Editorial de www.analítica.com
En todo caso, el 2013 se presenta como un año complicado en el que más que la confrontación lo que se requerirá será capacidad de negociación, porque ningún grupo, por si solo, puede enmendar todos los entuertos que deja la herencia castro-chavista
Es una percepción generalizada que la mayoría de los venezolanos están desconcertados por la realidad política actual en la que nadie sabe a ciencia cierta cuál es la situación real del Presidente Chávez. A eso se une la natural fatiga de los múltiples procesos electorales realizados en el último trimestre del año pasado, que resultaron en un duro golpe para los sectores opositores.
Ahora, que eso no se transforme en un estado de abulia o de resignación va a depender de las decisiones que se tomen para normalizar la vida política del país. Por un lado, es evidente que en este semestre tendremos dos procesos electorales, el municipal y de nuevo el presidencial. Ambos sectores de la vida política han o están determinando sus representantes para las municipales. La incógnita es cuándo será la elección presidencial. El oficialismo está en campaña con el aparentemente ungido Nicolás Maduro, mientras que la oposición debate sobre quién será su abanderado.
Lo importante, al menos en el caso de la oposición, no es sólo designar lo antes posible a su candidato, sino dotarlo de un comando de campaña lo más efectivo posible y tal vez crear una especie de gabinete de sombra que evalúe la gestión pública y presente soluciones a los principales problemas del país.
En el oficialismo no todo es color de rosa, las diferencias ideológicas se marcarán necesariamente con la salida del juego de Chávez. No todos están dispuestos a trabajar para los cubanos. El origen del bolivarianismo era más bien nacionalista, progresista y enemigo declarado de la corrupción, esa no es la realidad del actual régimen castro-chavista.
En todo caso, el 2013 se presenta como un año complicado en el que más que la confrontación lo que se requerirá será capacidad de negociación, porque ningún grupo, por si solo, puede enmendar todos los entuertos que deja la herencia castro-chavista.
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