GERVER TORRES | EL UNIVERSAL
domingo 17 de marzo de 2013 12:00 AM
Henrique Capriles arrancó y arrancó muy bien. Trasmite fuerza, decisión, coraje y claridad estratégica. Se siente el aprendizaje que ha realizado a lo largo de estos años duros y en especial durante la última campaña. Eso lo hace hoy candidato sustancialmente mejor que el que representó a la oposición hace apenas unos meses. Los partidos y el resto de la oposición han aprendido también su lección. Van más y mejor integrados para esta campaña. Como ha sido dicho, Henrique Capriles no se enfrenta a otro candidato. Se enfrenta a todo un Estado que, aunque desvencijado y chueco, cuenta con enormes recursos que son usados ilegal e inmoralmente. Se enfrenta también a un régimen que se ha apoderado y puesto a su servicio todas las instituciones del país, de manera abierta y descarada.
Esas son las condiciones en las que se da la batalla electoral hoy. Pero igual hay que empeñarse a fondo y darlo todo, porque cualquiera sea el desenlace de esta confrontación, estamos en el comienzo de una nueva realidad política: el ocaso del chavismo. Sea cual sea el desenlace de estas elecciones, estamos y estaremos en una situación política sustancialmente mejor de la que estábamos hace un año o incluso hace unos meses atrás. El régimen, no hay que olvidarlo, ha perdido a su líder fundamental y eso hace una enorme diferencia. Ha perdido a ese hombre que quería y amenazaba con eternizarse en el poder. El régimen ha perdido su cabeza en medio de descomunales y crecientes problemas para los cuales no tiene respuestas o las que tiene son las mismas de siempre y que no han funcionado: estatizaciones, controles y persecución al sector privado.
Aunque esta batalla electoral es muy importante, las fuerzas democráticas no debemos perder de vista que estamos frente a una nueva explanada, que nos es mucho más favorable: la era pos Chávez. El autoritarismo retrógrado que ha sido derrotado tantas veces y en tantos lugares, lo derrotaremos también en Venezuela.
Esas son las condiciones en las que se da la batalla electoral hoy. Pero igual hay que empeñarse a fondo y darlo todo, porque cualquiera sea el desenlace de esta confrontación, estamos en el comienzo de una nueva realidad política: el ocaso del chavismo. Sea cual sea el desenlace de estas elecciones, estamos y estaremos en una situación política sustancialmente mejor de la que estábamos hace un año o incluso hace unos meses atrás. El régimen, no hay que olvidarlo, ha perdido a su líder fundamental y eso hace una enorme diferencia. Ha perdido a ese hombre que quería y amenazaba con eternizarse en el poder. El régimen ha perdido su cabeza en medio de descomunales y crecientes problemas para los cuales no tiene respuestas o las que tiene son las mismas de siempre y que no han funcionado: estatizaciones, controles y persecución al sector privado.
Aunque esta batalla electoral es muy importante, las fuerzas democráticas no debemos perder de vista que estamos frente a una nueva explanada, que nos es mucho más favorable: la era pos Chávez. El autoritarismo retrógrado que ha sido derrotado tantas veces y en tantos lugares, lo derrotaremos también en Venezuela.
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