Marcelino Bisbal analiza la
evolución del control mediático chavista en su libro más reciente,
Autoritarismo comunicacional. Dimensiones del control
ÁLEX
VÁSQUEZ S.
“El poder
de la comunicación debe ponerse al servicio de la revolución”. Se trata de un
objetivo fundamental para el chavismo desde sus inicios. La frase la destaca el
director de los posgrados de Comunicación Social de la UCAB, Marcelino Bisbal,
en su libro más reciente, Autoritarismo comunicacional. Dimensiones del
control, publicado por Libros El Nacional.
El
investigador analiza la evolución del empeño chavista por instaurar la
hegemonía comunicacional en Venezuela como forma de control político y social.
Lo cierto, explica Bisbal, es que el avance para arropar cada vez más a los
medios no disminuyó con la muerte de Hugo Chávez, sino que aumentó: Nicolás
Maduro implementa nuevas estrategias, como la compra de periódicos, la censura
digital y hasta el espionaje.
—Usted
afirma que por la crisis el gobierno requiere con mayor urgencia silenciar las
críticas. En condiciones tan adversas, ¿basta el control mediático?
—Desde
Caracas, teniendo en cuenta la audiencia de radio y televisión gubernamental,
eso no surte ningún efecto. Pero el gobierno ha hecho un gran esfuerzo en otras
regiones del país, a las que solo llegan los medios públicos. Hay sectores en
los que solo ven Venezolana de Televisión; entonces hay un poder de influencia
tremendo, un ocultamiento de la crisis.
—¿Se
puede vender la idea de que no hay escasez?
—En estos
80 días que faltan de campaña, lo que se maneja en ciertos sectores es que
viene una especie de dakazo alimentario. Una intención de tirar la casa por la
ventana en octubre y noviembre. Seleccionarán los espacios en los que pueden y
necesitan influir y entonces se intentará llenar los anaqueles. Eso estará
acompañado por un bombardeo mediático.
—¿Y eso
puede revertir lo que dicen las encuestas?
—Creo
que no, pero mi visión es centralista, desde Caracas. Se dice que la situación
en el interior es peor, así que creo que no lo podrán revertir. Pero tienen que
estar diseñando una estrategia, con énfasis en lo comunicacional. Como dice
Alberto Barrera Tyzka, el gobierno es ineficiente en el manejo de la cosa
pública, pero en el manejo de los medios no improvisa.
—Usted
profundiza en la evolución del control mediático desde Hugo Chávez hasta
Nicolás Maduro. ¿Qué ha cambiado?
—No son
demasiadas diferencias. El gobierno de Maduro parte con una base que hereda del
gobierno de Chávez, una cantidad de medios que recibió y se ha dedicado a
aumentar. Maduro recibe siete medios televisivos que lleva a quince, tres
periódicos que lleva a ocho. Se pierde la cuenta de las emisoras de radio. Pero
sí hay una nueva estrategia: comprar medios impresos importantes. También se
ahoga a los medios críticos como El Nacional y Tal
Cual, con el acorralamiento judicial o las restricciones para la compra de
papel. Conatel asume un rol más activo con la censura a medios digitales y el
espionaje en las redes sociales y el mundo de las comunicaciones.
—¿Maduro
necesita más los medios que Chávez?
—No
diría que requiere más de los medios que Chávez, pero ambos vieron en el ámbito
de los medios una plataforma de poder importante para generar mecanismos de
convencimiento y control político.
—¿Qué
opciones quedan contra la hegemonía?
—Las opciones se van cerrando
cada vez más. Una evidente: la digital, con los límites que tiene, pues no
llega a sectores determinantes. La opción es más política que de otro tipo: es
la opción del voto. Si se logra una mayoría calificada en la Asamblea, se
pueden generar cambios.
Vía El Nacional
Que pasa Margarita
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