Charito Rojas
22 Mayo, 2013
“Todo el mal que puede desplegarse en el mundo se esconde en un nido de traidores”. Francesco Petrarca (1304-1374) Poeta italiano.
En cualquier país con una mediana institucionalidad y sentido de la moral pública, se habría iniciado ya una investigación de oficio sobre las gravísimas acusaciones que hace contra funcionarios del Estado y representantes del pueblo un ciudadano que hasta el lunes en la noche fungió como vocero de este gobierno.
Toda Venezuela discute sobre el contenido de la grabación protagonizada por Mario Silva…menos la Asamblea Nacional, cuyo Presidente es acusado por el bocón de birlar los dólares de Cadivi. La Asamblea, que ha discutido si las iguanas son capaces de tumbar un tendido de luz, se niega a investigar la ratificación más contundente de la cloaca que se mueve en el alto gobierno. A cambio, la diputada Tania Díaz, acusada de corrupta por Silva, propone investigar quién quemó los cauchos el 15 de abril.
La Fiscal dice que no tiene elementos para investigar nada, ni nadie le ha dicho que lo haga. La defensa de Cabello es coincidir con Mario Silva en decir que es un montaje, agregando de su propia cosecha que es una mentira, una comiquita. Maduro, por su parte, sigue hablando de pajaritos y haciendo cadenas, como si no se hubiera enterado que hay millones de personas señalándolos con el dedo y exigiendo una explicación.
El gobierno está de espaldas al país, pero la procesión va por dentro. Por lo pronto Silva ha sido sacado de la tribuna que durante casi 10 años se convirtió en el tribunal sumario de la decapitación de la oposición, vocero oficioso del gobierno, transmisor de órdenes presidenciales, gran gurú de las actuaciones del pueblo chavista. Silva no era cualquier conductor de VTV. Era el tipo que sentaba a Chávez en su programa, que recibía llamadas al aire del Presidente a medianoche y discutía de tu a tu cuestiones de estado con el hoy finado. Estamos hablando de alguien con una carga de confianza, información y poder, que accedía a las más íntimas esferas del chavismo.
De vida personal cuestionable, de oscura procedencia laboral, sin títulos meritorios, Silva sin embargo con su verbo filoso supo convertirse en la ponzoña mediática que requiere un régimen que se maneja mediante el odio y la fuerza. Hasta candidato a la Gobernación de Carabobo fue y no le echó esa inmensa broma a los carabobeños porque Acosta Carles eructó unos cuantos votos que dividieron al chavismo local y dieron el triunfo al Pollo Salas Römer.
La especulación apuntaría a que la cinta fue enviada a la MUD por el G2 cubano, único poseedor fuera de Silva, de tal grabación. Es evidente: 1) Que el protagonista de la grabación es Mario Silva (su voz es nítida mientras la de su interlocutor está en segundo plano); 2) Que sabía lo estaban grabando y él mismo al final se ofrece sacar un DVD; 3) Que está bien claro que el destinatario final de tales revelaciones es el G2 y por ende, el gobierno cubano de los Castro; 4) Que a lo largo de la conversación se establece que no es la primera vez que rinde tales informes al régimen cubano.
Por lo tanto la primera gran conclusión de esta grabación es que Mario Silva es un agente infiltrado del gobierno cubano en el gobierno chavista venezolano. En conclusión, un ciudadano venezolano actuando como agente de un país extranjero: sencillamente, un traidor a la Patria.
Un chavista me preguntaba por qué si jamás le creíamos a Mario Silva, ahora sí le hacemos caso y no pensamos que está hablando pistoladas. Sencillo: cuando este sucio personaje se ponía frente a la pantalla, tenía patente de corso otorgada por el gobierno para demoler arbitrariamente las reputaciones de los contrarios, utilizando la más rastrera difamación, los más viles argumentos. Él irrespetó durante años no solo a líderes de la oposición venezolana, sino a sus mujeres, madres, familias, a jefes de Estado y funcionarios de otros países.
Esta grabación no es un programa de televisión: es un detallado informe de cómo se está batiendo el cobre de la corrupción y la traición en el alto gobierno. El individuo está dando cuenta al gobierno cubano de quién es quién en el manejo del poder y los recursos del estado venezolano. Independientemente de la mayor o menor ojeriza que pueda tenerle a algunos personajes allí nombrados, el panorama que da es espeluznante: Venezuela después de Chávez es un pozo de las más abyectas y delictivas actuaciones por parte de los herederos.
Como buen cobarde, el hojillero abandonó el programa. Cualquiera lo haría después de decir que el Presidente es influenciado por su mujer y que la campaña presidencial fue norteamericana, con el candidato dándose piquitos cursis con su pareja. Maduro según Silva es un individuo aislado, sostenido por unos pilares instalados allí por el finado para protegerlo. Por eso dice que Ramírez es inamovible de Pdvsa, Giordani en las finanzas, Molero en la FANB.
Silva identifica muy bien al otro bando, comandado por Diosdado Cabello, el yerno Arreaza (a quien identifica como el soplón que pasaba información a Bocaranda), Ramírez Torres, José Vicente Rangel, Barrientos.
La pelea es a cuchillo entre ellos, aunque afirma que Cabello no quiere ser presidente sino tener el poder y el dinero. Le atribuye mando en los servicios de inteligencia, policías, Cadivi y Seniat. Son las dos tribus que están luchando por el coroto, aunque se abracen y proclamen su amor entre ellos, haciéndole juramentos a su “comandante eterno”, que debe revolcarse en su tumba de la montaña, así como Bolívar se revuelca en su nuevo y horrendo panteón.
El gobierno tiene terror de investigar lo que dice el delator. Como no, si tienen que husmear en estos hechos contados por el tipejo, pero que son del conocimiento público y han sido denunciados incesantemente a través de todos estos años por periodistas, articulistas, políticos, abogados y por ciudadanos de a pie, que aunque los del gobierno no se enteren, están bien lejos de chuparse el dedo acerca de las actuaciones de estos angelitos.
Habría que averiguar:
1) Los negocios supuestamente fraudulentos de Diosdado Cabello, secundado por el ex presidente de Cadivi y por su hermano José Cabello en el Seniat, para defraudar millones de dólares preferenciales con empresas fantasmas.
2) Acusaciones de corrupción contra Vielma Mora, William Fariñas, Rangel Gómez y Tania Díaz.
3) Protección a contratistas corruptos por parte de José Vicente Rangel.
4) La entrega de 12 fusiles de las FANB, a MS por parte del Ministro de la Defensa Molero.
5) La probable comisión de un crimen por parte de Silva, quien dice que “le hizo ¡PUM!” a un sicario.
6) La gravísima afirmación de que era preferible “darle el triunfo a la oposición” antes de permitir que perdieran por tan poco margen por lo cual hay que “apretarle las tuercas a Tibisay”. O sea, que sí pueden meter las manos en los resultados electorales.
Toda esta conversación de una hora es con el teniente coronel Aramís Palacios, ficha del G2 cubano destacado en Venezuela para labores de contrainteligencia y que evidentemente cuenta con el hombre de la hojilla como “su hombre” en Caracas. Es decir, espía particular, al servicio como lo dice él mismo de “mi comandante Fidel”.
Traidor a su propia gente, Silva aclara a los cubanos que Maduro está “entrampado” y que el peligro está en el ambicioso Diosdado, a quien señala como enemigo de las misiones, de Barrio Adentro y de la “hermandad” con Cuba. Así que esta es la razón por la cual el gobierno de la isla debe mover sus fichas, para no perder las prebendas venezolanas.
Maduro, que según Silva ve la cara de Chávez reflejada en cuadros (cosa que según Jorge Rodríguez daría argumentos a la oposición para tildarlo de loco así que recomienda no comentarlo en público), no ve los peligros a su alrededor y enfoca sus baterías hacia el diputado Ismael García, quien encabezó la rueda de prensa que reveló el polémico audio. Lo llama traidor, acusa al fascismo de tratar de dividir a la revolución. Dividir lo que ya está dividido, pues. Pero a Diosdado o a Silva, ni los menciona en el asunto.
O sea, el brillante Maduro quiere matar al mensajero. Porque esa es la MUD: un mensajero. ¿Cuál es la ganancia política de la oposición al mostrar ese audio donde un chavista revela la corrupción y división de su grupo? A mi parecer, la MUD aceptó el papel de mensajero (hasta el momento no ha revelado la procedencia de la cinta) porque la destrucción moral del adversario en momentos en que la legitimidad presidencial sigue en entredicho, le conviene absolutamente. Pulverizar el prestigio de los revolucionarios es un aporte sustantivo a la causa. Fomentar la división, también. Pero la Unidad debe preocuparse por no desviar el tema central que es la comprobación del fraude.
Aunque no lo parezca, la cinta le hace un favor a la estabilidad del tembloroso gobierno madurista y a los intereses cubanos en seguir de sanguijuelas del erario nacional. El análisis salta a la vista: la intención del soplón y sus jefes es mantener a Maduro en el poder. Para ello necesitan liberarlo de Cabello y su grupo, por lo que son el blanco de las acusaciones de la sesión delatora.
Piensen: el hojillero no tiene nada que perder, más bajo imposible caer. A él nadie lo ha tocado, saldrá sin juicio de ésta…. a menos que Diosdado se haga con el poder. Este es el enemigo a vencer.
Desde que se reveló ese audio, hemos visto los movimientos de los implicados: la estupidez de achacar la cinta a un montaje de la oposición fascista demuestra lo aterrados que están de que su propio cronista de la revolución les haya echado ese pajón, supuestamente ante los Castro. Pero también ante el país y el mundo. La movida es maestra, Cuba se deshizo de varios estorbos al mismo tiempo y los títeres están bailando a su son. Falta ver el capítulo final en esto que parece será una novela corta y explosiva.
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