Thursday, December 29, 2016

Estado forajido venezolano requiere enérgica intervención de la región


Un informe de la Associated Press, ver:https://apnews.com/64794f2594de47328b910dc29dd7c996/Venezuela-military-trafficking-food-as-country-goes-hungry, revela como la Fuerza Armada de Venezuela se ha adueñado de la comida en Venezuela y la revende a los  venezolanos a precios groseros, a fin de enriquecerse con la miseria de nuestro pueblo. Los párrafos iniciales del informe dicen (mi traducción):
PUERTO CABELLO, Venezuela (AP) — Cuando el hambre llevó a decenas de miles de venezolanos a la calle en protestas durante el pasado verano, el presidente Nicolás Maduro puso el manejo del problema alimentario en manos de los militares, para que administraran el suministro de las escasas fuentes de suministro de comida, colocando generales a cargo de todo, desde el arroz hasta la mantequilla. Pero, en lugar de combatir el hambre los militares están haciendo dinero con el hambre, como lo verificó la investigación de la Associated Press. Eso fue lo que encontró el bodeguero José Campos, cundo sus existencias de productos básicos se agotaron. En la mitad de la noche debía ir a un mercado ilegal, manejado por militares, para comprar harina de maíz a un precio cien veces mayor al regulado. “Los militares vigilaban las pacas de dinero”, dice Campos, “Ellos tenían toda la comida necesaria”……. “Desde generales hasta soldados rasos los militares están en el centro del crimen, de acuerdo a documentos y entrevistas con más de 60 oficiales, dueños de negocios y trabajadores, incluyendo cinco generales retirados”.
En el centro de este inmenso crimen de corrupción está el general Rodolfo Marco Torres, el ministro de Alimentación, quien se negó a una entrevista con la AP. Este funcionario, dice el informe, dio contratos millonarios a empresas sin experiencia en el sector alimenticio. Algunos de esos contratos fueron dados a empresas fantasmas, de papel, como la registrada en Panamá, Atlas Systems International, la cual recibió un contrato de $4,6 millones para importar pastas. Otra empresa, J.A. Comercio de Géneros Alimenticios, tiene un sitio de internet que menciona una dirección que no existe en Sao Paulo, Brasil.  Estas dos compañías han enviado más de $5,5 millones a una cuenta en Ginebra,  Suiza, controlada por dos venezolanos, Jesús y Néstor Marquina Parra, cuñados del General Carlos Osorio, quien era ministro de alimentación y que ahora es el Inspector General de las Fuerzas Armadas, posición desde la cual vigila la “transparencia de las actividades de la Fuerza Armada”.
 ¿Qué hacer frente a esta tragedia? La Fuerza Armada de Venezuela, institución que debe proteger al pueblo de Venezuela es hoy uno de los principales centros de corrupción y de opresión del pueblo. Miembros de esta Fuerza Armada roban, trafican con drogas, llevan a cabo contrabando de hidrocarburos, se han adueñado de actividades mineras y pretenden convertirse en contratistas petroleros. La Fuerza Armada de Venezuela se ha transformado en una gran mafia que oprime, explota y hace sufrir al pueblo de Venezuela. Cuando nosotros hemos llamado a la Fuerza Armada a intervenir al régimen que nos asfixia, hemos pecado de ingenuos, ya que el llamado ha sido hecho a quienes son los principales cómplices del régimen en esta pesadilla en la cual se ha convertido Venezuela. Habíamos  pensado  que en una Fuerza armada de 80.000 o más integrantes, no todos eran criminales, que debían existir sectores opuestos a este crimen masivo, en disposición de actuar a favor del pueblo y de las leyes.
Pero el silencio que esta institución ha guardado por 17 años nos ha dicho rotundamente lo contrario. Nos ha dicho que allí no hay intención alguna de acudir en auxilio del pueblo, allí lo que hay es codicia o cobardía, sadismo o temor, rapacidad o apatía.
Este si es un grave problema. Frente a una Fuerza Armada explotadora del pueblo, con armas en la mano y con objetivos de saqueo nacional en sus mentes, el país civil se encuentra en una situación de total indefensión.
Es hora de comenzar a pensar en lo impensable. Venezuela es hoy un estado forajido estratégicamente situado en la región latinoamericana. Está en manos de una mafia integrada por funcionarios corruptos y por militares rapaces, dispuestos a saquear el último rincón de la patria. Su actividad de narcotráfico lo convierte en una amenaza en contra de la región.  No existe internamente una fuerza capaz de oponerse con éxito a esa mafia. Por lo tanto, la fuerza interventora tendría que venir de fuera. He llegado a pensar que la situación venezolana no podrá ser arreglada por los venezolanos. Nuestro país está demasiado podrido y podría requerir una intervención colectiva de los países de la región. Esta es una intervención que puede comenzar en el plano diplomático con la aplicación a Venezuela de la Carta Democrática Interamericana, incluyendo la expulsión de Venezuela del sistema interamericano. Deberá lograrse que los países del Caribe, comprados con el dinero petrolero venezolano, dejen de apoyar al régimen forajido en la OEA.  
El aislamiento del régimen venezolano debería ser también de naturaleza económica, mediante la aplicación de sanciones severas inter-regionales, incluyendo el cese del envío de hidrocarburos estadounidenses al país y el cese de la importación estadounidense de hidrocarburos venezolanos, lo cual puede lograrse por la vía tarifaria.
El aislamiento debe ser también de naturaleza legal, acelerando los procesos de arbitraje que hoy cursan en el Banco Mundial en contra del régimen forajido y los procesos que hoy se mueven en los Estados Unidos en contra de funcionarios venezolanos señalados por corrupción ypor violación de los derechos humanos.
Y si todo ello no fuese suficiente, debería considerarse una invasión armada de fuerzas colectivas de la región, la cual termine con el régimen, libere los presos políticos, ponga a los cabecillas de la mafia que nos acogota tras las rejas y promueva la ejecución de elecciones libres en el país.

Ya me imagino los gritos de “dignidad” ofendida de la jauría chavista sobre esta última alternativa, esa jauría que ha aceptado de manera sumisa el tutelaje cubano por 17 años. Pondrían de moda a Cipriano Castro y su discurso sobre la “planta insolente del invasor”, pero la verdad es que los millones de venezolanos que hoy sufren toda clase de humillaciones y privaciones a manos de la mafia cívico-militar chavista lo verían con buenos ojos.    

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