CARLOS
BLANCO.
Para derrotar electoralmente al
régimen hay que derrotarlo primero políticamente. Esa derrota política está en
marcha. Y tiene lugar en el espacio de la opinión pública, del corazón de la
gente y del espíritu dominante. No es un hecho propagandístico como creen los
badulaques del régimen; entre otras razones, porque salvo pocos grupos que
disponen de plata en la oposición, casi nadie tiene más recursos que el que
permite ir casa por casa, pueblo por pueblo, en peregrinaciones que no cubren
los medios de comunicación casi totalmente en manos rojas.
La
oposición ha sido mayoría muchas veces. Lo nuevo es que quienes tenían el
complejo de minoría parecen haber superado el trauma infantil y ahora también
se asumen como la mayoría que se ha sido varias veces y ahora se es de modo
indiscutible. Este ambiente tiene una dinámica multiplicadora y la fascinación
de ser parte de la mayoría hace a esta cada vez más amplia y sólida.
Nadie en
el gobierno cree en poder obtener un triunfo electoral genuino. Nadie en el
resto de la sociedad piensa que el régimen tiene los votos para ganar. La
propia discusión sobre la creación de “burbujas de felicidad” mediante
importaciones masivas; la hipótesis que acá hemos propuesto sobre suspensión
parcial de elecciones o creación de un bochinche en las zonas bajo estado de
excepción; y el trajín fraudulento en el CNE son elementos que ilustran la idea
de que con votos de verdad el régimen pierde.
Maduro está
derrotado en el alma nacional y en la opinión internacional. Esto forma parte
de la derrota política previa indispensable, pero todavía no está completada la
faena y queda lo más duro. Ya comenzarán a aparecer las boliencuestas, esas que
indican que el gobierno va a perder, luego que eso no es seguro, más adelante
que puede ganar, y, al final, dicen que ganó, lo cual es parte de la guerra en
el espacio de las creencias y del espíritu.
Para la
derrota política preelectoral indispensable para la victoria democrática es
necesario que el convencimiento que ya todos tienen, incluidos los del PSUV,
conduzca al desarme de la trampa, el ventajismo y el fraude.
Se hace
necesario que las fuerzas opositoras en el marco del ambiente favorable en el
resto del mundo desbaraten los planes maduristas.
Aunque
hoy parezca una baladronada, solo la rendición del régimen ahora, condicional o
incondicional, con acuerdo o sin acuerdo, puede permitir que los votos se
emitan, que los emitidos se cuenten y que los que se cuenten se impongan.
Vía El Nacional
Que pasa Margarita
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