FERNANDO OCHOA ANTICH| EL UNIVERSAL
domingo 16 de febrero de 2014 12:00 AM
La violencia es responsabilidad exclusiva del gobierno nacional. De eso no tengo la menor duda. Además, así lo piensan la mayoría de los venezolanos. Nuestro pueblo conoce perfectamente bien que el régimen chavista ha utilizado la represión de mil maneras para imponer, durante estos quince años, su manera de pensar. No puedo señalar a nadie en particular. Sería una irresponsabilidad. Lo que sí debo decir, con absoluta firmeza, es que la marcha estudiantil se desarrolló en perfecto orden, aún después de que María Corina Machado y Leopoldo López se habían dirigido a los manifestantes, hasta llegar a la Fiscalía General de la República.
Hay dos puntos que debo resaltar: primero, la total falta de sensibilidad de la Fiscal General de la República, que al no recibir a la delegación estudiantil, exacerbó con esa actitud el malestar de los jóvenes estudiantes que iban a reclamar la arbitraria detención de algunos de sus compañeros; y segundo, llama la atención que una marcha que se había desarrollado en absoluto orden, en el momento de su finalización, cuando se había retirado la mayoría de los asistentes, surgen los grupos violentos en medio de un ataque con disparos de uno de los colectivos oficialistas. Cualquier analista de estos acontecimientos tiene que, de inmediato concluir, que fueron previamente planificados y que las dos acciones fueron coordinadas.
También es importante señalar que durante más de un mes, Nicolás Maduro y Diosdado Cabello mantuvieron un permanente ataque verbal en contra de lo que ellos llaman la derecha fascista, reprensada por María Corina Machado y Leopoldo López. Si observamos con detalle los acontecimientos, nos daremos cuenta que el objetivo político de la violencia fue justificar las acciones que el régimen piensa tomar contra estos líderes, y además incentivar la división de la oposición. Imaginarse que los hechos fueron planificados por estos dos dirigentes, que al ser las dos figuras más representativas de la marcha serían fácilmente señalados como responsables, es creer que los venezolanos somos tontos.
En verdad, la maniobra fue grotesca. Una protesta estudiantil que se hubiera desarrollado en paz, como era lo lógico, habría representado para el gobierno un hecho político inmanejable. Se hubiera confirmado lo que es ya un clamor nacional: la urgente e inmediata solución de la crisis política, económica y social que vive Venezuela. Esta grave situación no encuentra una salida debido a que el régimen solo plantea un diálogo superficial que no responde a las necesidades de cambio que plantean los venezolanos. En realidad se requiere de un verdadero acuerdo de gobernabilidad que, reconozca el fracaso del régimen chavista en su intento de establecer una hegemonía política y que, debe crear las condiciones para garantizar una verdadera democracia, reconociendo la posibilidad de que la oposición pueda alcanzar el poder.
El gobierno de Maduro se encuentra tan confundido con el complicado panorama nacional, que tomó una medida arbitraria e irrespetuosa de los derechos humanos: solicitar la detención del embajador Fernando Gerbasi y del vicealmirante Iván Carratú por una grabación telefónica de una supuesta conversación entre ellos. El comentario que Maduro sostuvo que hicieron, no indica que forman parte de una conspiración. Es simplemente, la conversación entre dos venezolanos preocupados por el estado de violencia que se vive en Venezuela. Maduro debe recordar que los golpes de Estado en Venezuela siempre los han dado militares activos como consecuencia de los malos gobiernos.
Hay dos puntos que debo resaltar: primero, la total falta de sensibilidad de la Fiscal General de la República, que al no recibir a la delegación estudiantil, exacerbó con esa actitud el malestar de los jóvenes estudiantes que iban a reclamar la arbitraria detención de algunos de sus compañeros; y segundo, llama la atención que una marcha que se había desarrollado en absoluto orden, en el momento de su finalización, cuando se había retirado la mayoría de los asistentes, surgen los grupos violentos en medio de un ataque con disparos de uno de los colectivos oficialistas. Cualquier analista de estos acontecimientos tiene que, de inmediato concluir, que fueron previamente planificados y que las dos acciones fueron coordinadas.
También es importante señalar que durante más de un mes, Nicolás Maduro y Diosdado Cabello mantuvieron un permanente ataque verbal en contra de lo que ellos llaman la derecha fascista, reprensada por María Corina Machado y Leopoldo López. Si observamos con detalle los acontecimientos, nos daremos cuenta que el objetivo político de la violencia fue justificar las acciones que el régimen piensa tomar contra estos líderes, y además incentivar la división de la oposición. Imaginarse que los hechos fueron planificados por estos dos dirigentes, que al ser las dos figuras más representativas de la marcha serían fácilmente señalados como responsables, es creer que los venezolanos somos tontos.
En verdad, la maniobra fue grotesca. Una protesta estudiantil que se hubiera desarrollado en paz, como era lo lógico, habría representado para el gobierno un hecho político inmanejable. Se hubiera confirmado lo que es ya un clamor nacional: la urgente e inmediata solución de la crisis política, económica y social que vive Venezuela. Esta grave situación no encuentra una salida debido a que el régimen solo plantea un diálogo superficial que no responde a las necesidades de cambio que plantean los venezolanos. En realidad se requiere de un verdadero acuerdo de gobernabilidad que, reconozca el fracaso del régimen chavista en su intento de establecer una hegemonía política y que, debe crear las condiciones para garantizar una verdadera democracia, reconociendo la posibilidad de que la oposición pueda alcanzar el poder.
El gobierno de Maduro se encuentra tan confundido con el complicado panorama nacional, que tomó una medida arbitraria e irrespetuosa de los derechos humanos: solicitar la detención del embajador Fernando Gerbasi y del vicealmirante Iván Carratú por una grabación telefónica de una supuesta conversación entre ellos. El comentario que Maduro sostuvo que hicieron, no indica que forman parte de una conspiración. Es simplemente, la conversación entre dos venezolanos preocupados por el estado de violencia que se vive en Venezuela. Maduro debe recordar que los golpes de Estado en Venezuela siempre los han dado militares activos como consecuencia de los malos gobiernos.
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