Wednesday, March 12, 2014

Gustavo Coronel a la OEA: Su concepto de no intervención hace inoperante la Carta Democrática

En: http://www.noticierodigital.com/2014/03/gustavo-coronel-a-la-oea-su-concepto-de-no-intervencion-hace-inoperante-la-carta-democratica/

ND / Lydnel Reyes / 12 mar 2014.- El experto petrolero Gustavo Coronel dirigió hoy una carta al Secretario General y embajadores de la OEA en las que le reclama que el concepto de no-intervención que están utilizando en relación a Venezuela hacer inoperante el contenido de la Carta Democrática.
“La no intervención, por su parte, es un concepto que debe coexistir con la Carta Democrática Interamericana, a ser aplicables, cada cual, en el caso apropiado. La manera como el acuerdo sobre Venezuela utiliza el concepto de la no-intervención hace inoperante, letra muerta, la carta que ustedes están obligados a defender y utilizar, si es que esa organización ha de tener alguna razón de ser. Ustedes actuaron en el caso de Cuba hace muchos años. ¿Intervinieron? Cuando actuaron en el caso de Honduras y de Paraguay. ¿Intervinieron?”.A continuación el texto de la carta:
Organización de Estados Americanos
Sr. Secretario General y Señores Embajadores:
El 14 de Febrero de este año el Dr. Asdrubal Aguiar les envió una carta en la cual solicitaba al Sr. José Miguel Insulza la convocatoria del Consejo Permanente de esa organización, para analizar los desvíos anti-democráticos del gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela. Habló el Dr. Asdrubal Aguiar en esa carta de las violaciones del artículo 20 de la Carta Democrática Interamericana por el régimen Venezolano, añadiendo que la iniciativa del Secretario General de la organización sería suficiente para llevar a cabo esa convocatoria.
En carta del 4 de Marzo de este año el Dr. Alvaro Rotondaro les envió una nueva carta, en la cual señalaba que el Sr. José Miguel Insulza no solamente habia hecho caso omiso del pedimento del Dr. Asdrubal Aguiar sino que había adelantado juicio público sobre el caso Venezolano, en artículo publicado en el diario La Tercera, de Chile, con fecha 22 de febrero de este año. En ese artículo el Sr. Insulza dijo textualmente, entre otras apreciaciones cargadas de gran sesgo político: “Que nadie espere de la OEA que emita condenas, que ahonde la división o que rechace la protesta legítima”.
En base a esta actuación del Secretario General de la OEA, considerada como no cónsona con el correcto ejercicio de su cargo, el Dr. Rotondaro pidió en su carta que, en base al ordinal b) del artículo 116 de la carta de la OEA, el Sr. Insulza fuese separado de su cargo.
Menciono estas dos misivas de abogados Venezolanos para ilustrar la trágica pasividad actual de esa organización y como esa pasividad contrasta con la dinámica actuación del Sr. Insulza en los casos de Honduras y de Paraguay y en sus intentos de hacer re-ingresar el dictatorial régimen cubano al seno de la OEA, un doble estándar aparente hasta para el más desprevenido observador de esa organización.
Señores: Más allá de las disposiciones reglamentarias, legales y formales de la organización, en las cuales son muy pocos los expertos, existe una dimensión ética que si es comprensible y comprendida por millones de latinoamericanos. Los habitantes de nuestra región ven con asombro e indignación como esa dimensión languidece en el seno de esa organización y se preguntan si alguna vez podremos verla actuar en concordancia con los deseos de justicia, de democracia y de libertad para la cual fue creada.
La decisión de esa organización en el caso venezolano, ese acuerdo inodoro, incoloro e insulso con el cual han despachado la reunión convocada por el gobierno de Panamá, que no a iniciativa del secretario general, es una paletada más de tierra en el ataúd de esa organización. Contiene dos conceptos burdamente manipulados en un intento de significar lo que en realidad no significan en el caso venezolano: diálogo y no intervención.
Diálogo significa conversación entre dos seres racionales, intelectualmente honestos y llenos de la mejor intención para llegar a acuerdos y dirimir diferencias. Este no es el caso venezolano, en el cual el régimen usa la invitación al diálogo como estratagema política para que todo siga igual. Demuestra insensibilidad y cinismo ese pedido de la organización a un diálogo que no puede darse en el marco de la realidad venezolana, la cual ya conoce el mundo entero. Esta es una realidad con muertos, heridos, arrestados y torturados, todos del lado de los manifestantes, quienes – después de 15 largos años de sufrir humillaciones y abusos por parte del régimen – han salido a las calles a pedir democracia, comida, medicinas y hasta papel higiénico, recibiendo plomo a cambio.
La no intervención, por su parte, es un concepto que debe coexistir con la Carta Democrática Interamericana, a ser aplicables, cada cual, en el caso apropiado. La manera como el acuerdo sobre Venezuela utiliza el concepto de la no-intervención hace inoperante, letra muerta, la carta que ustedes están obligados a defender y utilizar, si es que esa organización ha de tener alguna razón de ser. Ustedes actuaron en el caso de Cuba hace muchos años. ¿Intervinieron? Cuando actuaron en el caso de Honduras y de Paraguay. ¿Intervinieron? El régimen de Cuba está actualmente enquistado en Venezuela, lo cual está ampliamente documentado. ¿Es esa una buena intervención? Cuando el canciller Venezolano Nicolás Maduro se reunió con generales Paraguayos para incitarlos a dar un golpe de estado, ¿era esa una buena intervención?
¿Por qué dice el acuerdo que el uso de la Carta Democrática Interamericana en el caso de Venezuela sería equivalente a una intervención?
Esta actitud pasiva, reñida con la ética, de la organización los lleva al total descrédito, con la excepción de Canadá, Panamá y Estados Unidos, los cuales salvaron su dignidad al discrepar del acuerdo. De allí que el siguiente editorial del diario El País, de Madrid, del 10 de marzo de este año, diga lo que está en la mente de todos los latinoamericanos amantes de la justicia y de la democracia cuando piensa en la OEA:
el silencio de los países vecinos resulta ominoso. La crisis venezolana ha ratificado la absoluta inoperancia de la Organización de Estados Americanos (OEA), donde el Gobierno de Caracas se garantiza lealtades a base de petrodólares (cada vez más escasos) e intimidación (ahí está la ruptura de relaciones con Panamá y la suspensión del pago de sus deudas). La pasividad continental contrasta con las encendidas condenas que provocó en su día la destitución de los presidentes de Honduras y Paraguay. Este doble rasero no ayuda a las democracias regionales a apuntalar su credibilidad internacional. Y que Cuba condene la “intromisión extranjera” en Venezuela es ya el colmo de los despropósitos. El régimen castrista, que necesita de Caracas para su propia supervivencia, es quien mueve los hilos y mantiene anclada a una cúpula chavista desbordada“.
Señores: no creo que deban ustedes sentirse orgullosos de ser miembros de esa organización. De la misma manera que nosotros no nos sentimos orgullosos de ustedes.
Gustavo Coronel
Virginia, USA

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