CÉSAR TINOCO| EL UNIVERSAL
lunes 17 de marzo de 2014 12:00 AM
Con base en la Teoría de Catástrofes de Rene Thom (1923-2002) y trabajada por Rudolph Rummel, he propuesto que las iniciativas y los esfuerzos del grupo patrocinador de la acción no-violenta deben estar dirigidos a agrandar o ampliar al máximo posible, la brecha entre la disposición a la acción violenta de todos los actores y su muy probable ocurrencia ulterior. Agrandar tal brecha, constituye a mi juicio y a la luz del mencionado modelo, el espacio fundamental de acción de un grupo perfectamente identificado con la no-violencia.
También critiqué que particularmente y desde finales de 2013, no teníamos ni la clara visión ni la aguda inteligencia para materializar la protesta. Dije en alguna oportunidad, que debíamos salirnos de la respuesta reactiva para pasar a la respuesta proactiva y no-convencional, desarrollada allí donde el oficialismo ha sido y es a todas luces débil: en la no-violencia.
Posteriormente y ante la inminencia del conflicto según la Teoría de Catástrofes, sugerí que debíamos prepararnos activamente para el desastre: ya en agosto/2013, era más que evidente la dislocación entre las dos variables fundamentales del modelo: el balance de poderes y la estructura de expectativas: el "coupage" llamado "socialismo del siglo XXI" de Chávez había colapsado.
Pues bien, ya la dislocación se manifestó y si bien hay aspectos muy positivos pues el régimen se ha visto forzado a mostrarse como lo que es, lo cual ha sido recogido en lo internacional, se están perdiendo vidas humanas y las guarimbas -o los unos exigiendo sus derechos a través de la violación del derecho de otros- nos hablan todavía de un nivel alto de improvisación. Ya bien diversos articulistas se han referido a ellas. Solo diré que tenemos que trascender perentoriamente ese modo torpe de hacer las cosas que nos perjudica a todos por igual. Y para poder trascenderlo se requiere el liderazgo de todos, pero fundamental el de los alcaldes.
En los actuales momentos es evidente que nos encontramos ante una respuesta elaborada por parte del régimen: no hay rastros de intención de solucionar el conflicto, sino más bien de impulsarlo y administrarlo. Todo apunta a que el gobierno esta utilizando una técnica sofisticada de evitamiento de la culpa (blame avoidance) en la que huye hacia adelante: reprime el conflicto y lo azuza con infiltrados de todo tipo, con la finalidad de prolongarlo para luego endosarle la culpa a la oposición.
Hay como mínimo cuatro "facts of life": 1) el gobierno controla a los organismos de seguridad, a los colectivos motorizados armados, a la fiscalía y a la defensoría de la fuerza excesiva y de la tortura. Sin embargo, no controla ni la economía ni la delincuencia, que son precisamente dos de las causas de la legítima protesta; 2) las protestas revelan que somos muchos, pero todavía no somos suficientes; 3) los colectivos motorizados armados no pueden desplegar su violencia fuera del ámbito físico de la calle; y 4) la protesta no será efectiva con guarimbas, sin unidad, sin planificación y sin disciplina no-violenta.
Esos cuatro hechos nos plantean un sin fin de áreas a explotar para ejercer la clara visión y la aguda inteligencia para protestar dentro de la Constitución por nuestros derechos frente a un gobierno a todas luces violador de derechos humanos e incapaz e incompetente, sin redundancia.
No comments:
Post a Comment