Carlos Blanco
28 DE DICIEMBRE DE 2016 12:41 AM
Homenaje al tuitero desconocido
Uno de los escándalos de esta hora son los ataques a “los guerreros del teclado”. Serían estos opositores palabreantes, que actuarían como el Capitán Araña, el que embarca a todo el mundo y se queda en la playa, prontos para el verbo y lerdos para la batalla. Peor calificación aún tienen los que lo hacen “desde Miami”, espacio hórrido, lugar donde opinar se ha vuelto prohibido por los que sí librarían terribles batallas desde las trincheras domésticas. “Miami” va desde Cúcuta hasta Siberia, pasando por Washington y Cracovia. “Los que se fueron”, los destinatarios del “regrésate pa’ca a ver si eres tan valiente”.
Severas dudas introduce esa visión. Sus perpetradores estigmatizan la palabra ajena, dicha por “los guerreros del teclado”, como si no fuese esa palabra parte de la lucha, muy práctica, por cierto. No hay inocencia; es la censura a lo disímil.
La repulsa hacia los que escriben en las redes sociales en tono crítico es autoritarismo que intenta construir una hegemonía como la chavista pero en el campo opositor, no por la virtud de las ideas que unos tienen sino por el intento de silenciar a los que tienen otras.
Al despropósito anotado se une otro que produce iguales penas. Se trata de cierto primitivismo que insinúa que todo era más sano cuando no existía el despliegue viral de opiniones e informaciones. Se ignora que ante el ensanchamiento autoritario del régimen venezolano las redes sociales son herramienta esencial de comunicación e información. Por supuesto que hay errores y distorsiones; algunos extremos, pero no hay forma de corregirlos que no sea a través del uso, en forma crítica, de las mismas redes.
La idea orienta, la palabra guía, el lenguaje tiene formidable capacidad transformadora. No se trata de “quedarse” en la palabra sino entenderla como parte del tramado de la lucha por la libertad. El patetismo de los que denuncian a “los guerreros del teclado” es más sorprendente cuando se descubre que para sus ataques usan… el teclado.
Siendo el proyecto chavista de carácter internacional la lucha en su contra también lo es. Por eso, la palabra por la libertad dicha en cualquier lugar del planeta es digna de respeto. Sea nombrada en Miami o Varsovia, en Bobures o Betijoque, por Twitter o por señales de humo.
Con Neruda: “… Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan… Salimos ganando… [los conquistadores] Se llevaron el oro y nos dejaron el oro… Se lo llevaron todo y nos dejaron todo… Nos dejaron las palabras”.
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