Gustavo Coronel
Del
trío de ladrones más grandes que ha tenido la política latinoamericana
en el último siglo: Lula, Cristina
Kirchner y Hugo Chávez, dos ya están sentados en el banquillo de los
acusados: Lula da Silva y Cristina Fernández, viuda de Néstor Kirchner.
El principal ladrón, quien lideró la pandilla por varios años, Hugo
Chávez se murió antes de que la justicia llegara
a sus puertas. Sin embargo, cuando el régimen que él instaló sea
expulsado del poder, deberá ser enjuiciado post-mortem. Así como gente
es promovida o condecorada post-mortem por sus actos heroicos, así debe
ser enjuiciada y condenada post-mortem por sus tropelías.
Cuando
Carlos II de Inglaterra fue restaurado en el trono el cadáver
momificado de Oliver Cromwell, quien
había destronado a Carlos I y lo había enviado al cadalso, fue sacado
de su tumba y guindado en una de las puertas de Londres. Por supuesto,
aquello fue una barbaridad, más cercana a la venganza que a la justicia.
Hoy es la justicia la que debe actuar. Hugo
Chávez deberá ser juzgado post-mortem, a fin de que el país conozca la
magnitud de sus fechorías, entre las cuales se cuentan las alianzas con
Lula y Cristina Fernández para saquear el erario público venezolano y
perpetuarse en el poder.
Los
juicios que se adelantan contra Lula en Brasil y contra la señora
Fernández, viuda de Kirchner, en Argentina
revelan que, en paralelo al ansia de poder, estos personajes
exhibieron una gran codicia por apropiarse de los dineros de la Nación.
En ambos casos, los familiares de esos dos ladrones se encuentran
involucrados en el robo gigantesco del erario público, el
hijo y la esposa de Lula y el hijo de Cristina Fernández.
En
lo que se refiere a Hugo Chávez es indudable que tanto él como su
familia estuvieron envueltos en el
manejo ilícito de dinero público. Así como a Al Capone lo llevaron a
juicio por asuntos relativamente poco importantes en comparación con la
magnitud de sus crímenes, a Hugo Chávez se le llevaría a juicio por el
uso abusivo que hizo del dinero público, al
utilizarlo sin medida para comprarse costosos relojes, llevar un tren
de vida ostentoso en cuanto a viajes, ropaje, aviones y lujosos hoteles,
un tren de vida que respondía a sus desviaciones imperiales e imposible
de mantener con sus ingresos legales. Chávez
regaló cuantiosos activos nacionales a sus amigos y cómplices en todo
el planeta y conspiró activamente con Lula, Daniel Ortega, Evo Morales y
Cristina Fernández otorgándoles significativas sumas de dinero
venezolano a fin de lograr su apoyo político en la
región.
El juicio a Hugo Chávez y de los principales cabecillas de su pandilla de ladrones deberá llevarse a cabo.
Es un componente indispensable de la recuperación moral de Venezuela.
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