Asdrubal Oliveros y Carlos Miguel Álvarez
En un país donde las cifras de la economía brillan por su ausencia, se ha vuelto el común denominador las charlas entre sus ciudadanos sobre los problemas y desequilibrios que existen en el mercado. No obstante, no todo lo que se escucha es cierto. En este artículo queremos aclarar los diez mitos más relevantes de la economía venezolana.
1. El Gobierno no sabe lo que hace. Contrario a lo que muchos piensan, el Gobierno está muy al tanto en sus decisiones en materia económica. No hacer nada es hacer algo y dentro de la matriz de decision del Ejecutivo el peso de la inacción es mayor al peso del costo político que cualquier ajuste económico importante podría tener. El problema surge porque, en economía, el no hacer nada implica que el costo político, social y económico de hacer los ajustes necesarios aumenta rápidamente. Como resultado de esta política, el 2015 va a cerrar como el peor año en términos económicos dentro de la historia de Venezuela y el 2016 podría superarlo.
2. Toda la economía se indexa a paralelo. Si esto fuese totalmente cierto no encontraríamos productos y/o servicios tan “económicos” en los mercados. Cuando usted compra un producto regulado muy probablemente estamos hablando de un producto que recibió divisas a VEF 6,3/US$, alimentos, productos de higiene personal, medicinas y la gasolina siguen recibiendo subsidios importantes. En los primeros siete meses del año, la liquidación diaria de divisas (vía mecanismos oficiales) fue de US$50,0 millones en promedio, lo que contrasta con los US$129,5 millones del mismo período del año pasado y representa una caída de 61,4% en base interanual. Esto ha obligado a que un número creciente de empresas y compañías que operan en Venezuela utilicen el tipo de cambio paralelo para adquirir bienes y servicios (insumos, materias primas y bienes intermedios) y, por ende, ajusten los precios para la reposición de los inventarios; sin embargo, esta dinámica varía dependiendo del sector donde se opere. En otras palabras, no todos los sectores de la economía venezolana toman como referencia el dólar negro para establecer los precios. Lo que si es cierto es que actualmente entre 40% y 45% de la economía venezolana es indexada a través del tipo de cambio paralelo y por tanto, hay ciertos bienes que son inalcanzables para el venezolano promedio.
3. Nadie recibe US$ a 6,3. En lo que va de año 2015, en promedio, se han estado liquidando a razón de US$50,1 millones diarios. De los cuales a VEF 6,3/US$ se liquidan alrededor de US$43,9 millones día, es decir, 87,6% del total de liquidaciones diarias son a través de la tasa más baja. La realidad acá recae en que estas liquidaciones son destinadas a sectores prioritarios. Por otro lado, si es cierto que han caído en comparación con el año pasado como menciónanos en el mito anterior y de ello el que se escuche tanto que nadie recibe dólares a esta tasa.
4. La liquidez monetaria está creciendo. En cierto modo, son muchos los análisis que hablan de una expansión bárbara de la liquidez monetaria en Venezuela, pese a no ser real. En términos nominales la variación interanual a cierre de julio 2015 es de 86,7%, mientras que el acumulado del año alcanza un interanual de 40,3%. Igualmente, al analizar la base monetaria observamos incrementos interanuales y acumulados de 91,8% y 43,3%, respectivamente, aunque, al comparar dichos incrementos con las variaciones de los precios, la realidad es que el aumento de la inflación es superior en promedio por 57,7 pp en términos interanuales y 54,2 pp en el acumulado de 2015. Dentro de esta realidad, es otra la historia que tenemos que contar. En términos reales la “expansión” pasa a ser una contracción de 25,6% interanual y 29,8% para el acumulado de 2015. A partir de esto podemos afirmar que la liquidez monetaria dejó de crecer en el mes de agosto del año 2014 debido a la aceleración en la variación de los precios. Es decir, la velocidad con la que está creciendo la inflación supera con creces la del Gobierno para inyectar liquidez con instrumentos de expansión monetaria.
5. La dolarización es la solución. Se dice que Ecuador, por ejemplo, arregló sus problemas dolarizando la economía. Hablar de “arreglar” la economía de un país es un concepto muy amplio. Es medianamente cierto que resolvió un problema de alta inflación de forma rápida y tajante, y es por eso que, dado los problemas inflacionarios que tiene Venezuela, la medida parece ser atractiva. Sin embargo, en primer lugar, el sector petrolero de Ecuador no se equipara al de Venezuela, ni tampoco el tamaño de su economía. Los elementos que tiene de propagación el sector petróleo en Venezuela no son equivalentes a los de Ecuador. En el caso de Panamá, que es el otro ejemplo que se menciona con frecuencia, este es un país con una economía principalmente de servicios y mucho más pequeño; por ende, utilizar como referencia alguno de estos países es dejar a un lado la naturaleza y la realidad de Venezuela. Estamos conscientes de los efectos positivos que tendría la adopción de una moneda fuerte, pero consideramos que es mucho más lo que se pierde en materia de política económica que lo que se gana en estabilidad, sobre todo si se toman en cuenta las características de la economía venezolana.
6. Cúcuta percibía US$9.000 millones mensuales producto del contrabando. Los productos con mayor peso en el mercado de contrabando son los derivados de petróleo y actualmente entre 100 mil y 120 mil barriles diarios se van por la frontera de manera ilegal. Calculado al precio promedio año de la cesta petrolera venezolana, US$ 48,0/bl a la tercera semana de septiembre, esto implica un total mes entre US$144,0 millones y US$172,8 millones. Muy lejos de los US$300 millones diarios que hacen el total mes del mito.
7. Un aumento de la gasolina es inflacionario. Aunque es cierto que el incremento de los precios de la gasolina preocupa, se trata de algo manejable, como bien han explicado estudios de Jose Ramón Morales y Douglas Barrios, en su paper Rethinking the Taboo: Gasoline Subsidies in Venezuela (2012). El gran dilema es cómo ejecutar el plan para que pueda mitigar el impacto negativo de la misma política, por eso su diseño y ejecución son clave y, por tanto, no tiene que ser inflacionario. El destino de los recursos adicionales debería ser el tema principal del debate, en especial si desean aplicarlo como política social para apoyar a parte de la población de menores ingresos.
8. La escasez es debido al contrabando. Todo lo contrario, el contrabando es debido a la escasez y esta, a su vez, es una consecuencia de la política de control de precios y del tipo de cambio. Los incentivos son un factor clave en economía y, frente a las distorsiones en precio, los agentes tienen incentivos de comprar un producto a un precio sumamente inferior al de mercado y venderlo a terceros que estén dispuestos a pagar ese precio. Y si del otro lado de la frontera están dispuestos a pagar el precio de mercado, entonces, no es descabellado pensar que los controles generan escasez y, por tanto, incentivos para el contrabando.
9. Emitir billetes de nueva denominación es inflacionario. Las distorsiones también han tocado la familia de billetes en Venezuela, y teniendo en cuenta tanto el costo transaccional para el sector financiero que implica el manejo de los billetes actuales como la caída en su poder adquisitivo, consideramos que el cono monetario debería tener como su billete de más alta denominación el de VEF 2.500 (hoy VEF 100) y el de menor valor el de VEF 50 (hoy VEF 2). Sin embargo, es importante entender que la emisión de billetes nuevo no es imprimir más billetes y mantener la impresión de los actuales, todo lo contrario, esta política debería estar orientada a la sustitución de los billetes viejos por los nuevos. En otras palabras, el Banco Central de Venezuela debería recoger 25 billetes de VEF 100 por cada billete de VEF 2.500 emitido. En conclusión, hablaríamos de una recomposición de la familia de billetes sin generar inflación.
10. Somos un país rico. No hay mucho que decir con respecto a esto. De nada te sirve tener las “mayores” reservas de petróleo del mundo si frente a un shock externo en los precios petroleros junto a la aplicación de un modelo inadecuado en materia económica te han hecho caer en la peor crisis económica de los últimos 25 años. Un país rico es un país donde sin importar las condiciones externas o internas la estabilidad se mantiene y el bienestar de sus ciudadanos en vez de disminuir siempre está en constante mejora.
Bonus 1: Pdvsa y el Gobierno están quebrados. Un país, o empresa quebrada, implica que no está en capacidad de pagar sus obligaciones y se declara en default. En los próximos seis meses, 4T2015 – 1T2016, el Estado tiene que pagar US$7.774 millones por concepto de deuda externa y las expectativas de pago son altas, confirmando así que muy probablemente se hagan los pagan pertinentes. Existe una gran diferencia entre tener problemas de liquidez y estar quebrado, en este caso tanto Pdvsa como el Gobierno se enfrentan a un problema de liquidez, afortunadamente.
Bonus 2: La diversificación económica como logro de la revolución. Del total de exportaciones en 1998, 35,7% pertenecían al sector no petrolero. A 2014, última data disponible, sólo 5,3% del total de exportaciones son no petroleras, cifra que seguramente ha disminuido durante el 2015. La diversificación implica diferentes medios de ingresos, de forma tal que si recibimos un shock externo en uno de los sectores, el impacto negativo suele ser menor. Todo lo contrario ha pasado durante los años de revolución.
Bonus 3: La guerra económica es la causante de los problemas económicos. No existe tal cosa como guerra económica, las principales razones por lo cual nos encontramos frente a una crisis tan severa son los controles de capitales y los subsidios que el Gobierno ha decidido mantener para generar un supuesto estado de “bienestar”. Todas las decisiones económicas son de parte del Estado y los resultados de ellas son consecuencias de las medidas tomadas por el mismo Gobierno.
Bonus 4: Estamos en hiperinflación. De este tema escribimos un artículo completo para este mismo portal. En pocas palabras, la hiperinflación va más allá que una definición académica, implica una dinámica económica diferente a la que actualmente vive Venezuela. No obstante, el riesgo de entrar en una espiral hiperinflacionaria está latente.
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