EDITORIAL EL
NACIONAL
El señor Maduro se hizo de la
presidencia gracias a la conjunción del agónico deseo de un hombre atiborrado
de sedantes, incapaz, por tanto, de razonar con lucidez; obviando disposiciones
constitucionales, y un precipitado proceso electoral, aún bajo sospecha, cuyos
organizadores se negaron a verificar la totalidad de las actas para despejar
las dudas sembradas en el electorado, como consecuencia de la irrisoria diferencia
entre los votos del designado y el candidato de la oposición.
No resulta extraño que hoy se
abogue por la conveniencia de una observación internacional, seria y objetiva,
de los comicios del 6 de diciembre a fin de elegir una nueva Asamblea Nacional.
Lo que sí es motivo de extrañeza y suspicacia es la reiterada negativa del
Poder Electoral a aceptar su presencia en una jornada crucial para el futuro de
la nación.
Es raro porque el rechazo a la
veeduría manifestado por le CNE alinea a este organismo con el Ejecutivo y,
sobre todo, con el pugnaz jefe del Legislativo, pertinaz enemigo de la
modernidad, de modo que la desconfianza en torno a sus acciones está más que
fundada, porque lo que es misión rutinaria, aceptada en cualquier país
democrático, no puede ser calificado de intromisión o injerencia en los asuntos
nacionales, sino asumido como contribución al fortalecimiento institucional y
garantía de pulcritud y equidad.
Es más que pertinente el mensaje
suscrito por 31 ex mandatarios iberoamericanos que ya se conoce como Carta de
Bogotá. Se hace eco la misiva de la intranquilidad internacional respecto a lo
que sucede en Venezuela en lo que atañe a persecución y represión de la
disidencia. Y es que cuando un régimen, como el nicochavista, menosprecia y desacata
la carta magna es poco probable que se someta a la voluntad popular.
En la “Declaración de
expresidentes sobre el proceso electoral venezolano” se exige “una observación
imparcial y técnicamente calificada por parte de organismos internacionales”, mediante
un llamado “a las instituciones y la opinión pública internacionales” para que,
en virtud del complejo contexto de anormalidad descrito (suspensión de
garantías y militarización de territorios fronterizos), otorguen un decidido
apoyo y escrutinio a fin de que “cuenten los venezolanos con un cuadro
garantías y justa competitividad, como de transparencia, que les permita
realizar su compromiso de acudir a las urnas electorales”.
No es este el primer
pronunciamiento de este grupo de estadistas de diversas corrientes
políticas y probada convicción democrática respecto al país. Sin embargo,
en esta ocasión privan circunstancias que han radicalizado su discurso: “Lo que
estamos diciendo más de 30 ex presidentes de la región es: basta de violación de
la Carta Democrática; basta de la violación de la libertad de expresión en
Venezuela; basta, Maduro, de la persecución y de la violación de los derechos
humanos de los colombianos”, dijo uno de sus portavoces.
Sí. Ya basta de atropellar al
ciudadano y subestimar su inteligencia.
Vía El Nacional
Que pasa Margarita
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