Friday, February 15, 2013

Los devaluaditos

En: http://www.eluniversal.com/opinion/130215/los-devaluaditos

JEAN MANINAT |  EL UNIVERSAL
viernes 15 de febrero de 2013  12:00 AM
Las medidas cambiarias asumidas por el Gobierno vienen a subrayar con luces de neón rojo fosforescente la profunda incapacidad de los jerarcas del alto régimen para gobernar con un mínimo de seriedad y respeto por la labor para la cual han sido designados por el caudillo ausente.

En el predespacho de los carnavales que nos ofrecieron hace unas semanas los dos jerarcas rojos más visibles, se montaron toda clase de shows para festejar viejas fechorías y se encadenaron televisivamente en eventos que no entusiasmaban a los participantes en la graderías, y menos aún a los invitados de la tribuna oficial, todos ellos con posgrados en reírle cuanto chascarrillo se le ocurriera al jefe auténtico. Bastantes carcajadas sudaron en mandíbula propia cuando valía la pena, para venir a regalárselas a los nuevos pretendientes.

Como era de esperarse, y lo vaticinó todo el que tuviera un mínimo de sentido común, tarde o temprano tendrían que confrontar una realidad que no espera y menos aún se deja distraer por la mímica revolucionaria.

El Convenio Cambiario N 14 (así ha sido designado oficialmente) ya está pasando a la historia política del país como el gran Paquetazo Rojo. Era tan obvio que lo estaban maquinando, que hasta los buhoneros voceaban su inminente llegada creyendo que se trataba de un kit de ropa de baño para las festividades de Carnaval. Los jerarcas rojos, lo negaban y lo negaban.

Como sabe todo el que haya sentido miedo, no basta con cerrar los ojos y silbar para adentro para negar lo inexorable. Tanto el pretendiente  designado como el preterido, hasta  entonces  omnipresentes, quisieron esconderse y no dar la cara, con y sin disfraces, para no ser asociados con la medida y sus efectos en el bolsillo de los venezolanos. Pero sus propias bases se encargaron  de reclamarles la ausencia de valor y responsabilidad que están demostrando, en las chiquititas, hacia el proyecto revolucionario que dicen conducir y para con quienes aún creen en el hombre que los designó a dedo para dar la cara en su nombre.

La responsabilidad de anunciar la medida más importante -me corrijo, la única medida que ha tomado el gobierno interino- recayó sobre dos ministros notorios por ser nada notables. La serie de acertijos a la que han sometido al país corresponde a una manera de proceder que supone que el arte de la política es mentir, ocultar, engatusar a propios y extraños. "Dónde está la bolita, dónde está la bolita" es su lema.

Pero la gente va a saber pronto de qué se trata. La devaluación a Bs. 6,30 la llevan palpitante en sus portamonedas, los espera en las estanterías de los autormercados, en los precios de los útiles escolares, en los cepillos y secadores de las peluquerías, en las reinas pepeadas y en las gaseosas. Es un coágulo que viaja disparado en las venas abiertas de los venezolanos.

Pero el impacto va a ser de infarto para los jerarcas rojos que, por ahora, están fuera de la marquesina de los presidenciables. Piense usted en los gobernadores oficialistas. Saben mejor que nadie que la palabrería revolucionaria poco sirve para remediar problemas y acercar voluntades. De allí, sospecharía uno, el silencio que han guardado frente a las cabriolas y ágapes que han celebrado tanto el   pretendiente designado como el preterido. Zapatero a tu gobernación parece decir callando. Ya se acercarán los tiempos de protesta de los votantes regionales defraudados, de los militantes enfurecidos por el embarque que les echaron, de los dirigentes medios desconcertados. Y vendrá la respuesta que se regará como una plegaria entre las bases: "bueno todos sabemos que el Comandante está complicado, y los dos compañeritos de Caracas tienen muchos compromisos y se la pasan viajando...ustedes saben".

En muy poco tiempo el dúo conformado por el pretendiente designado y el preterido ha quedado fulminantemente expuesto ante un país devaluado por catorce años de irresponsabilidad económica.

Los devaluaditos los llaman con sorna por las calles.

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