MIGUEL BAHACHILLE M.| EL UNIVERSAL
lunes 17 de marzo de 2014 12:00 AM
La farsa discursiva forjada por un seductor de serpientes que profetizó progreso y restauración de la justicia social confiscada "por la cuarta" está llegando a su fin. El sainete del "milagro del siglo XXI" es una gravosa mueca que lleva 15 años ensombreciendo a las instituciones y dilapidando las arcas de manera brutal. Aunque lo intente con obscena frecuencia, a Maduro se le hace difícil cobijarse con signos patrioteros relucidos por Chávez y seguir mintiendo para justificar una alucinación que devasta a precisamente a "la patria".
Mientras el país se arruina, los burócratas oficialistas que se saben incapaces de formular metas acordes con las necesidades reales de la gente, están muy ocupados fabricando coartadas para explicar sus fracasos. Decía el canciller Jaua en la ONU que las protestas eran parte de un plan fraguado por las clases media y alta para derrocar al gobierno. Mientras declaraba esas sandeces "la fuerza pública" disparaba a mansalva contra los estudiantes. No dijo que el 90% de los homicidios que quedan impunes ocurren precisamente en zonas pobres del país; que las amas de casa de esos sectores al igual que el resto de la sociedad debían soportar largas colas para adquirir 900 gramos de leche en polvo 5 veces por encima del valor regulado.
Las protestas están desnudando los desvaríos de un régimen violento que aupado por cubanos pretende instituir la "cordura lastimera" institucionalizada en Cuba a punta de fusil. El pueblo cubano subsiste forzado por unos ritos de "acomodación forzosa"; no por el sufragio democrático. Fidel liquidó a todo "adversario" para imponer su propia "racionalidad". ¿Intenta Maduro instituir en el país algo similar bajo el vaho inspirador del finado?
Las protestas surgen porque buena parte de Venezuela se niega a perder la esperanza de decidir cómo quiere vivir. Siente que las instituciones formales como los Tribunales, Parlamento y Ejecutivo se burlan de sus legítimas peticiones. Basta oír a los jóvenes que pernoctan en las calles para corroborarlo. La pretensión de obligar a la gente a declinar su civilidad en pro de la barbarie fracasó. Jamás podrá silenciarse al vecino que protesta por la inflación, inseguridad y escasez, para imponer una farsa marxista evidentemente fracasada.
No se trata pues de síntomas aislados. La impostura oficial ante la conflictiva trama del país que intenta disfrazar mediante la ilusión de un bienestar basado en la noción de Patria, está haciendo aguas. Hoy la sociedad exige una orientación honesta y útil. La gente ya "no se come" las fábulas reiteradas durante 15 años. Es notorio también el desprecio del régimen hacia estudiantes, profesionales y técnicos, entre otros. Recurriendo a "la onda cibernética" diríase que el plan oficial está "desconfigurado" respecto al avance del mundo actual.
No es posible sofocar la civilidad recurriendo al vandalismo de motorizados armados al talante de los Comités de Defensa de la Revolución cubana. Fidel (1961) amenazaba con "soltar" por toda la isla más de cien mil comités debidamente equipados para contener a los "inconformes" que entorpecían la obra patriótica en marcha. ¿Algún parecido? El régimen cohabita con otro "Comité de Defensa de la revolución venezolana" configurado por La Fiscal general, los tribunales y, sobre todo, por "La Defensora del Pueblo".
Esta última tuvo la audacia de incursionar en el escabroso tema de la tortura para "aclarar" su contraste con la brutalidad policial. Bien le convendría repasar sesudos tratados que al respecto han sido publicados a nivel mundial sobre "técnicas de torturas para lograr confesiones satisfactorias". Por ejemplo, el martirio aplicado a cautivos de Guantánamo y Abu Grahib nada útil arrojó respecto al derribo de las torres en New York (11-Set-2001) ni de otros actos terroristas. Un torturado declara "cualquier cosa" con tal de librarse del dolor. Sólo la pesquisa científica arroja datos irrefutables. De allí que la tortura es excluida como prueba válida en tribunales de países civilizados. ¿Estará Venezuela incursionando en la incivilidad?
Lo único que debería atañer a la señora Ramírez es velar celosamente para que nuestros estudiantes no sean maltratados por la brutalidad policial y se olvide de peroratas académicas sobre un confuso asunto que no viene al caso. ¡Ocúpese de los derechos humanos!
Mientras el país se arruina, los burócratas oficialistas que se saben incapaces de formular metas acordes con las necesidades reales de la gente, están muy ocupados fabricando coartadas para explicar sus fracasos. Decía el canciller Jaua en la ONU que las protestas eran parte de un plan fraguado por las clases media y alta para derrocar al gobierno. Mientras declaraba esas sandeces "la fuerza pública" disparaba a mansalva contra los estudiantes. No dijo que el 90% de los homicidios que quedan impunes ocurren precisamente en zonas pobres del país; que las amas de casa de esos sectores al igual que el resto de la sociedad debían soportar largas colas para adquirir 900 gramos de leche en polvo 5 veces por encima del valor regulado.
Las protestas están desnudando los desvaríos de un régimen violento que aupado por cubanos pretende instituir la "cordura lastimera" institucionalizada en Cuba a punta de fusil. El pueblo cubano subsiste forzado por unos ritos de "acomodación forzosa"; no por el sufragio democrático. Fidel liquidó a todo "adversario" para imponer su propia "racionalidad". ¿Intenta Maduro instituir en el país algo similar bajo el vaho inspirador del finado?
Las protestas surgen porque buena parte de Venezuela se niega a perder la esperanza de decidir cómo quiere vivir. Siente que las instituciones formales como los Tribunales, Parlamento y Ejecutivo se burlan de sus legítimas peticiones. Basta oír a los jóvenes que pernoctan en las calles para corroborarlo. La pretensión de obligar a la gente a declinar su civilidad en pro de la barbarie fracasó. Jamás podrá silenciarse al vecino que protesta por la inflación, inseguridad y escasez, para imponer una farsa marxista evidentemente fracasada.
No se trata pues de síntomas aislados. La impostura oficial ante la conflictiva trama del país que intenta disfrazar mediante la ilusión de un bienestar basado en la noción de Patria, está haciendo aguas. Hoy la sociedad exige una orientación honesta y útil. La gente ya "no se come" las fábulas reiteradas durante 15 años. Es notorio también el desprecio del régimen hacia estudiantes, profesionales y técnicos, entre otros. Recurriendo a "la onda cibernética" diríase que el plan oficial está "desconfigurado" respecto al avance del mundo actual.
No es posible sofocar la civilidad recurriendo al vandalismo de motorizados armados al talante de los Comités de Defensa de la Revolución cubana. Fidel (1961) amenazaba con "soltar" por toda la isla más de cien mil comités debidamente equipados para contener a los "inconformes" que entorpecían la obra patriótica en marcha. ¿Algún parecido? El régimen cohabita con otro "Comité de Defensa de la revolución venezolana" configurado por La Fiscal general, los tribunales y, sobre todo, por "La Defensora del Pueblo".
Esta última tuvo la audacia de incursionar en el escabroso tema de la tortura para "aclarar" su contraste con la brutalidad policial. Bien le convendría repasar sesudos tratados que al respecto han sido publicados a nivel mundial sobre "técnicas de torturas para lograr confesiones satisfactorias". Por ejemplo, el martirio aplicado a cautivos de Guantánamo y Abu Grahib nada útil arrojó respecto al derribo de las torres en New York (11-Set-2001) ni de otros actos terroristas. Un torturado declara "cualquier cosa" con tal de librarse del dolor. Sólo la pesquisa científica arroja datos irrefutables. De allí que la tortura es excluida como prueba válida en tribunales de países civilizados. ¿Estará Venezuela incursionando en la incivilidad?
Lo único que debería atañer a la señora Ramírez es velar celosamente para que nuestros estudiantes no sean maltratados por la brutalidad policial y se olvide de peroratas académicas sobre un confuso asunto que no viene al caso. ¡Ocúpese de los derechos humanos!
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