Al igual que otras luminarias de su tiempo, como los Stones y Bob Dylan, The Beatles –o
Paul y Ringo, que son los que quedan- siguen exprimiendo su archivo con nuevos
lanzamientos. Curiosamente ese material desempolvado les aporta siempre
triunfos comerciales sonados en la era de la música semigratuita, premio a que
su talento no caduca. En 2000 editaron una recopilación de sus números uno. A
priori no parecía nada nuevo, ¿quién no tiene esas canciones? Pero aquel disco,
«1», despachó 32 millones de copias en el mundo.
Ahora, quince años después, quieren repetir la jugada en un vídeo/CD y
lanzaran sus 27 números uno acompañados de las películas promocionales que se
rodaron para ellas en los sesenta. Para atraer a los coleccionistas, el proyecto,
que se llama «1+» y saldrá a la venta el 7 de
noviembre de cara a la Navidad, incluye un segundo CD/DVD o
Blue-ray con 23 rarezas y descartes, acompañadas también de filmes de época
de The Beatles.
En la campaña de promoción, Paul McCartney y Ringo Starr han querido reivindicar su
condición de pioneros de lo que luego en los ochenta serían los
vídeo-clips musicales, la cultura MTV (que hoy también es ya historia, pues
el canal musical se ha pasado más bien a los programas de telerrealidad).
McCartney ha dicho que en el grupo eran «grandes admiradores del cine artístico
sueco», que veneraban a Ingmar Bergman. En una ocasión se encontraron
en un club de Londres con el director sueco Peter Goldman y le propusieron que
se hiciese cargo de algunas de las películas promocionales de sus canciones,
que en ocasiones cobraron así un curioso tono psicodélico y muy «arty».
The Beatles dejaron de tocar en directo el 29 de agosto de 1966, fecha
de su último concierto, que ofrecieron en San Francisco. Alegaron que ya no
podían reproducir en directo las ocurrencias sonoras que habían ido
enriqueciendo sus obras de estudio. Pero en realidad estaban saturados por una
carga extenuante de trabajo y quemados por la terrible experiencia de su gira
por Filipinas, donde con la dictadura de Marcos en contra casi hubieron de
salir huyendo. Durante parte de su carrera llegaron a grabar hasta dos discos
de canciones nuevas por año. Asombra pensar que «Help!» y «Rubber
Soul» se hicieron casi de una tacada en 1965. Las películas fueron un
modo de llevar por todo el planeta las nuevas canciones, una vez que ya no iban
a ser cantadas en vivo. La misma idea que fue la génesis de la industria del
vídeoclip.
Ringo dice que entre ellos llamaban a aquellos primitivos vídeos
promocionales «películas artísticas». Algunas los muestran desenfadados y
bastante privados, como cuando en la de «I feel fine»se les ve
comiendo fish&chips (el plato nacional inglés, que en realidad es un
invento portugués). En un juego de palabras, llamaban al vídeo «I fish fine».
También puede verse un «Hey jude» muy concurrido en el Soho,
con mods, lecheros, amigos y hasta un vagabundo de la zona con que el mantenían
buena relación; o la versión de «Paperback writer» que
grabaron para la televisión de Estados Unidos, con dedicatoria con sorna
para Ed Sullivan, que había sido su casposillo
anfitrión en el mundo de la tele norteamericana.
Algunas de las canciones han sido, una vez más, remasterizadas. Se ha
encargado Giles Martin, el hijo de su clásico productor, sir George
Martin, ya muy mayor, 89 años, como la Reina Isabel, y fuera de juego por problemas
de oído. También como siempre, McCarney ha vuelto a decir que al disociar más
claramente los instrumentos «sientes como si la banda estuviese tocando en tu
habitación».
Con
bonita edición, lujoso libreto y charlas explicativas de los supervivientes a
modo de bono de los clips, «1+» funcionará estas navidades. La nostalgia
siempre vende. Y el genio todavía más.
Las
novedades del universo beatle no acaban ahí. Ringo acaba de inaugurar en
la Royal Portrait Gallery de Londres una pequeña
muestra de seis fotos de sus años en el grupo, que vende por 1.900 libras la
copia (2.600 euros). La más notable es una que lo muestra junto a George Harrison en los albores de la banda
en Liverpool, ambos con aspecto macilento y ropa mugrienta, lo que muestra lo
duro que trabajaron y desde donde arrancaron. Además el percusionista, que debe
estar haciendo caja, prepara una gran subasta de recuerdos de la beatlemanía y
objetos curiosos de su propiedad. Saldrán a la puja siete de sus baterías y
guitarras de la época, alguna de Lennon, así como ropa, muebles y obras de arte. Será el 4
y 5 de diciembre, en casa de subastas Julien's Auctions, en Beverly Hills.
Vía ABC. España
Que pasa Margarita
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