles en EE UU. El porcentaje asciende al 20% en Nevada y al 13% en
California, dos de los estados con mayor proporción de indocumentados entre su
población.
Vía El País. España
Que pasa Margarita
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