EN: http://konzapata.com/2015/07/maduro-como-tyson-quiere-morderle-la-oreja-a-la-oposicion/
Por Gloria M. Bastidas @gloriabastidas.
Maduro tiene algo en común con el Mike Tyson que protagonizó la pelea
contra Evander Holyfield aquel 28 de junio de 1997 en Las Vegas. No soy experta en boxeo. Ni siquiera aficionada.
Pero recuerdo el episodio. Imposible olvidarlo. En pleno pugilato, ocurrió una escena gastronómica que dejó a todos
boquiabiertos: Tyson mordisqueó un pedazo de la oreja de su rival hasta sacarle sangre.
La estrella pugilística apartó toda regla. Toda civilización. Todo canon. Respondió desde los bajos instintos. Por
supuesto: ya había perdido los dos primeros rounds e iban por el tercero cuando el hombre de acero decidió patear
la honorabilidad del ring. Ese Tyson transmutado en caníbal era un animal fuera de sí: lo que estaba en juego era el
título mundial de los pesos pesados.
Maduro hace lo mismo que Tyson —aunque carece del gran estilo del boxeador.
Maduro quiere morderle la oreja a la oposición.Y no necesita ir a Las Vegas: quiere hacerlo en un cuadrilátero
llamado Venezuela. ¿Qué ha hecho o dicho el delfín de Chávez para que lo comparemos con Tyson? Pues ha
advertido que si la oposición gana las parlamentarias, él se lanzará a la calle. Exactamente como el gran Tyson: si
me humillas en el ring, apelo a la antropofagia. Te destrozo.
Maduro, cuando se ve en peligro, activa, como Tyson, las palancas de su cerebro primitivo. El de las emociones. El de
las pulsiones. El Estado de Derecho se reduce entonces a cuadrilátero. A oreja perforada. A sangre pugilística. Con
una gran diferencia: Tyson es un gladiador habituado a los golpes. Digamos que, aunque se excedió al decantarse
por el tribal camino de la antropofagia, ese es su lenguaje. Maduro, en cambio, comanda una República.
—Yo no pensaba en el boxeo cuando lo mordí.
Eso confesó Tyson mucho después de la escena de Las Vegas en una entrevista que le hiciera The Guardian y citada
por el diario La tercera. Igual podría decir Maduro ahora mismo, si hiciera el acto de contrición que hizo Tyson.
—Yo no pensaba en la democracia cuando dije lo que dije.
Pero todo indica que, en el caso de Maduro, no habrá arrepentimiento. Sí, tú, rival, que ahora vas con tarjeta única,
te atreves a ganarme, yo te desbarato la oreja en un segundo. Me la como. Cojo calle. Yo, literalmente, mato tu voto
con un acto de fuerza. Hago correr la sangre.
Esa expresión de Maduro refleja su absoluta repugnancia por la alternabilidad republicana. Un asco que no se
circunscribe estrictamente al púgil presidencial sino que está en la naturaleza del proyecto de dominación del
chavismo.
Con jugadas anticipadas, el gobierno nos advierte que el orejazo ya está en marcha.
¿Qué puede hacer la oposición si tiene como contendor a alguien que en lugar de comprometerse a respetar los
resultados electorales (cosa que sería muy fácil dado que tiene todos los poderes bajo su puño, incluido el CNE)
amenaza con un orejazo si es derrotado?
La vía para protegerse de los bajos instintos que dominan a la élite chavista gobernante (porque no es solo Maduro el
caníbal) es exigir garantías electorales.
Eso pasa porque en las parlamentarias del 6D haya observación internacional calificada (OEA y Unión Europea) antes,
durante y después del acto comicial. Eso pasa porque la oposición tenga acceso al Registro Electoral, que, según la
ONG Ciudadanía Activa, no se audita desde 2006.
Eso pasa porque se garantice equidad en la campaña: que se prohíba el ventajismo oficial y el uso de fondos públicos
para financiar al PSUV. Eso pasa porque se abran todas las cajas y se cuenten todos los votos. Eso pasa porque se
respete el principio constitucional de representación proporcional pautado en los artículos 63, 186 y 293 de la
Constitución. La transgresión de este precepto (lo ha recordado Ciudadanía Activa) fue lo que hizo que en las
parlamentarias de 2010, pese a que el PSUV tan solo superó a la MUD por 1 por ciento, el partido rojo obtuviera 97
diputados mientras que la coalición opositora coronara apenas 65.
Las garantías electorales son fundamentales para evitar la antropofagia electoral, que Maduro y sus correligionarios
han comenzado a aplicar incluso antes de que comience la pelea. Antes del 6D. El canibalismo se ha manifestado con
las inhabilitaciones. Con el ventajismo. Con la manipulación del número de diputados a elegir por determinadas
circunscripciones.
Con jugadas anticipadas, el gobierno nos advierte que el orejazo ya está en marcha. Maduro quiere pegar como
Tyson. Pero Tyson no ganó la pelea contra Holyfield. Le suspendieron la licencia y le impusieron una multa. Si el
canibalismo es penado en el ring, con mayor razón debe ser censurado en una República.
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