Tuesday, December 29, 2015

Washington Post: The anti-democratic maneuvers of Venezuela's leaders

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By Editorial Board, December 23, 2015

SINCE THE landslide victory of a Venezuelan opposition coalition in elections for the National Assembly this month, civil society leaders and foreign governments have urged President Nicolás Maduro and his ruling party to accept the results and negotiate with the victors about ways to stabilize Venezuela’s crashing economy. Sadly, they have been ignored. Mr. Maduro and the regime’s next most powerful figure, outgoing assembly president Diosdado Cabello, have instead embarked on a radical campaign to reverse or neuter the election results. The result is a growing danger that a major oil-producing nation will be pushed into a potentially violent domestic conflict.

Venezuela’s problems are already profound. The economy has contracted by 10 percent this year, according to the International Monetary Fund, and the inflation rate is in triple digits. Shortages of basic consumer goods are widespread, forcing consumers to spend hours waiting in line for items such as cooking oil and toilet paper. The murder rate is believed to be the second highest in the world. And the opposition’s victory came in spite of the fact that scores of its members have been imprisoned, including Leopoldo López, who is one of its top leaders.

The opposition Democratic Unity Roundtable (MUD) expressed its willingness to negotiate with the government after winning 112 of 156 seats in the Dec. 6 elections. Though the two-thirds majority it holds in the National Assembly gives it the power to force a recall referendum on Mr. Maduro or even rewrite the constitution, MUD’s leaders recognized that the 74 percent of Venezuelan voters who turned out desperately want economic remedies.


The regime’s response has been inflammatory rhetoric and illegal manuvers. Mr. Cabello convened an unelected “communal Congress” composed of hard-line government supporters and allowed it to take over the National Assembly’s building. On Wednesday, the government’s lame-duck parliamentary majority rushed to appoint 13 new members to the Supreme Tribunal of Justice, the nation’s highest court. The 32-member court is already packed with government partisans, and the new appointments are meant to ensure that no other justices are seated for years to come. The nominees included stalwarts of the ruling party, in violation of constitutional norms.

Of still greater concern are suggestions from ruling-party figures that they could seek the reversal — by the same court they just restaffed — of the election of 22 opposition deputies. There are no plausible grounds for the claims of irregularities in the balloting. But the cancellation of opposition victories, which would deprive the MUD of the supermajority that gives it crucial leverage, could provoke a resumption of the mass street demonstrations that last year led to the deaths of more than 40 people.

Pressure from outside parties, including the United States, could head off such an outcome. There are indications that some in the regime, including senior military leaders, oppose the radical strategy that Mr. Maduro and Mr. Cabello have embraced. Now is the time to make clear that the regime and its leaders, including those in the security forces, will be held responsible for a rupture of democratic order and for any use of force against the opposition.

Read more on this topic:
The Post’s View: The next steps for Venezuela
The Post’s View: A turning point for Venezuela
Leopoldo López: Venezuela’s people need the world’s help

Traducción libre: Recibida por email

Las maniobras antidemocráticas de los líderes de Venezuela

DESDE la aplastante victoria de una coalición de la oposición
venezolana en las elecciones para la Asamblea Nacional de este mes,
los líderes de la sociedad civil y los gobiernos extranjeros han
instado al presidente, Nicolás Maduro, y a su partido en el poder a
aceptar los resultados y a negociar con los vencedores sobre formas de
estabilizar la maltrecha economía de Venezuela. Lamentablemente, han
sido ignorados. El señor Maduro y la segunda más poderosa figura del
régimen, el presidente de la asamblea saliente Diosdado Cabello, en
vez de ello, se han embarcado en una campaña radical para revertir o
anular los resultados de las elecciones. El resultado es un peligro
creciente de que un importante país productor de petróleo sea empujado
a un conflicto interno potencialmente violento.

Los problemas de Venezuela ya son profundos. La economía se ha
contraído en un 10 por ciento este año, según el Fondo Monetario
Internacional, y la tasa de inflación es de tres dígitos. La escasez
de bienes básicos de consumo está muy extendida, lo que obliga a los
consumidores a pasar horas esperando en cola por artículos tales como
aceite de cocina y papel higiénico. Se cree que la tasa de homicidios
es la segunda más alta del mundo. Y la victoria de la oposición llegó
a pesar del hecho de que decenas de sus miembros han sido
encarcelados, entre ellos Leopoldo López, quien es uno de sus
principales dirigentes.

La opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) expresó su
disposición a negociar con el gobierno después de ganar 112 de 156
escaños en las elecciones del 6 de diciembre. Aunque la mayoría de dos
tercios que posee en la Asamblea Nacional le da el poder para forzar
un referéndum revocatorio contra el Sr. Maduro o incluso reescribir la
constitución, los líderes del MUD reconocieron que el 74 por ciento de
los electores venezolanos que votaron quiere remedios económicos
desesperadamente.

La respuesta del régimen ha sido la retórica inflamatoria y maniobras
ilegales. El Sr. Cabello convocó a un "Congreso comunal" no elegido
compuesto por partidarios de línea dura del  gobierno y le permitió
asumir el control del edificio de la Asamblea Nacional. El miércoles,
la saliente mayoría parlamentaria del Gobierno se apresuró a nombrar a
13 nuevos miembros del Tribunal Supremo de Justicia, máximo tribunal
de la nación. El tribunal de 32 miembros, ya está lleno de partidarios
del gobierno, y los nuevos nombramientos tienen el propósito de
garantizar que no haya otros jueces en los próximos años. Los
nominados incluyen incondicionales del partido de gobierno, en
violación de normas constitucionales.

De mayor preocupación aún son las sugerencias de figuras gobernantes
de que podrían buscar la reversión - por el mismo tribunal que acaban
de "reequipar" - de la elección de 22 diputados de la oposición. No
hay razones plausibles para las denuncias de irregularidades en la
votación. Pero la cancelación de victorias de la oposición, que
privaría a la MUD de la mayoría calificada que le da influencia
decisiva, podría provocar una reanudación de las manifestaciones
callejeras masivas que el año pasado condujeron a la muerte de más de
40 personas.

La presión de terceros, incluyendo los Estados Unidos, podría atajar
ese resultado. Hay indicios de que algunos en el régimen, incluyendo a
los líderes militares de alto rango, se oponen a la estrategia radical
que el Sr. Maduro y el Sr. Cabello han abrazado. Ahora es el momento
de dejar claro que el régimen y sus líderes, incluidos los de las
fuerzas de seguridad, serán responsabilizados por una ruptura del
orden democrático y por cualquier uso de la fuerza contra la
oposición.



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