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Editorial de www.analítica.com
La economía va de mal en peor, flota calladamente una especie de espera a ver qué pasa, los reclamos de trabajadores y de empresas son gritos apagados en medio de la niebla, los alardes de los presuntos jefes del Gobierno han terminado por ser silencio con ruido
En silencio regresó, o al menos eso se afirma, el presidente Chávez al país y en silencio y sin imágenes estaría en el Hospital Militar para continuar su tratamiento médico. En silencio porque por debajo del despliegue de emociones, loas, slogans emocionales y un cierto histerismo popular, la información oficial sobre la condición de salud el Presidente sigue siendo nula. Como con Dios y con los extraterrestres, aceptar que Chávez está aquí no es una realidad comprobable sino actos de fe y de esperanza.
En silencio quedaron las amenazas económicas del Vicepresidente ofrecidas un lunes para aparecer en Gaceta Oficial del martes y que él mismo no llegó a definir más allá de sus ya conocidos alegatos de defender nuestra moneda contra ataques especulativos y al pueblo contra las perversas agresiones de la burguesía y de los empresarios ávidos de dinero. Silencio vagamente difuminado por el presidente de la Comisión de Finanzas hablando de análisis y estudios en marcha pero por lo visto lejanos aún de ejecuciones.
Todo el mundo sabe que la economía va de mal en peor, flota calladamente una especie de espera a ver qué pasa, los reclamos de trabajadores y de empresas son gritos apagados en medio de la niebla, los alardes de los presuntos jefes del Gobierno han terminado por ser silencio con ruido. Cuando los pueblos están en silencio o son forzados a ser silenciosos, cuando sus ruidos sólo son atendidos por oídos sordos, es cuando es hora de tener miedo.
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